—¿De todas formas como conseguiste el libro?—preguntó el viejo sin ojos con sospecha— Puedo ver que tus túnicas están llenas de sangre, pero sigues siendo un héroe…
—De eso quería hablarte…—Respondió Adam, siguiendo las instrucciones de su padrino, el niño exagero la historia para hacerla sonar como si fuera un auténtico héroe que venía de derrotar a un dragón y no un pobre niño que se meó en una habitación mientras era raptado por una estantería.
El viejo sin ojos escuchó atentamente, en especial la parte de los libros mágicos, en esa parte detuvo a Adam y comentó:
—Primero que nada, el viejo de la otra estantería no te dio un libro mágico, las estanterías no pueden tomar los libros mágicos de los bibliotecarios o de las criaturas de manera tan sencilla, en general hay condiciones bastante complicadas de cumplir, por ejemplo vivir en mi cueva mágica. Aunque también se puede negociar, pero este no es el caso, ya que mató a la criatura…
—¿Esta cueva es mágica?— Interrumpió Adam, vivió en esta cueva por mucho tiempo y nunca le pareció muy especial.
—Hay comida infinita, esa agua cura las heridas y lava ropa— Respondió el viejo con enojo, no le agradaba que el niño lo interrumpiera—¡Por lo cual es mágica, mocoso! Pero como te estaba contando: lo importante es que no le debes un libro mágico a nadie. El libro era del Actorino. ¡Murió y ahora es tuyo, hasta que lo utilices y desaparezca!
—¿La estantería no podía guardarlo? ¿Qué pasa si lo hace?— Pregunto Adam mirando su libro negro.
—No pasa nada, pero solo tiene un uso, es relativamente inútil o de poco valor—Respondió el viejo sin ojos con mucha molestia— Y como es inútil, no sirve para tratar de obtener mis contactos: ¡La otra estantería solo buscaba engañarme!
—Pero ahora tienes uno que si dura para siempre…— dijo Adam, recordando los efectos de esta cueva.
—Que inocente que eres, muchacho…—Respondió el viejo sin ojos con mucho desprecio—Él no sabe que tengo esta cueva. ¡Por lo tanto, ese libro mágico no existe! Negociaremos otro libro mágico más, pero es mejor que me ayudes a encontrar unos librillos en el piso de abajo si no de verdad podrían matarte.
—¿Pero no conocías a unos ositos?—preguntó Adam con mucha duda, no le gustaba la idea de explorar el piso lleno de lunáticos y desterrados.
—¡¡Estás loco, mocoso!!—Gritó el viejo sin ojos, casi dejando sordo a Adam— ¡Los ositos me ayudaron a ser quien soy ahora, valen más que tu vida y la de todos los esclavos de los pisos de madera! ¡¡Buscarás otros librillos que yo no conozca y que parezcan fiables, o morirás en el intento!!
Adam asintió con miedo; nunca vio al viejo tan molesto, sacó a su padrino y le preguntó acerca del plan .
Su padrino contestó: 'Hay, Adam, tu inocencia no deja de decepcionarme… ¿Tú que obtienes por ayudar en este intercambio?... ¿Acaso piensas que tu vida vale más que un libro mágico para el viejo sin ojos o unos librillos para la otra estantería?… Cuando obtengas los librillos negociaremos un buen rato con el viejo sin ojos, para que obtengas algo a cambio, en caso contrario no obtendrá nada ninguna de las dos estanterías'
Adam le confirmó a su padrino que entendía lo escrito por él y su padrino continuó escribiendo: 'No se lo menciones al viejo sin ojos hasta que obtengas los librillos. Por último, no le vuelvas a preguntar acerca de los osos; a ninguna estantería le gusta hablar sobre sus librillos de confianza'
La conversación duró un poco más y Adam notó que su padrino estaba bastante emocionado con que encuentre un rol en la guerra y sobre todo con que haya encontrado otro libro mágico, por lo que Adam pensó que debía ser bastante bueno.
Tras terminar de debatir con su padrino, Adam preguntó:
—¿Cómo encuentro librillos libres y sin estanterías que los usen?
—No será nada fácil, ya que los librillos de los pisos inferiores son muy viejos…—Dijo el viejo sin ojos con cautela—Todos los librillos de los pisos inferiores tienen estanterías de confianza, por lo que la clave será encontrar librillos hastiados de comer polvo. En general, los librillos de los pisos inferiores están aburridos de no hacer nada. No obstante, será complicado convencerlos…
—¿Cómo los persuado de ayudarme?, no tengo nada que ofrecer…— Preguntó Adam, no le gustaba la idea de tener que pasear por esos pasillos llenos de lunáticos buscando algo tan chico por tanto tiempo—¿Tengo que ponerme a juntar polvo como un loco?
—No, claro que no. Te recuerdo que tú solo eres un intermediario— Respondió el viejo sin ojos—Solo tráeme las ofertas. Yo tomo la decisión final. Créeme, los librillos buenos son muy codiciosos y caros. Pero si la estantería de madera blanca tiene con qué pagarlo, no va a ser tan complicado persuadirlos.