Desde hace años he creado paredes a mí alrededor, es debido a los engaños de mi madre, siempre me aparto cuando alguien está demasiado cerca pero eso no lo puedo hacer con la abuela, tampoco con Ángela y empiezo a sospechar que no podré hacerlo con Paula, eso asusta.
Empiezo a sospechar que estar cerca de Paula hará cambios en mi vida y quizá la de ella también, se que habrán cambios, ya han empezado, dejamos de practicar mi método de conquista pero seguimos demasiado cerca, hemos dejado de hablar de Ángela y ahora nos pegamos. Esto hizo que Paco y Ángela se acercaran, tanto así que para cuando me di cuenta, eran novios.
Tengo el corazón roto y Paula lo sabe, pero nadie puede consolarme.
Sabía que era unilateral pero llega a doler, duele más el saber que soy la única que le duele y quema saber que soy yo la que tiene que fingir que soy feliz porque ellos están juntos. Paula no habla del tema pero me pregunta acerca de cómo me siento y eso duele, soy la única aquí sufriendo y eso es agotador.
A la salida del colegio, Paco y Ángela se van juntos tomados de la mano, mientras Paula y yo nos vamos por nuestro camino, me siento mal de solo verlos juntos.
— ¿Quieres gritar?— pregunta Paula de repente— Ayuda cuando tienes el corazón roto.
— No tengo el corazón roto—
— No me puedes engañar a mi— susurra Paula y por algún motivo que desconozco, me enfado.
— Te crees que porque sabes algunas cosas ya me conoces— le digo de forma brutal, ella me mira y se va, se ve realmente furiosa.
Mientras voy a mi casa, ahora sí sola, me pongo a pensar en lo idiota que fui con Paula y la culpa me invade, ella solo quería ayudarme y yo la aparte, puse una pared entre nosotras y ahora me siento terrible. En toda la tarde me encierro en mi habitación y a la hora de la comida, ya estoy dormida.
Al día siguiente intenté hablar con Paula pero ella me ignora totalmente, incluso en la clase de literatura y tenemos que leer mi poemas, pero ella ignora mi existencia. Paula realmente se esmera en ignorarme, pero yo no sé lo dejaré tan fácil.
Con rapidez, la sigo cuando salimos del colegio pero ella aún me ignora, empieza a ser divertido esto.
— Paula— la llamo pero ella me ignora— Perdón— me sigue ignorando— Eres una perra cruel— le gritó y ella me saca el dedo medio, aún ignorándome y dándome la espalda— Sabes que lo que dije no fue intencional.
Le sigo gritando cosas, incluso las personas nos miran raro pero no me interesa; así seguimos hasta llegar a su casa y me sorprendo al ver que me deja entrar, me lleva a su habitación y luego me pega un manotazo.
— Me vuelves a tratar así— me amenaza— Y te rompo la cara.
— ¿Por qué tanta violencia?— le preguntó.
— Te odio— me dice ella.
Se que no me odia, porque yo a ella no la odió; solo fue uno de los muchos problemas que tendríamos en un tiempo más adelante, no estaba preparada para todo aquello.