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Leve Esperanza

El joven prisionero permanecía sentado en el sillón de aquella habitación vacía y silenciosa sin poder moverse. Cuánto anhelaba escapar; la puerta de su habitación se abrió para dejar paso a su tío y al traidor, aquel que había fingido ser su amigo durante tanto tiempo.

Su tío lo miró con burlista expresión mientras avanzaba a él pero el otro no se atrevía a mirarlo a los ojos.

- Bien majestad – dijo su tío burlistamente – Seguirás ordenando la destrucción de tus más fieles y leales súbditos así solo quedarán mis seguidores….con él, tu mejor amigo y mi mejor aliado – lanzó crueles carcajadas mientras el muchacho intentaba librarse con desesperación  -  El siempre fue mi más leal súbdito   -  luego miró al traidor  - Asegúrate de que firme los pergaminos – luego se marchó de la habitación dejándolos solos.

El traidor se fue acercando mientras lo contemplaba con arrepentimiento

- Lo lamento mucho….yo no….no pude evitarlo…tu tío me tiene amenazado ¿sabes? Yo…yo tampoco puedo tomar mis propias decisiones…realmente soy tu amigo…ojalá pudiera hacer algo para no verte así….lo digo en serio….

- Ayúdame entonces  - dijo el joven prisionero

- ¿Estás conciente?

-Quítame esta maldita corona

- ¿Cómo es posible? Eres muy fuerte - expresó el otro con admiración.

- Por favor…ya no aguanto más….por favor…ayúdame….

Así lo hizo aquel que en un tiempo había  compartido agradables momentos con él pero que luego lo entregó a su tío, recién el prisionero pudo respirar y moverse con libertad  propia.  Lo primero que hizo fue levantarse del sillón y pegarle al traidor una fuerte trompada que lo dejó tirado en el suelo. La corona infernal voló lejos del alcance de todos pero no dejó de brillar siniestramente. Luego le ayudó a incorporarse y se echó en sus brazos a llorar amargamente. Aquel que volvía a ser su amigo lo consoló en silencio.

- Los maté a todos…soy un asesino…

- No es cierto, no eras tú mismo sino tu tío. Pero ahora puedes vengarte

- No

- Si

- No me atrevo a enfrentarlo….yo….yo solo quiero escapar…

- Tendrás que hacerle frente

- Pero…

- Te ayudaré

- ¿En serio?

- Aunque me cueste mi libertad

- ¿Con qué te tiene  amenazado?

Su amigo no pudo responder ya que la puerta se abrió para dejar pasar a su tío, ambos lo miraron con desesperación.

Matías saltó al oír los golpes de la puerta de su pieza, dejó la novela sobre el escritorio y fue a la puerta que tras abrirla vio a su hermano mayor de pie.

Matías llamó el tío Carlos  -   le decía su hermano  -  Dice que no se siente nada bien y no puede estar solo esta noche  -  Matías comenzó a temblar al imaginar hacia donde se dirigía aquello  -  Mamá fue a verlo junto con nuestro hermano. El médico estaba allí  -  ambos habían llegado al living mientras hablaban  -  Le diagnosticó estress de tanto trabajar. Ya le compramos los remedio pero ahora alguien tiene que quedarse allí para atenderlo

Matías no resistiría aquello, sencillamente no lo soportaría. Aquello sería su propio fin, moriría como persona…sería un autómata. Y no quería eso, por dios que no lo quería.

- Por favor hermano….no quiero ser yo quien permanesca junto a él….por favor…por favor no….

Su hermano mayor lo contempló en silencio por primera vez sin juzgarlo, había algo en él que lo enterneció. Algo en Matías llamó su atención impidiéndole despreciarlo, juzgarlo y mucho menos condenarlo.

Lo observó con detenimiento y vió por primera vez que temblaba. ¿Temblaba…Matías? Cuando quiso tocarlo Matías saltó y retrocedió instintivamente abriendo enormemente sus ojos y respirando entrecortado.

- ¿Matías?  -  dijo sorprendido y preocupado a su vez su hermano mayor  -  ¿Qué ocurre?

- Nada – contestó Matías desviando la mirada hacia otro lado

- ¿Nada? Pero si estás…

- ¡Estoy bien!  - rugió este mirándolo con dureza – En cuanto al tío Carlos…lo lamento….sé que él nos ayuda en verdad y mucho pero…pero no voy a hacer nada de nada….

- ¿Matías?

- No me importa que deje de pagar nuestra deuda ya que…

- ¡Matías cálmate!  -  gritó su hermano mayor

- Yo…yo no…ya no aguanto más hermano -  su hermano mayor lo abrazó con ternura y Matías se desbordó ya que no pudo contener sus lágrimas por más tiempo. Se dejó llevar por el cariño de su hermano mayor y lloró por todos esos meses de sometimiento que vivió. Lloró por todos esos días en los cuales tuvo que agachar la cabeza y aceptar sin protestar aquella condena

Ya hermanito  - lo consolaba su hermano mayor – Cálmate por que nadie volverá a lastimarte

- ¿En serio?  -  dijo Matías cuando se hubo calmado  -  ¿Hablas en serio hermano? – su hermano le secó las lágrimas al tiempo que le daba agua para qué se serenase – Antes de que mamá y nuestro hermano lleguen debes sincerarte conmigo ¿qué te hizo el tío Carlos?

- ¿Qué me hizo? Pregúntame mejor qué me hace -  la mirada de su hermano mayor se oscureció sombríamente al comprender el profundo significado que encerraban sus palabras.

- Hermanito – diciendo aquello lo abrazó con fuerza – No permitiré que vuelva a tocarte, lo juro

- ¿En serio? ¿Me ayudarás?

- Que pregunta más tonta ¡Por supuesto!

En ese momento su madre y su otro hermano llegaban junto con el tío Carlos quien miró lascivamente a Matías. Este se estremeció ante semejante mirada, hecho que no pasó inadvertido para el hermano mayor quien frunció el ceño y se colocó frente a Matías bloqueándole la visión a Carlos

- Espero que te hayas enterado de todo Matías  -   dijo el segundo hermano con cierto desprecio

- Lo sabe – le contestó el mayor -  Se lo dije -  luego miró a Carlos con hostilidad y este le respondió aquella mirada con otra cargada de burla, esto lo enardeció más aún y exclamó - ¿Qué haces aquí?¿A qué viniste?  - ante semejante hostilidad tanto su hermano como su madre lo miraron asombrados, menos Carlos que frunció el ceño mirando a Matías. Este se ocultó detrás de su hermano mayor sintiendo un intenso temor

- ¿Cómo puedes tener semejante actitud con Carlos? – le dijo la madre al hijo mayor

- ¿Qué pasa sobrino? ¿Acaso te hice algo indebido?

-No a mí  -  le espetó el mayor de los hermanos con desprecio

- ¿A quién entonces?

- ¡¿Y todavía lo preguntas?! ¡Maldito – cuando quiso arrojársele encima el segundo de los hermanos se colocó en el medio en defensa de Carlos sujetándolo con fuerza -   ¡Suéltame!

-¿Qué te sucede? – preguntaba su madre asombrada ante semejante actitud ¿No ves que Carlos esté débil?

- ¡Deberías defender a tu hijo y no a tu cuñado! – le gritó su hijo mayor

- ¿Cómo te atreves a hablarle así a nuestra madre? -  dijo el hermano del medio

- ¿Qué? – exclamó ella sin entender nada

- ¿A qué te refieres? – preguntó Carlos mostrando la inocencia en su rostro

- Matías…me lo contó todo ¡¿Oíste?! ¡Todo! -  ante esto Carlos ensombreció su mirada perforándola en Matías quien empequeñeció aún más sin atreverse a mirarlo siquiera debido al terror que sentía  -  Y te advierto una cosa maldito– el mayor de los hermanos estaba furioso al punto de que le costaba a su otro hermano bastante sujetarlo - ¡No permitiré que vuelvas a lastimarlo! ¡No lo tocarás otra vez!

- ¿Tocarlo? Por dios sobrino ¿qué fue exactamente lo que Matías te dijo? – contestó Carlos – No te entiendo

- ¡No te hagas el inocente! ¡Maldita basura!

La madre quedó petrificada al oír aquello, contempló a Matías y al verlo tan sumiso y aterrado abrió enormemente sus ojos ¿sería posible que…? Luego miró a Carlos y recordó las veces que este le dio el cheque, mes a mes, continuamente con el cual fue cancelando la deuda hasta llegar a la actualidad donde faltaba un último mes para que quedara cancelada de forma definitiva.

Luego volvió a mirar a Matías  ¿podría ser que Carlos haya…haya…?

Luego la realidad la golpeó sin más y la puso enferma ¿estaba cancelando la deuda de su marido a cosa de la salud mental y emocional de….Matías? ¿Qué clase de madre era? Aquel pensamiento la hizo sentir la peor de las basuras. Matías era su hijo por dios, su hijito y aún así….y aún así…

- Hijo – dijo  en tono firme logrado que sus hijos mayores se callasen – No es bueno acusar así sin más – exclamó mirando al mayor – No debes hacerlo – Carlos sonrió satisfecho al oír aquello – Carlos fue muy generoso con nosotros ¿crees que ese comportamiento es adecuado para retribuirle tanta generosidad?

Tanto su hijo mayor como Matías mismo la observaron incrédulos ya que ninguno de los dos podía dar crédito a lo que estaban oyendo

- Eso es – dijo Carlos – Sobrino esto les costará a todos ustedes el final de la deuda que tienen ¿cómo seguirán ahora?

- Maldito – rugía el mayor - ¡Lo haremos sin tu asquerosa presencia!

- Hijo – lo recriminó su madre

- Madre por dios ¿acaso estás ciega? – dijo este –

- Matías – dijo ella – Explícanos con detalles específicos ¿qué fue exactamente lo que Carlos te hizo? – Matías miró al suelo sin atreverse a decir nada, hecho que Carlos disfrutó más aún – Matías estamos todos esperando

- ¿Y bien? – le espetó Carlos – Diles qué te hice – aquello era una amenaza, Matías lo sabía muy bien y se estremeció aún más. Solo pudo levantar la mirada y clavársela suplicante en su tío

- Por favor….ya no…no aguanto más…. – fue lo único que se atrevió a decir. Su hermano mayor no pudo más y volvió a intentar lanzarse a la garganta de Carlos pero su otro hermano lo retuvo con sus máximas fuerzas

- ¡Suéltame! – le espetó -  ¡Le voy a partir la cara y el cuello!

- Hijo – dijo su madre – Si Matías no especifica que le hizo Carlos….nada se puede hacer – luego miró a Matías - ¿Qué quisiste decir? ¿A qué e referiste con es de que no aguantas más?

- ¡¿Es que no lo entienden ninguno de ustedes?! – rugió el mayor a su madre y hermano -  ¡¿Qué más necesitan saber?!

- ¡Oye hermano! ¡Cálmate y no nos grites así!

Carlos miró con odio intenso a Matías prometiéndole  tomar represalias con su persona no bien lo vuelva a tener a su merced, luego dijo:

- ¿Ves lo que generas? Ni para calmar las cosas eres útil, solo ocasionas problemas

- El único que ocasiona problemas eres tú  -  le dijo el hermano mayor de Matías - ¡Maldito! ¡No le hables!

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