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167) La Piedra Filosofal(Parte 2)

"Bien, creo que ya tengo todo lo necesario", me dije a mí mismo mientras revisaba mi inventario. Lo había cargado con un montón de cosas que podrían resultar útiles, desde pociones efectivas hasta algunas de las fallidas de Neville que usaría como armas. Fue bastante sencillo obtenerlas cuando Slytherin tiene clases con Gryffindor y Neville falla tan fácilmente debido a la presión de Snape.

Suspiré para mis adentros al darme cuenta de que se acercaba la hora de concluir este año. Aunque no sería lo más peligroso ni difícil que había hecho, puse toda mi atención en ello. A diferencia de los exámenes, esto sí me importaba y estaba algo nervioso. Creía que podría hacerlo casi sin problemas, pero la duda de que algo pudiera fallar siempre está presente, lo que me hace ser más precavido.

Casi todo estaba listo; faltaba algo de tiempo para la cena, pero ya tenía preparados los clones que necesitaría y los distribuí en sus posiciones.

...

La cena transcurrió sin problemas, aunque noté el nerviosismo en el trío de leones, quienes parecían molestos al verme tan relajado. Los ignoré, y segui acompañando a las chicas con varios clones en las distintas mesas. Terminé simbólicamente mi comida, sabiendo que más tarde me saciaría con la comida que yo mismo cociné para obtener sus efectos. Después, me levanté y me fui, esperando...

El tiempo pasó más rápido de lo esperado, y ahora me encontraba fuera de la sala común de Gryffindor. Esperé un rato hasta que el retrato de la dama gorda se movió y percibí cómo tres seres salían, seguramente cubiertos por la capa de invisibilidad falsa de Harry. En la campaña de los merodeadores, me acostumbré al sentido de [Sentir la vida] de forma inconsciente para protegerme de los ataques de los mortífagos, por lo que me resultaba bastante fácil ubicarlos a diferencia de cuando recien recibí esta habilidad.

"Aquí estoy", susurré cerca de ellos para que me reconocieran.

Luego de asegurarnos de que estábamos ocultos de la mirada de la dama gorda, el trío se quitó la capa mientras yo retiraba mi invisibilidad. Ahora éramos visibles, y pude ver la expresión nerviosa de los tres niños ante la misión.

"¿Todo bien?" Pregunté observandolos, aunque Hermione desvió sus ojos hacia un lado para evitar cruzar miradas.

"Sí, solo un pequeño problema", respondió Ron.

"¿Los descubrieron?"(Red)

"No, bueno, sí, Neville... pero nos encargamos de él. Hermione se ocupó de él", explicó Harry no muy claramente.

"¡¿Lo mataron?!" Fingí sorpresa, exaltando a los niños.

"¡NO!" Respondió Hermione, queriendo dejar claro que no mató a Neville. Al mirarme a los ojos, notó mi sonrisa burlona y se enojó al darse cuenta de que estaba bromeando.

La pequeña broma sirvió para calmarlos un poco y continuar con nuestro viaje. Los niños con su capa y yo con mi invisibilidad. Le ofrecí a Hermione que se pegara a mí para compartir mi invisibilidad, pero no quiso acercarse y prefirió ir bajo la capa. Si no fuera por ella, vería el sonrojo en su rostro. Es increíble lo cercanos que éramos, y ahora que habíamos dejado claro nuestra 'futura' relación, esto que antes era tan comun se volvía algo vergonzoso.

Ignorando eso, seguimos nuestro camino al tercer piso sin muchos inconvenientes gracias a mis habilidades presentes. Tanto la señora Norris como Peeves salieron huyendo aterrados, lo cual nunca dejaba de sorprender a mis compañeros, quienes en cierto punto envidiaban lo facil que me era liberarme de Filch y el insufrible Peeves.

Llegamos al tercer piso y vimos que la puerta donde debería estar Fluffy ya estaba entreabierta, indicándonos que alguien ya había entrado.

"Bueno, ya lo ven, Snape ya fue con Fluffy", dijo Harry con una calma fría, sabiendo que ya no podían evitar que Snape llegara primero. "No podemos evitar a Snape, si alguno quiere regresar, no se los reprocharé. Pueden llevarse la capa, no la necesitaré".

Me sorprendió la actitud de Harry ante tal situación y la determinación que expresaba, entendiendo un poco por qué era el héroe de este mundo... hasta que escuché lo que dijo sobre dejar la capa. Es un imbécil, es una herramienta excelente para lo que iba a hacer, ¡¿y no piensa siquiera en usarla?! Perdió parte de la admiración que se había ganado. Se nota por qué es Gryffindor y no Ravenclaw o Slytherin; tiene el valor pero le falta el ingenio.

"No seas estúpido", respondió Ron con valentía también. Creo que llegar hasta aquí lo hizo envalentonarse lo suficiente como para querer seguir, a pesar de que 'Snape' los esperaría al otro lado.

"Vamos contigo", también Hermione lo apoyó, mostrando coraje.

"Si quiero a la princesa, tendré que matar al dragón", respondí yo, lanzándole algunas miradas a Hermione, que parecieron incomodarla lo suficiente como para que cubriera su rostro con su cabello. Los niños también me miraban con expresiones extrañas respecto a mis motivos para hacer esto, pero afortunadamente no dijeron nada al respecto.

"Vamos, entonces", dijo Harry extendiendo su mano para abrir la puerta y pasar.

"Espera", dije, llamando la atención de todos.

Me giré hacia Hermione, que pareció sobresaltada por mi movimiento repentino debido a la incomodidad que había surgido entre nosotros. Sin darle tiempo para reaccionar, me acerqué rápidamente a ella, mis brazos rodearon su cuerpo, y mi rostro se acercó al suyo para dar inicio a un profundo beso.

Hermione se sobresaltó, pero el mismo momento de desconcentración que tuvo por mi acción fue lo necesario para que mi lengua entrara en su boca con salvajismo. La pobre no sabía cómo reaccionar al sentir cómo una lengua agresiva profanaba todo el interior de su boca, causándole cosquilleo y mareo. Apenas podía concentrarse en lo que le ocurría a su cuerpo, pero aún así puso cierta resistencia involuntaria.

Seguimos así por unos cuantos segundos hasta que sentí que Hermione se desmayaría por la falta de aire. Cuando la solté, cayó sentada en el suelo, roja, hiperventilándose y con leve sudor en su frente. Miraba perdida hacia adelante hasta que pudo enfocar y mirarme con una mezcla de miedo y vergüenza.

"¡¿QUÉ FUE ESO?!" Gritó sobresaltada sin importarle que estábamos en una misión encubierta, preocupando tanto a Harry como a Ron.

Hermione sentía que se le saldría el corazón mientras me miraba con ojos casi lagrimosos. Aún sentía mi lengua en su boca, además de sentirse mareada. Se sentía ligera y pesada, con un cosquilleo en su cerebro.

"Quería besar a mi novia... cobrar algo del trato", respondí extendiendo mi mano para ayudarla a levantarse.

"¡Se suponía que primero ibas a ayudarnos!" Se quejó con cierta furia y resentimiento, sintiendo que había violado su confianza al aprovecharme de ella. Además, su estado mental aún no se había recuperado y su respiración seguía siendo difícil.

"Hermione... quería besarte", dije, y estuvo a punto de gritarme de nuevo, pero extendí mi mano para indicarle que se callara. "Quería hacerlo ahora, cobrar algo del trato por si luego no pudiera. Sabes que podríamos entrar ahí y morir... y así yo no podría obtener lo que quería", dije mirándola fijamente a los ojos. "Quería besarte para no tener arrepentimientos. Si morimos allá, al menos pude besar a la niña más bonita de todas. Sería injusto si muero y no puedes ser mi novia, así que quería asegurarme de tener algo para recordar".

"... ¡No vamos a...!" Su voz seguia fuerte pero más apagada, mi mirada y tono la intimidaron. Seguía molesta, pero no quería darme la razón, no quería creer que podríamos morir, volviendo a temer. Mis palabras recordando la muerte incluso hicieron que los leones que se habían envalentonado dudaran una vez más.

"Ya no perdamos tiempo", dije sosteniendo a Hermione, aunque no quisiera, y levantándola de un tirón, para luego seguir adelante y no darles oportunidad de decir nada.

Los tres niños no sabían qué más hacer. Lo sucedido ya había sucedido y ahora debían continuar a pesar del miedo en sus corazones. Hermione era la única que tenía derecho a quejarse, pero no lo hizo. Estaba molesta pero decidió ignorarlo, pensando que quizás sí podría ser cierto y ese beso... su primer beso... sería el último si algo llegara a pasarnos. Al menos fue con alguien que le gustaba un poco, pensó, pero negó rápidamente esa idea, concentrándose en la misión.

Los cuatro ingresamos a la habitación y vimos a Fluffy dormitando con un arpa que se tocaba sola. Los niños dedujeron la situación y Harry sacó una flauta para seguir tocando música mientras buscaban una forma de pasar por la trampilla.

Comencé a escuchar la flauta de Harry, y quizás por mi [oído de bardo], me causó irritación. Así que saqué lo que tenía preparado para esta situación, mi guitarra, que apareció en mis manos. Mis dedos empezaron a tocar las cuerdas al mismo tiempo que abría mi boca para dejar salir mi voz y aprovechar mis habilidades, que en un momento me causaron problemas, cantando melódicamente.

Los niños me miraron con asombro. No era un secreto mis habilidades artísticas; incluso Hermione tuvo que asistir a mis clases de baile, pero ahora era mucho más claro a qué nivel estaba. Los niños no entendían cómo mi voz, aunque usualmente agradable, podía cambiar tanto para sonar en perfecta armonía con el sonido de la guitarra.

"¡Red, eres asombroso!", dijo Harry con asombro, seguido de un asentimiento por parte de Ron.

"...hmmm..." Hermione solo soltó un débil sonido, un poco sonrojada, pues la letra que estaba cantando era romántica, y la palabra 'beso' se repitió varias veces. En realidad, estaba improvisando, pero con mi habilidad, aun así, sonaba bien.

Fluffy no tenía ni la más mínima posibilidad de despertar. Mi habilidad llegaba al punto de ser considerada mágica. Los niños se habían perdido por un momento, pero pronto se recompusieron, y Harry fue el primero en avanzar para abrir el camino a la trampilla, levantándola y viendo un vacío negro debajo.

Los niños miraron el vacío y sabían que solo podían saltar para llegar abajo. Harry iba a ser el primero; él se sentía responsable de esto, por lo que no dejaría que sus amigos probaran el peligro primero. Pero cuando estaba por decir unas palabras, lo interrumpí.

"Solo salten de una vez, me estoy cansando de cantar". Mi tono melódico siguió con la canción, pero fue algo gracioso para ellos porque, sin darme cuenta, había empezado a mover mi cuerpo al ritmo de la música, bailando, lo que casi hizo que se rieran.

Al darme cuenta, usé mi pie para empujar a Harry al pozo, para luego empujar a Ron también, que, sorprendido de que empujara a Harry, no logró defenderse. Luego miré a Hermione, y ella se asustó, pero al ver que simplemente guardaba mi guitarra en mi inventario y extendía mis manos para abrazarla, saltó por su cuenta. Al verla, solo negué con la cabeza y salté, tratando de no caer sobre nadie.

"Qué suerte que esta planta es blanda y amortiguó nuestra caída". (Ron)

"Sí, aunque está algo fría y húmeda", continuó comentando Hermione.

Acabamos sobre el lazo del diablo, lo cual sí era bastante suave para la caída, pero Hermione y los demás rápidamente se dieron cuenta del problema. Al principio, pensaron que cayeron sobre una simple planta, pero esta había empezado a envolver sus piernas como una serpiente.

"¡Ah! ¡Es el lazo del diablo!", exclamó Hermione, que ya estaba siendo sujetada. "¡Está entre mis piernas!".

"¡AHH!" gritó también Ron, quizás en un tono más afeminado que Hermione, al sentir que el lazo ya estaba más arriba de su cintura y seguía atándolo como a Harry.

"¡NADIE PUEDE PONER SUS TENTÁCULOS VISCOSOS ENTRE LAS PIERNAS DE HERMIONE ADEMÁS DE MÍ... O EN TODO SU CUERPO!" grité con un enojo verdadero mientras sacaba de mi inventario una antorcha ardiente que había preparado previamente, asustando a la planta y liberándonos a todos. Había preparado muchas cosas antes de venir en realidad, algo para cada situación.

Los cuatro caímos al suelo, libres de la planta, algunos suspirando de alivio, mientras que Hermione me dio una mirada que pude entender.

"Eres mía, Hermione, y solo mis tentáculos están permitidos ¿Entendiste?" le dije, pero ella solo se enojó y me golpeó, aunque aún se la veía feliz de que la liberaran. Había empezado a tomar conciencia de mis palabras y notando que esto se volvía cada vez mas peligroso, primero con el cerbero y ahora con esta planta estranguladora. Aún sentía el dolor de que sus piernas fueran apretadas.

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