El oso se quedó en el techo mirando al chico llorando. Mientras que Adam escribía un par de veces más a su padrino, pero parecía que las respuestas no estaban siendo lo que el niño quería porque no hacía más que llorar y llorar .
Luego de un tiempo, Adam finalmente dejó de llorar y le preguntó al oso en el techo:
—¿Qué tengo que hacer?
—Lo más que evidente…—Respondió el oso con algo de apuro—Ve y consigue la piel del cadáver, envuélvela en la túnica rota y nos vamos de acá corriendo.
Adam se quedó mirando al oso, luego miro la biografía de su padrino, las dos páginas abiertas estaban repletas de una sola frase: '¡Haz lo que sea necesario, pero consigue los librillos!'
El oso parecía impaciente y apuro al niño:
— ¡Ve, hay un cuchillo en la bañera! ¡No te tomes demasiado tiempo!
—Estoy seguro de que no vi ningún cuchillo en la bañera…—Respondió Adam entre llantos.
El oso se quedó pensando en la respuesta del niño unos segundos, pero luego notó que Adam se quedó observándolo y con enojo grito:
—¡Ve al baño y busca mejor! ¡No pierdas el tiempo, mocoso!
Con pasos tambaleantes y llorando, Adam se dirigió hacia el baño. El oso miró desde el techo el estado lamentable del joven héroe y preguntó con sospechas:
—¿En qué piso y hexágono estamos, chico?
Adam miró al oso en el techo sin entender por qué le preguntaba eso y contestó con su voz rota por los llantos.
—Piso inferior 3 , hexágono 8
—¡Dilo bien ,carajo!. ¿Dónde mierda estamos?—Le gritó el oso del techo, parecía más nervioso que antes.
Adam miró que el oso estaba por tirarle la botella en la cara, parecía apurado por la respuesta, por lo que contestó de forma rápida:
—Piso inferior 3 de 5 , hexágono 8 de 18
—Que bueno…—Respondió el oso con una sonrisa en el rostro y de forma muy tranquila, luego apuntó con su brazo chiquito y peludo al baño— ¡Ve y completa tu tarea!
Bastante aturdido, Adam entró al baño. Acto seguido, unos ruidos raros se escucharon y luego de un tiempo volvió por la túnica y se dirigió al baño de nuevo.
El oso seguía en el techo, moviéndose junto al chico y mirando todo el proceso. Los ojos cada vez más vacíos del joven comenzaron a molestar al oso, por lo que volvió a preguntarle:
—¿En qué piso y hexágono estamos, chico?
Adam miró al oso, no sabía por qué le preguntaba esto cada tanto, pero ya respondía de memoria:
—Piso inferior 3 de 5 , hexágono 8 de 18
—Que bueno…—Respondió el oso con una sonrisa forzada, no parecía muy tranquilo—Pon la piel en la túnica y nos vamos.
Adam obedeció: ya estaba tan deprimido por el trabajo inhumano que su cerebro obedecía las órdenes del oso de manera automática. El joven héroe se dirigió hacia la puerta y esperó a que el oso la abriera.
El oso salió por la puerta y volvió a entrar, pero Adam no escuchó el ruido de abrir la puerta. En su lugar, el oso apareció por debajo de la puerta y le dijo:
—Siempre voy adelante cuando estés afuera, no levantes la cabeza y solo me miras a mí ¡No podemos dejar que los demás te encuentren con lo que tienes escondido en la túnica!
Adam asintió y luego de unos segundos escuchó el *Click* de la puerta, al salir se encontró con los mismos pasillos iluminados con la hermosa luz verde de siempre. Adam notó que el oso no se dirigía por el mismo pasillo que por el que habían venido, por lo que comentó:
—El camino corto no está de ese lado. Deberíamos ir por la izquierda, así llegaríamos a la puerta del hexágono más rápido.
—Tienes razón…—Comentó el oso, pero de todas formas siguió avanzando por la derecha.
Aturdido por la decisión del oso, Adam decidió seguirlo antes de perderlo de vista entre la multitud de personas. En el camino, Adam cubrió la túnica manchada de la mejor manera posible, por suerte los bibliotecarios de este piso no estaban muy cuerdos y no le prestaron mucha atención.
Con cautela de no ser descubierto, Adam caminó por los pasillos hasta acercarse a la puerta del hexágono 8, pero en la puerta se detuvo unos segundos porque el oso no avanzaba y en su lugar se quedó mirando a una de las esquinas del pasillo.