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Familia y Diosa 2.166

Después de que Rosewisse venció al ogro de elite, el cuerpo del monstruo cayó de frente separado de su cabeza. Al mismo tiempo, ella reviso que todo en el campo de entrenamiento hecho de piedra derretida y ennegrecido por el hollín, no hubiera más enemigos. Las rejas a los lados del campo de entrenamiento bajaron y las rejas de las cuevas en las murallas subieron. Eso le confirmo que el desafío había finalizado.

Ella apoyo las manos en las rodillas y comenzó a respirar con dificultad mientras sentía que el aire cargado de gases le hería la garganta. Después escucho unos pasos venir en su dirección. Ella miró hacia atrás de soslayo y vio a Viggo, de cabello llameante y torso desnudo. Rosewisse sonrió al verlo tan serio.

-¿Todo bien?- preguntó Viggo

-Todo bien, esto de ocupar armas físicas es bastante nuevo para mí- respondió Rosewisse, ella enderezo su espalda y se quitó el casco de oro. Ella mantuvo la katana en su mano derecha y sostuvo el casco bajo su brazo izquierdo -era muchísimo más fácil cuando creaba mis armas espirituales. Aunque claro- ella levantó la katana y vio la maravillosa hoja de color verde marino de aspecto cristalino y con muchos puntos luminosos en su interior, como si alguien hubiera tomado las estrellas y las hubiera atrapado en su interior -no se le puede comparar al filo de esta katana-

Viggo se detuvo a su lado, la examino con la mirada y asintió -es bueno que estes bien. Continuemos, todavía tenemos que probar esto- dijo levantando la varita dorada con un piedra plana y rectangular introducida en la parte posterior.

-Eso me emociona aún más- dijo Rosewisse con una gran sonrisa -si funciona podríamos hacer magia más poderosa y lanzarla a una mayor velocidad-

Viggo soltó una risita y dijo -sí, también me emociona, vamos-

Viggo y Rosewisse caminaron a la izquierda del campo de entrenamiento, pasaron por el portal con dos enormes pilares a los lados y siguieron avanzando por un camino que bordeaba el volcán donde estaba el desafío de Surtr.

A momentos el camino parecía perfectamente diseñado, con un suelo plano, barandillas hechas de roca sólida y pilares a los lados. Sin embargo, solo eran pequeños espacio de diez metros. Después solo seguía un camino de roca fundida ennegrecido por el hollín.

Al mismo tiempo, el comienzo del desafío parece que había aumentado la actividad volcánica en todo Muspelheim. La lava fluía desde la cima de los volcanes alimentado los ríos de lava y haciendo que se desborden. Eso a su vez aumento el calor y los gases en el aire, haciendo cada vez más difícil respirar. El cielo que era una mezcla de nubes amarillas y naranjas que se estaba tornando rojas, mezcla de los gases en el aire y la luz del sol.

Viggo y Rosewisse llegaron al siguiente portal con los dos pilares hacia los lados. Ambos atravesaron el portal y se encontraron con el campo de entrenamiento hecho de roca fundida y ennegrecida por el hollín. En el centro, al igual que el anterior desafío, estaba la enorme espada de Surtr hecha de roca obsidiana con un mango y guardamanos de oro, clavada en el suelo. Solo se veía una parte de la espada, pero solo eso medía cuatro metros de altura.

-Tú turno- dijo Rosewisse con una gran sonrisa. Llevaba el casco debajo de su brazo izquierdo mientras había guardado la katana dentro de su alma.

Viggo asintió, materializo en su mano derecha la varita de oro con la piedra purpura y plana insertada en la parte posterior -toma nota de lo que haga. Yo igual iré valorando la fuerza de la magia, pero cuatro ojos son mejores que dos-

-Lo tendré presente- respondió Rosewisse llena de emoción -trata de levantar la varita por encima de tu cabeza cuando utilices la magia Bendición del Sol. Eso marcara un cambió en el ritmo y cuánto puede afectar la función de la piedra de la memoria y la varita-

-Lo tengo, no te preocupes- respondió Viggo con una sonrisa, se dio la vuelta y comenzó a caminar a la espada de Surtr.

Al mismo tiempo, Rosewisse camino a la orilla del campo de entrenamiento que daba al acantilado. Ella se detuvo tres metros por delante del acantilado, se dio la vuelta y miró la espalda de Viggo y subió su mirada hasta el cabello rojo. Ella vio a Viggo cargando la varita de oro en su mano derecha y al mismo tiempo quedó mirando como se veía el cuerpo de Viggo. No le había puesto la suficiente atención, pero pensó que se veía bastante sexy con esa musculatura. No era masiva, pero bien definida, hombros anchos y músculos marcados. Mantenía el suficiente balance para decir que era fuerte, pero no para verse grotesco como una masa de músculos.

Por otro lado, Viggo concentrado en la gran espada en el centro del campo de entrenamiento, se detuvo a treinta centímetros y puso sus manos en el centro de la espada, donde había un círculo de oro con una forma convexa que sobresalía como una pequeña colina. Miró al cielo y grito con todas sus fuerzas -Surtr, yo te desafío-

Al instante siguiente la espada se desvaneció, las rejas de los portales a los lados del campo de entrenamiento se elevaron para que no pudiera escapar. Las rejas de las tres cuevas por delante bajaron y se empezaron a escuchar rugidos bestiales. Sin embargo, en medio de esos rugidos, se escuchó un susurro maligno que hablaba en un lenguaje extraño. La voz no provenía de ningún lado, pero se escuchaba en todas las direcciones. De repente alguien soltó una carcajada maligna y una nube de humo verde oscuro se arremolino diez metros por delante de Viggo. Aquel humo se condenso en una figura humana con un cráneo de carnero. De piel gris, brazos delgados y un callado de madera retorcida. De su espalda emergían espinas como gruesos huesos que marcaban todo el camino de la columna encorvada.

-Genial, bruja seidr- murmuro Viggo, apuntó con su varita de oro, canalizo mana a la piedra de la memoria en la parte posterior de la varita y a través de la varita canalizo un trozo de hielo del tamaño de un puño. El trozo de hielo voló a una gran velocidad y golpeo a la bruja seidr en la máscara, dejándola atontada. Viggo iba a canalizar más mana a la piedra de la memoria para lanzar más hielo a través de la varita, pero los rugidos de las cuevas lo distrajeron y vio como de las cuevas emergían draugrs. No solo del tipo que utilizaba espadas y escudos, si no de los que tenían cuerpos robustos y cargaban hachas de batalla y martillos de guerra.

Viggo concentró la varita en los grupos de draugrs y apuntó. Entonces descargo una enorme cantidad de mana a la piedra de la memoria y con la ayuda de la varita fue regulando su flujo. De esa manera lanzó un caudal constante de trozos de hielo que golpearon de forma violenta a los dragurs. Sin embargo, la potencia del hielo solo era suficiente para golpear a los draugrs, pero no matarlo en el sentido de que no se movieran más. Ellos se volvían a poner en pie y su número en el campo de practica creció a niveles alarmantes. Al punto de que llego un momento que se contaban cuarenta a la vez. Sin embargo, Viggo mantuvo la calma, comenzó a retroceder, lanzar magia y evadir. Todo en un movimiento fluido.

La bruja seidr también se unió a los draugrs y comenzó a lanzar escupitajos que al contacto de la roca se convertía en neblina toxica. Después de dicho ataque, se envolvía en una niebla pestilente y se acercaba a Viggo por la espalda para atacarlo con su cayado. En esos momentos, Viggo dirigía mana a su brazalete en el antebrazo izquierdo, activaba el escudo, bloqueaba y se movía para alejarse. Entonces cuando estaba a una distancia prudente, lanzaba trozos de hielo al cráneo de carnero que llevaba la bruja seidr en la cabeza. Si lo hiciera al cuerpo el hielo pasaría como si el cuerpo de la bruja fuera intangible. Al parecer, la bruja seidr había condicionado su invencibilidad a solo mantener la máscara y rostro tangible. Una de las tantas y rebuscadas reglas de la magia seidr.

Viggo llego a su límite cuando se dio cuenta que había tantos draugrs en el campo de entrenamiento que Rosewisse también fue atacada y tuvo que elevarse en el aire. Entonces él levantó la varita en el aire y canalizo magia para extraer la fuerza de los rayos del sol a su alrededor. Estallo un brillo dorado sobre su cabeza como si hubiera aparecido un halo sagrado. Viggo se lanzó a correr y apuntando con su varita de oro, comenzó a lanzar trozos de hielo del tamaño de un puño. La magia se vio terriblemente potenciada al punto de que el hielo dejaba un agujero en el draugrs de enfrente y atravesaba a dos de sus compañeros por detrás de él.

Rápidamente Viggo comenzó a disminuir el número de dragurs en los alrededores y cuando la bruja Seidr lo quiso atacar por la espalda con su cayado. Viggo se giró, desplego su escudo, desvió el ataque con el cayado y apuntó casi a quemarropa al cráneo de carnero en la cabeza de la bruja. El trozo de hielo se formó en la punta de la varita y voló con toda su potencia, penetrando el cráneo y abriendo un enorme agujero en la cabeza de la bruja. Ella soltó un grito de agonía y cayó al suelo convertida en un pequeño montículo de cenizas. Lo único que quedó fue el cráneo de carnero con un enorme agujero entre medio de los dos cuernos.

Viggo mato al último draugrs y las rejas a los lados del campo de entrenamiento bajaron. Las rejas de las cuevas al frente se elevaron y cortaron el paso a los dragurs que todavía quedaban en su interior. Al mismo tiempo, la gran espada de Surtr clavada en el suelo de roca fundida ennegrecida por el hollín volvió a aparecer en el centro del campo de entrenamiento.

Viggo respiraba con dificultad, pero había una gran sonrisa en sus labios viendo el funcionamiento de la varita y la piedra de la memoria.

Rosewisse descendió con suavidad ayudada de sus hermosas alas cubiertas por la aparatosa armadura de las valkirias y se detuvo a su lado -puede considerarse un resultado decente- dijo de forma pomposa. Viggo al quedó mirando con una gran sonrisa, la abrazo y ella también la abrazo mientras soltaba una risita llena de entusiasmo.

-Eso es increíble- dijo Rosewisse separándose unos centímetros de Viggo, pero sin quitar sus manos de los brazos de Viggo -dame la varita, también la quiero probar-

-Claro, no hay problema- dijo Viggo, se la tendió y ella la tomo -pero te advierto, la diferencia con el hechizo original es abismal. Solo alcanzo su real potencia una vez que ocupe la bendición del sol-

-Sí, me di cuenta- respondió Rosewisse con una voz que perdía la emoción

-Vamos, no te desanimes. Esto es solo algo que hicimos en un apuro. No quiere decir que sea definitivo. Tenemos que volver a Orario y seguir trabajando en esto-

-Sí, es verdad- dijo Rosewisse con una gran sonrisa y recuperando su entusiasmo -¿Cómo estuvo el consumo de mana?-

-Bajo por los suelos- dijo Viggo con una gran sonrisa -¿Viste todo el hielo que lance?-

-Sí, parece que no había fin. Pensé que sería porque tienes grandes reservas de mana-

-Sí, por un lado, pero te digo: el consumo de mana debe haber descendido a la mitad. Es una cosa brutal-

-No queras decir ¿Sexy?-

-Bueno, eso…-

-Vamos, dilo, fue sexy ¿se sintió genial lanzar toda esa magia o no?-

-Bueno, bueno, lo admito, fue muy sexy, fue increíble. Siempre vi la magia como algo difícil de dominar, pero con esto-

-Sí, con esto está a nuestro alcance. Sin embargo…-

-Sí- asintió Viggo con una expresión seria y estricta -eso también vuelve esto un arma que se puede volver en nuestra contra. Hay que buscar una manera de que para otros sea imposible ocupar esto. Es demasiado peligroso…-

-Sí- asintió Rosewisse, el padre de Viggo ya se los había advertido. En la propia Orario ser mago era una profesión que requería muchos años de estudio y entrenamiento. Lo que ellos estaban haciendo era tomar algo complicado y volverlo trivial. Al punto de que cualquier persona, con un mínimo de mana, podía lanzar magia. Por supuesto, había muchas condiciones que cumplir, como saber fabricar las piedras de la memoria y las varitas para que soporten las piedras, pero era algo que un buen artesano en colaboración de un mago, podían lograr.

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