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Capítulo 5: El precio del futuro

Las luces de la caravana, poco a poco alumbraron el valle, varios carros con un poco mas de veinte guardias, armados.

Los guardias bebian mientras continuaban su marcha habitual, con la presencia de unos invitados especiales, no tenian nada que temer, por lo que muchos se distraian en la bebida y las conversaciones.

Ninguno de los guardias siquiera vigilaba el extremo delantero del pequeño convoy, por lo que ninguno se dio cuenta del maltrecho hilo.

Fue solo un segundo, uno nada mas, entre que el primer caballo tricornio piso dicho hilo y el infierno del caos posterior.

Con repiqueteo de las campanillas de madera, seis arboles cayeron uno tras otro, uno aplasto al caballo y cerro el camino de salida, otro en la parte de atras, impactando en un desprevenido guardia. Los otros cuatro golpearon algun carro o quedo en medio.

Aprovechando el caos, un grito juvenil llego desde la maleza.

- ¡Ahora! - Alzando su voz, intentando inspirar he inspirarse valor, mas de una docena de pequeñas sobras salieron de agujeros en el suelo, en los costados del camino, entre el amparo de los arboles.

Los virotes comenzaron a llover, la mayoria fallando terriblemente, pero algunos impactando en los sorprendidos guardias.

Los guardias tampoco tardaron mucho en pasar de la sorpresa al accion.

- ¡ Emboscada !, Todo el mundo en formacion, buscad el lugar de donde salga el virote y matadlos, proteged la mercancia - Los guardias dieron un fuerte grito, sofocando al de los pequeños, asustando a mas de uno.

En la distancia, los jovenes tenian la ventaja, pero cada vez que un guardia encontraba un pozo, un grito de terror que terminaba en un quejido ahogado, siempre llegaba.

El primer pequeño murio, cuando el guardia saco la lanza, pudo ver el diminuto cuerpo, dandole un golpe.

- Señor, son niños, repito, ¡ Son niños ! - Los guardias se sorprendieron, aunque los gritos eran infantes, incluso mujeres, no esperaban que todos fuesen simples crios.

La voz del lider de los guardia, no flaqueo.

- Como si es tu esposa, nos estan disparando, solo matadlos - A su orden, algunos guardias se disculpaban en voz baja, pero no dudaron en matarlos.

Al poco, la ventaja fue llevada a los niños, que tenian la ventaja del numero y la distancia, chasqueo con la lengua, golpeo la puerta de uno de los carros.

En ese momento fue cuando Balios llego a la escena, lento, mirando el caos y el olor a sangre, con ojos llorosos, pero paso firme.

De la puerta un hombre alto, de túnica roja y pelo rizado, muy bien peinado, bajo.

El hombre negó con la cabeza y miro al guardia.

- Sois una panda de inútiles - Tras estas palabras, las manos del hombre se tiñeron de rojo brillante, segundos después, largas lenguas de llamas se lanzaron al bosque.

El infierno, gritos de los pequeños que ardian sin poder hacer nada, el dolor y terror, fue tal que ningun virote fue lanzado tras esta escena.

El miedo se clavo en el corazon de todos los huérfanos.

El hombre sonrio, mientras sus manos volvian a brillar, no tenia intencion de negociar.

El corazon de los mas adultos se congelo, salir de sus agujeros tardaria un segundo, no tendrian tiempo para huir, mucho menos de llevarse a los mas pequeños del grupo.

Balios, tiro el baston, mientras intentaba corre hacia el hombre, mientras que Luos tiro la ballesta, sin dudarlo agarro el arco y puso una de las flechas negras.

Sin ningun sonido, la flecha fue soltada, la unica marca fue una bruma negra que seguia el camino.

La flecha fue extremadamente rapida, mas de lo que una deberia ser, fue tan rapida que el hombre no se dio cuenta hasta tarde, se clavo cerca de los riñones, fue un mal disparo, Luos no logro acertar en ninguna parte vital, simplemente una lesion de carne.

El hombre detuvo su ataque y miro al arquero, el dolor y la rabia se plasmaron en su rostro, como una furiosa bestia, grito mientras una bola de llamas se materializo en su mano.

Luos intento cargar otra flecha, pero una presion extraña de ese hombre, paro su cerebro por medio segundo.

No podia disparar, no tenia tiempo para huir, solo podia ver la muerte, una caricia, una sonrisa, un beso y un futuro, todo fue lo que contemplo en esa milesima mientras la bola estaba siendo despedida de la mano del cultivador.

Pero fue una sombra, la que se interpuso entre la muerte y el.

Con un grito ahogado y un silencio sepulcral.

- ¡ Lea ! -

El tercero, puede que incluso un cuerto.

Espero lo disfruteis.

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