Viggo le sirvió vino a la guerrera alada de nombre Rosewisse. Ella era nieta de Gondul, una de las valkirias del concilio que trabajaban para Odín recolectando las almas de los caídos en batalla. Hace más de cien inviernos que no se sabe nada del concilió de las valkirias. Rosewise solo sabía que Gondul era su abuela porque su madre se lo dijo, así que se crio con un gran sentido del deber. Incluso si solo la verdadera diosa Vanir, Freya, se consideraba una diosa, cada valkiria era una divinidad y considerada un gran potencial de guerra.
Rosewisse creció entrenando su magia y se volvió la mejor en todo el reino, al punto de que se le considero para ser la siguiente reina de los Vanir. Sin embargo, para Rosewise las cosas no eran tan simples. Ella estudio los antiguos escritos y encontró demasiadas incoherencias. La diosa Freya se sacrificó por su pueblo al casarse con el dios Aesir, pero los Vanir la consideraban una traidora ¿No era eso injusto? ¿Quién iba a querer ser reina de semejante pueblo? Sin embargo, las cosas se agravaron cuando hace un año, su madre, parte del concilio de sabios del pueblo vanir, tuvo un sueño. Algo había afectado al mundo, una existencia había desequilibrado la balanza del destino y esto había acelerado el Ragnarok.
Cuando la madre de Rosewisse hablo de sus sueños la tomaron por loca o paranoica. Faltaban más de cien inviernos para que el ragnarok se desatara, era imposible. Sin embargo, la madre de Rosewisse insistió y eso le valió que la expulsaran del concilió de sabios.
El día a día de Rosewisse se volvió insoportable y la que antes era considerada para futura reina de los Vanir, ahora era tratada como otra loca. La furia de Rosewisse se desato contra aquello que quisieron atacar a su madre, pero al final no pudo luchar contra todos los sabios y fue vencida. Después de eso, exiliaron a Rosewisse junto a su madre y padre de la civilización vanir.
Aquella gente era cobarde, traidora e hipócrita. No querían quedar mal delante del pueblo Vanir por matar a otros de su misma raza, así que enviaron a la familia de Rosewisse a vivir a un bosque infestado de terribles criaturas que los matarían. Así fue, en parte. Las terribles criaturas mataron a sus padres y la Rosewisse Vanir murió con ellos. Solo quedó la valkiria Rosewisse, quien volvió a la civilización Vanir a golpear a los sabios que hace un año la habían exiliado. Tomo la armadura que alguna vez perteneció a su abuela y junto a la varita que le heredo su madre, dejo Vanaheim.
-¿Por qué viniste a Midgar?- preguntó Viggo, mirando la hoguera que había hecho. Eran las nueve de la noche, afuera de la cueva había oscurecido y el oleaje del gran Lago de los Nueve Reinos que golpeaba la muralla del acantilado era cada vez más sonoro.
-Quería encontrar a la diosa Freya- respondió Rosewisse, mirando el líquido rojo en su vaso de greda -ella, al igual que mi madre y mi padre, fue calumniada y tratada como una traidora. A lo mejor, ella entendería mi causa. Entonces con su guía, yo podría limpiar el nombre de mi familia y redirigir los esfuerzos de los Vanir para prepararse para el Ragnarok-
-¿No quieres vengarte?- preguntó Viggo
-Claro que quiero vengarme- grito Rosewisse con un rostro que se deformo en una expresión de furia, lanzó el vaso a una muralla y se rompió en mil pedazos, desparramando el vino en el suelo de piedra negra. Ella tomo una profunda respiración y su expresión se relajó, para al final añadir en voz baja -claro que quiero vengarme, pero, eso no traerá a mis padres a la vida. He incluso si los traigo a la vida, el daño, la deshonra y el dolor, no desaparecerán. Sin embargo- dijo levantando su rostro y mirando a Viggo con ojos llenos de esperanza -pero si puedo proteger a mi pueblo, cumpliré con mi deber de Valkiria. Madre, ella, estaría orgullosa-
Viggo negó con la cabeza al escuchar tales palabras ¿Qué le diría su propio padre? Entonces Viggo al recordarlo, lo dijo en voz baja -si uno no está bien, nada está bien. No sacas nada con convertirte en el héroe del mundo porque un héroe es olvidado y después sustituido por su propia leyenda-
Rosewisse se quedó congelada por un momento, sus alas blancas se estremecieron y ella recogió sus piernas y las abrazo. Ella oculto su rostro en sus piernas y murmuro -Entonces ¿Qué debería hacer? Olvidarme de todo y hacer como si las visiones de mi madre nunca ocurrieron-
-No sé nada del destino- dijo Viggo -mi padre dice que es el resultado de un montón de acciones. Mi maestro dice que el destino es otra mentira de los dioses. Yo, no lo sé, pero sí sé que no sé nada. Verás, hace un tiempo me propusieron matar a Odín-
Rosewisse abrió los ojos amplios y levanto su rostro para mirar a Viggo llena de incredulidad.
Viggo la miró a la cara, sonrió de forma amigable, cosa que hizo sonreír a Rosewisse y calmarse. Viggo continuo -Entonces me pregunte ¿Por qué tendría que matar a alguien que no conozco? ¿Qué sé de él? Y si tengo éxito en matarlo ¿Qué pasará después de eso? Eso me llevo a otras preguntas hasta que quede en un punto medio en el que no sé qué hacer-
-¿Cómo paso eso?-
-En un principio fue solo un desafío impuesto por alguien más. Sin embargo, después de salir de la protección de mi maestro, me puse a investigar lugares, encontré documentos, grabados en roca sólida y dibujos. Parece que Odín es la fuerza de la muerte que azoto la tierra de Midgar. Según los escritos que encontré, debería haber varios valles ocupados por los enanos donde debería haber asentamientos ¿Crees que existan?-
-No lo sé- respondió Rosewisse mirando la hoguera -solo llevo un par de días en Midgar y no he visto a nadie vivo. Lo único que he encontrado son cegadores consumidos por la magia Seidr, draugrs, ogros, lobos y caminantes de Hel. Se supone que no debería haber caminantes de hel en Midgar, es trabajo de las valkirias seleccionar las almas de los guerreros y alivianar el paso de las almas por Helheim, pero algo paso que ellas no realizan su labor-
Viggo y Rosewisse miraron el fuego de la hoguera crepitar y lanzar algunas chispas. Soltaron un suspiro al mismo tiempo, ya que ambos estaban en un punto de indefensión e ignorancia más allá de la salvación. Al final ¿Por qué deberían moverse?
-Conocí a alguien, pero es peligroso- dijo Rosewisse levantando su rostro y mirando a Viggo
Viggo levantó su rostro y la miró a los ojos -¿Quién?- preguntó
-Mimir, alguien que se autodenomina el hombre más sabio de los Nueve Reinos-
-Bueno, eso es…-
-¿Egocéntrico? Sí, también pienso lo mismo- dijo Rosewisse con una sonrisa -le pregunte un montón de cosas de Midgar, la razón por la que nuestra diosa se casó con el dios Aesir. Todo lo respondió con increíble elocuencia, pero no me supo responder las dos cosas que más me importaban ¿Dónde está nuestra reina y donde están las otras valkirias? Lo único que me supo indicar es la ubicación del Rocstoll aff valkyrs, pero cuando fui a ese lugar, tampoco encontré respuestas. Para más mala suerte, me encontré con aquel animal sanguinario. En un principio no quería luchar con él, pero me persiguió con tanta insistencia que pensé que podría saber algo. Por eso luche con él, de lo contrario, jamás se me hubiera pasado por la cabeza-
-Lo hiciste bastante bien- dijo Viggo -me sorprendió tu dominio de la magia-
-Gracias ¿Tú sabes?-
-Algo, muy poco- dijo Viggo de forma esquiva. Nunca presumiría de saber de runas ni de magia delante de ella. Sería solo para avergonzarse a sí mismo -digamos que no es lo mío-
-La magia es un lenguaje, si sabes su uso, forma e intención, puedes dominarlo con relativa facilidad-
-Bueno, digamos que estoy en la etapa en donde estoy aprendiendo el uso. La forma e intención, ya está un poco más allá de mis capacidades-
Rosewisse asintió, entendiendo que no a todos se les daba tan bien la magia -¿Cómo luchaste con Thor?- pregunto para cambiar de tema
Viggo levantó su brazo izquierdo, apretó su puño y las aspas del brazalete sobre el guantelete izquierdo se desplegaron formando un escudo -un regalo de mi padre- dijo -solo ahora me doy cuenta de lo bueno que es-
-Tu padre debe ser un gran herrero-
-Sí, pero siempre pelean como mi madre para saber quién es el mejor de los dos-
Rosewisse sonrió al escucharlo, miró el fuego y sus ojos se llenaron de lágrimas recordando a sus propios padres. Ella abrazó sus piernas con más fuerza y ocultó su rostro mientras sollozaba.
Viggo miró la hoguera, bebió el vino de su vaso y trato de hacer como si no escuchara nada. Estuvo así durante media hora hasta que Rosewisse se calmó. Ella se limpió los ojos y quedó mirando la hoguera.
-Te ayude- dijo Viggo, Rosewisse lo miró y él continuo -quiero que me pagues-
Rosewisse frunció el ceño, pensando en las cosas que un hombre le podría pedir a una mujer.
Viggo soltó una risita al ver esa mirada acusatoria, pero negó con la cabeza. Después miró la hoguera y continuo -quiero que me lleves con ese sabio en la montaña. Me gustaría hacerle algunas preguntas-
Rosewisse suavizo su expresión y también miró la hoguera -es peligroso, él me dijo que nunca volviera a ese lugar. Podría ser mi fin si el padre de todo me encuentra-
-¿Así que se podría considerar un punto de encuentro? Eso es, interesante-
-Ni lo pienses, si no puedes vencer a Thor, mucho menos vencerás al padre de todo. Dicen las leyendas que él le robo su magia a nuestra diosa. Eso quiere decir que tiene el poder de los Aesir y los Vanir. Está lejos de tus posibilidades-
-Bueno, puede que tengas razón, pero eso no quiere decir que no podamos hacerle algunas preguntas al hombre más sabio del reino- Viggo torno los ojos al techo de la cueva en un gesto de fastidio y continuo -"autoproclamado"-
Rosewisse soltó una risita al ver la expresión de Viggo, porque a ella también le parecía increíble que alguien se autoproclamara de tal forma. Ella tomo una profunda respiración, miró a Viggo, pelirrojo y tan joven como ella. Asintió y dijo -está bien, te llevare, pero es cosa tuya si pasa lo peor-
-En ese caso, solo tienes que indicarme el camino-
-De ninguna forma, ya me ayudaste, me sentiría mal por ti si algo te pasa- dijo Rosewisse -no sé si el destino es una mentira, la suma de muchas partes o algo más profundo, pero me gustaría creer que es destino encontrar un amigo en esta tierra-
Viggo mostró una pequeña sonrisa y asintió. Después sacó algunas mantas y cabeceras. Le paso algunas a Rosewisse y le dijo -para ti. Nos levantaremos temprano-
-Entiendo, lo mejor es ir a primera hora. Ojalá encuentres las respuestas a tus preguntas-
-Ojalá- respondió Viggo con una sonrisa. Acomodo la almohada y se recostó en la manta y se cubrió con otra. Al instante siguiente escucho una risita y miró a la derecha. Rosewisse se reía con la expresión de un hada risueña.
-Nunca había conocido a alguien que durmiera con su armadura puesta- dijo Rosewisse
Viggo miró su pecho, vio la coraza y sus manos cubiertas por los guanteletes. Aunque los llevaba puestos, eran tan cómodos que por un momento se le olvidó que los llevaba puestos. Viggo sonrió y cerró sus ojos -buenas noches, Rosewisse-
Rosewisse lo vio recostado en la manta y cubierto por otra. Su cabello rojo cayendo a los lados de su cara. Rosewisse se cuestionó si estaba bien confiar en un desconocido. Sin embargo, él se comportó tan amable y agradable que se le hizo imposible pensar en él como una mala persona. Al menos, hasta el momento, no lo defraudo. Se sentía bien conversar con otra persona después de tanto tiempo.