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Te digo la razon

Samara grito por el susto.

La expresión de pánico se volvió aturdida por el aliento familiar.

En el pasado ella había esperado tener un contacto tan intimo con Álvaro en lugar de hacer sexo de rutina, como si fuera un trabajo. Desafortunadamente, nunca habían hecho algo así antes.

Álvaro solo olía una dulce fragancia, el olor familiar que le hacia recordar cada noche que paso en su habitación. Por lo tanto, estaba aturdido y sentía que estaba soñando.

-Samara. -el susurro mientras su mirada bajo lentamente hacia los labios rojos de Samara.

De repente, el teléfono sonó. Ella se despertó de su trance inmediatamente. Luego, lo empujo y su corazón volvió a latir. Todo su cuerpo estaba caliente y su cara estaba rojo.

Álvaro casi se cayo de la cama después del empujón, pero también se despertó y sintió pena.

Después, miro el teléfono de Samara a su lado e inconscientemente quiso ver quien era, pero ella se lo impidió rápidamente.

- ¿Carlos? -todas las fantasías y sueños de Samara desaparecieron cuando vio que era una llamada suya.

Ella pensó, 'Estoy obsesionada ahora. No debo hacerme ilusiones sobre Álvaro'

Luego, ella se sentó rápidamente. Aunque fue un poco difícil, rechazo la ayuda y el toque de Álvaro.

Después, contesto la llamada.

-Catalina, ¿estas bien? Dicen que te paso algo. Quiero ir a visitarte, pero hay algunos problemas con Laura. No puedo irme ahora.

Cuando, Álvaro escucho el tono de Carlos, se puso muy descontento por su preocupación.

En ese momento, Samara no se dio cuenta de la expresión y los pensamientos de Álvaro. Al escuchar que la condición de Laura no era buena, ella entro en pánico.

- ¿Cómo esta? ¿La situación es muy seria?

-No te preocupes, Laura esta bien por ahora, pero tengo que quedarme aquí. ¿Cómo estas?

-Todo bien por aquí, no te preocupes por mi. Carlos, tengo rota la pierna derecha, me curare después de descansar bien. Así que cuida bien de Laura. -ahora lo que mas le importaba a Samara era Laura.

Había miles de millas de distancia entre las dos, por lo tanto, no podía tenerla a su lado. Solo las madres entendían esa preocupación.

Álvaro la miro, encontró que sus ojos estaban rojos. Asimismo, tenia una expresión agraviada. Así que se enfado sin ninguna razón.

El pensaba, 'Es mi mujer, pero esta agraviada por la llamada de otro hombre. ¿Cuál es su relación con Carlos?'

Cuando Carlos todavía quería decirle algo a Samara, Álvaro le arrebato directamente el teléfono y dijo fríamente:

-Señor Carlos, cuide de su familia. En cuanto a Catalina, estoy aquí. Definitivamente voy a cuidarla bien.

-Álvaro, ¿Qué estas haciendo? Devuélveme el teléfono. -ella estaba preocupada por Laura y quería hablar con Carlos. Si era posible, quería hablar con su hija, pero no esperaba que Álvaro le arrebatara el teléfono.

Este hombre era tan detestable.

A Álvaro no le importaba lo que Samara estuviera pensando. Los celos le hicieron perder la razón. Antes de que Carlos pudiera decir algo, colgó y apago el teléfono.

Al ver esto, Samara se enfureció al instante.

-Álvaro, ¿estas loco? Ese es mi teléfono, ese es mi jefe, mi amigo. ¿Por qué has colgado? -en ese momento, ella era como una gata que había sido pisada por alguien. Su mirada familiar estaba llena de hostilidad como si fuera una cuchilla afilada perforando el corazón de Álvaro.

- ¿Por qué? ¡Te digo la razón hoy mismo! -el probablemente fue estimulado.

Siempre había pensado que Samara era su esposa. Aunque ella había cambiado su cara ahora y no quería admitir su identidad, no podía cambiar el hecho de que era la mujer de Álvaro.

Ella se había ido en silencio hace cinco años. Ahora había vuelto, pero tenia una relación muy intima con otro hombre delante de el. ¿Ella realmente pensó que el se iba a quedar de brazos cruzados?

Después, la agarro y la beso sin importar nada.

El se esforzó mucho, tanto que le dolía el corazón. Ella fue una mujer despiadada. No solo jugaba al escondite después de volver, sino ligaba con otros hombres.

La fuerza de Álvaro era tanta que Samara fue incapaz de liberarse. En el momento en que fue besada por Álvaro, ambos sintieron una emoción especial.

Ese sentimiento familiar como si el corazón y el alma estuvieran conectados e instantáneamente fluyo por todo su cuerpo.

Álvaro recordaba el olor de Samara. A pesar de que su cara era diferente e incluso ella no admitía su identidad, el recordaba su aliento en especial.

Era su esposa.

La beso con avidez, deseando transmitirle todas las memorias de estos cinco años a través de ese momento.

Ella se sorprendió inicialmente, pero luego se acordó del incendio.

Debido a que no consiguió apartarlo, ella lo mordió con odio.

El grito.

Álvaro sentía que le dolía la punta de la lengua e inconscientemente soltó a Samara, que enseguida le dio una fuerte bofetada en la cara.

- ¡Cabron! -Samara sintió que todo su brazo estaba entumecido. Pudo notar lo fuerte que fue la bofetada.

Efectivamente, la cara de Álvaro enrojeció instantemente.

Sin embargo, el no parecía capaz de sentirlo. Vio el odio en sus ojos y recordó la ansiedad y las palabras suaves que tenia cuando recibió la llamada de Carlos. Así que entro en pánico.

- ¡Soy un imbécil! No importa lo que quieras hacer o lo que quieras de mi, te lo daré siempre y cuando me lo digas. Sin embargo, no dejara que te vayas. -luego Álvaro se levanto y se fue.

En ese momento, Josué vino y se choco con Álvaro.

-Señor, su cara.

- ¡Estoy bien! -Álvaro lo miro fijamente y salió de la sala.

El olor de Álvaro todavía permanecía en el aire, pero Samara se negó a sumergirse en sus palabras.

En el pasado el nunca dijo algo así, así que ahora lo dijo para poder usarla como diseñadora y entrar al mercado internacional. De lo contrario, ¿Cómo podría decirle eso a una desconocida?

Aunque había intentado que el se interesara, sabia mejor que nadie lo frio y duro que era el corazón de Álvaro.

Hace años nunca había conseguido su corazón e incluso la vida de su propio hijo no era suficiente para que el tuviera la mas mínima lastima por ella. Ahora, era mas que imposible que estuviera interesado por ella solo por algunas dudas.

Al pensar así, Samara se burlo, pero sus ojos estaban llenos de lagrimas.

Conocer a un hombre al que había amado con todas sus fuerzas era una cosa tan dura. Lo mas triste es que el nunca la había amado. Aunque ahora la trataba bien, era solo por su estado.

Todos los hombres eran realistas.

Ella se seco las lagrimas de los ojos, volvió a encender su teléfono y rápidamente llamo a Carlos, que la respondió de inmediato.

-No te a humillado, ¿verdad?

-No, desde su punto de vista, ahora soy una extraña. Carlos, ¿Cómo esta Laura? ¿Esta peor su enfermedad? -La enfermedad de Laura era algo que le preocupaba mucho.

-No, Laura solo aspiro cortamente. Cuando me entere de que algo te había pasado, estaba muy ansioso y le pedí a la secretaria que reservara un billete. Pero antes de partir, el corazón de Laura estaba inestable porque yo no estaba cerca. Por eso volví. No te preocupes, ella esta bien ahora. -dijo Carlos con una sonrisa.

- ¿Le puedo hacer una videollamada?

-Claro, ¿pero Álvaro esta ahí? -Carlos estaba preocupado.

-Se ha ido. Josué vino a decirle algo. Quiero ver a Laura.

-Bien, espera un momento. -Carlos colgó el teléfono y la llamo por video otra vez. Samara rápidamente atendió la llamada.

En seguida, una niña de cuatro años apareció en el video.

La niña parecía muy bonita como si fuera una muñeca de porcelana, pero estaba demasiado pálida.

-Laura

- ¡Mama! -aunque la voz de Laura era débil, se podía ver la alegría que albergaban sus ojos. -Mama, ¿A dónde habéis ido Eduardo y tu? El padrino dijo que fuisteis al extranjero. ¿Por qué no me habéis llevado? -Laura abrazo a un oso gris y se apoyo en el borde de la cama, con una expresión de queja.

Al oírlo, Samara sintió que su corazón se rompía.

-Eduardo y yo estamos aquí en un viaje de negocios. Volveremos después de un tiempo. Cuando volvamos, te llevare a comer.

- ¿Es por que estoy mal que no me llevas? -se podía ver que Laura estaba deprimida y sus ojos estaban cada vez mas llorosos.

-No, realmente estoy aquí por negocios. Si no me crees, pregúntale a tu padrino. Laura, te extraño y te quiero mucho. Cuando vuelva, tu enfermedad se curará. Cuando llegue ese momento, te llevare alrededor del mundo. Te llevare a donde quieras ir, ¿de acuerdo? -Samara no quería llorar, tampoco quería que su hija lo viera. Pero no podía contener la emoción.

Si ella hubiera conocido la crueldad de Álvaro y hubiera renunciado a esta relación desesperada antes, ¿su hija sufriría así?

Ella pensó en que Laura había estado en el hospital desde que nació. Habían pasado cuatro años y ella ni siquiera había estado en el parque de atracciones. Después de pensar en eso, se sentía cada vez mas triste.

Al ver las lagrimas en los ojos de Samara, Laura sonrió y dijo:

-Mama, no te preocupes esperare obedientemente a que volváis, cuando llegue ese momento, saldré a jugar con vosotros.

- ¡Bien! Escucha a tu padrino. Tengo que trabajar.

- ¡Adiós mama! -Laura le hizo un gesto con la mano a Samara.

Samara no quería que Laura viera que ella lloraba, así que rápidamente colgó, pero sus lagrimas cayeron sin parar.

En ese momento, Álvaro abrió la puerta y entro.

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