Sin embargo, a Álvaro no le importaba lo que estaba pensando Josué. Creía que lo mas importante era Eduardo, incluso la revelación de información clave de la compañía tampoco era tan relevante.
-Señor, ¿Qué tenemos que hacer con la revelación de las claves? -pregunto el asistente.
Josué finalmente pudo recuperar la consciencia, pero ahora estaba un poco vacilante. Antes había decidido resolver este problema con ayuda de la policía. Sin embargo, parecía que seria imposible. Para los demás, la situación era tan compleja que no eran capaces de entender.
Álvaro bajo la cabeza, reflexiono un rato y dijo:
-Ahora necesitamos patentar nuestras tecnologías nucleares para que los que nos han robado no puedan usarlas. No importa cuanto dinero gastemos porque el problema es el tiempo. Toma el equipamiento y los documentos para solicitar la patente. Olvida la información irrecuperable. Todavía somos una gran compañía. Si realmente fue Eduardo quien causo este problema, tampoco lo regañare porque ha sido una práctica especial.
Al escuchar el tono indiferente de su jefe, Josué se puso ansioso. Si Eduardo es hijo de Álvaro, según la actitud mimada que tiene el Señor con este chico, seria posible que la familia Ayala decayera. Por supuesto, Josué no se atrevió a preguntarlo, se retiró rápidamente para hacer lo que Álvaro le había ordenado.
Después de que Josué se fue, Álvaro se puso extremadamente ansioso. Deseaba saber qué relación tenía con Eduardo. Entro en el dormitorio de nuevo, miro el informe medico de la prueba de Samara y se quedó muy feliz.
Sin embargo, Samara no sabia lo que este hombre estaba pensando. Sentada en la cama del hospital, estaba comiendo felizmente con Eduardo y Mayra.
-Mama, se dice que la comida es terapéutica, por lo que pedí especialmente a Mayra que comprara huesos de muslo. Comételos. -dijo el chico.
Eduardo los cogió, los puso en el tazón de Samara y la miro cordialmente. La mujer le toco la cabeza y respondió felizmente:
-Que cordial es mi hijo.
-También soy un chico muy sensato. -él estaba muy feliz.
-Si lo eres, y Laura también lo es.
Estas palabras hicieron que Eduardo se sintiera deprimido. Así que le pregunto a su madre:
-Mama, echo de menos a Laura. ¿puedo hacer una videollamada con ella? -en este momento, aunque había una diferencia horaria con Estados Unidos, no era muy tarde. Al ver la expresión de su hijo, Samara se sintió un poco preocupada. Eduardo llevaba toda su vida cuidando a Laura. La razón por la que vino a esta ciudad fue porque estaba preocupado por su madre. De hecho, echaba mucho de menos a Laura.
-Claro, pero no podemos hablar mucho tiempo, ¿de acuerdo? -dijo la mujer.
-Vale. -Eduardo felizmente cogió el teléfono y envió directamente un mensaje a Laura. Después de un rato, la bella cara de Laura apareció en la pantalla-
- ¡Eduardo! -grito. La voz de Laura era muy nítida y encantadora, haciendo que Eduardo sonriera.
- ¿Te has tomado la medicación siguiendo las instrucciones del medico hoy? -pregunto Eduardo.
-Por supuesto, soy obediente Eduardo, ¿Cuándo vas a volver? ¿Cómo es Ciudad H? ¿has salido con mama? No te olvides de enviarme fotos después -contesto la chica. Aunque Laura estaba enferma, no se había deprimido y siempre sonreía.
Eduardo sonrió y dijo:
-Hemos llegado hace poco y acabo de salir de la guardería. No he tenido tiempo de pasear. iré al zoo y al jardín botánico. Te enviare fotos, ¿de acuerdo?
- ¡Bien! ¡Eduardo eres el mejor! -dijo ella, pero se podía notar la decepción en su voz. -Seria genial si pudiera ir. He oído decir que la Ciudad H es muy bonita. Desafortunadamente, ni siquiera he podido viajar en Estados Unidos. ¿Crees que podre recuperarme?
Al escuchar estas palabras, Eduardo frunció el ceño y susurro:
-Claro, confía en mí. Cuando te recuperes, te llevare a donde quieras ir, ¿de acuerdo?
-Bien. ¡No lo olvides! ¡Es nuestro compromiso! -dijo Laura. La chica extendió el dedo meñique, queriendo tocar la mano de Eduardo a través de la pantalla. El niño también levanto el dedo, pero con los ojos llenos de lágrimas, mientras intentaba controlarse.
Al verlo, Samara se sintió triste mientras comía.
-Laura, volveremos después de finalizar el trabajo. Si nos hechas de menos puedes llamarnos. Compórtate bien con tu padrino, ¿vale? -dijo la mujer.
-Si mama… ¿tú también estas en el hospital? ¿Por qué he visto una botella de infusión? -pregunto Laura. Laura estaba muy atenta, frunció el ceño y se veía preocupada.
Samara sonrió y dijo:
-No te preocupes. Solo tengo un resfriado. Todavía no estoy acostumbrada a vivir en ese lugar. Me recuperare pronto.
-Entonces deberías medicarte a tiempo y seguir las instrucciones del médico. Aunque las inyecciones duelen un poco, harán que te recuperes rápido. -dijo la niña. Laura hablo en un tono que usaban los adultos, habiendo que Eduardo y Samara se pusieran tristes otra vez.
-No te preocupes. Estoy cuidando de mama. No dejare que nadie haga daño a mama -dijo el niño.
-Si, te creo. ¡eres el mejor! -contesto Laura.
La adoración de su hermana hizo que Eduardo se sintiera muy satisfecho.
-Laura se esta haciendo tarde. Acuéstate. Ahora vamos a comer. -dijo el.
-Vale Eduardo. Adiós mama. -respondió Laura.
Después que la niña colgó, Samara no pudo contener las lágrimas, se cubría la boca y empezó a llorar. Mayra le dio unas palmaditas en la espalda y la consoló diciendo:
-No te preocupes, Laura es tan bonita que dios la bendecirá. Se recuperará.
-Tengo toda la culpa. No cumplí mi responsabilidad. Si hubiera sido capaz de protegerla bien, no se habría quedado en el hospital al nacer. Se que Laura envidia a otros niños porque ni siquiera ha salido por la puerta del hospital. -dijo Samara.
-Samara, ese maldito hombre es el culpable y esto no tiene nada que ver contigo. Has hecho todo lo posible. Quizás no deberías haberte enamorado de él, ahora eres madre y necesitas ser fuerte por el bien de tus hijos. -dijo Mayra.
La mujer asintió al escuchar esto.
Aunque Eduardo no sabia de que estaban hablando su madre y Mayra, llevaba una mirada solemne. No tenia la inocencia que solían mostrar otros niños. Al terminar la comida, Mayra se fue con Eduardo. La cuidadora contratada por Álvaro entro para cuidar de Samara. La mujer se sintió agotada mentalmente, por lo que se cubrió con la manta y se durmió rápidamente.
Al día siguiente, el resultado de la prueba de paternidad que había hecho el doctor Luis salió, así que Álvaro fue rápidamente.
-Doctor Luis, ¿Dónde esta el informe? -pregunto él.
El director nunca había pensado en que este hombre vendría en persona, por lo que estaba un poco nervioso.
-Señor, acabo de terminarlos. Iba a llamar para que alguien te lo entregara. ¿Por qué ha venido personalmente? -dijo el médico.
-No hacia falta. Dame el informe por favor. -contesto. Álvaro miraba ansiosamente a Luis.
El medico se lo entrego. Álvaro estaba tan emocionado que ni siquiera sabía cómo abrirlo. Sin embargo, tenia muchas ganas de saber el resultado.
- ¿Señor Álvaro? -dijo el director Luis al ver que el hombre se había quedado parado y aturdido.
Solo entonces Álvaro recupero la consciencia.
-Vale, me voy ahora. -respondió, se dio la vuelta con el informe en la mano, mientras sudaba.
Álvaro volvió al coche, miro el documento y rápidamente encendió un cigarrillo. En este momento necesitaba tranquilizarse. Con el humo, no se podía ver su expresión claramente. Después de terminar el cigarrillo finalmente se calmó. Abrió la prueba de paternidad.
Cuando vio que la similitud de la prueba de sangre era del 99% la mano de Álvaro tembló involuntariamente.
Se conmovió y lloro. El hombre ya no podía controlar sus emociones. Sostuvo el informe con fuerza, lo leyó una y otra vez y estaba muy emocionado.
Álvaro tenía muchas dudas. Llamo a Josué y dijo:
-Ayúdame a averiguar que paso con el incendio de hace cinco años. No importa que método uses, quiero saberlo. Además, ¿Cómo va el progreso de la investigación sobre Catalina en Estados Unidos?
Al escucharlo, el asistente inmediatamente se puso nervioso y respondió:
-Señor, su información esta protegida. Hice todo lo posible, pero no he encontrado nada. Incluso le pedí a la mafia que investigara en secreto. Sin embargo, son tan poderosos que no tengo ninguna noticia en absoluto. Solo se que es una chica nacida en Estados Unidos.
- ¿Una chica que nació allí? ¡Eso es imposible! ¡Continúa investigando! Busca información de Carlos y comprueba si vino a Ciudad H hace cinco años. -Álvaro le dio las instrucciones.
-Vale. -dijo Josué.
Después de colgar el teléfono, Álvaro no podía calmarse. Además, era muy probable que ella estuviera justo a su lado ahora, pero ¿Por qué se negaba a admitirlo? Álvaro no podía entenderlo, pero echaba mucho de menos a Samara.
Inconscientemente piso el acelerador y salió rápidamente con el coche. Después de dar una vuelta por Ciudad H, aparco en el hospital. Compro un mango para Samara y camino hacia su habitación.
La mujer estaba leyendo una revista financiera en inglés. El todavía recordaba que el nivel de ingles de Samara no era muy alto y a ella no le gustaban los temas relacionados con la economía. En el pasado, solía ponerse en la ventana para esperarlo. Al verlo volver ella se ponía feliz.
Pero ya había cambiado mucho e incluso ya no estaba acostumbrada a llevar una vida tranquila. ¿Qué había pasado en estos años?