Viggo estaba de pie al borde de un risco helado mirando la vasta extensión de la tierra de Midgar. En el centro se veía el enorme Lago de los Nueve reinos rodeado de una gran extensión de bosques. Después las tierras se elevaban para transformarse en colinas y montañas con profundas laderas hasta ascender a una cierra nevada que funcionaba como una separación con el resto de las tierras. Midgar era un lugar mágico donde habitaban no muertos, monstruos salvajes como los ogros, remanentes de civilizaciones como los trolls y otro tipo de criaturas. Un lugar en donde los dioses andaban a sus anchas y podían utilizar todo su poder; muy diferente de Orario.
Viggo miraba desde el risco la bastedad de la tierra y pensaba en todas estas cosas.
Hace solo una hora Xiao lo trajo a esta tierra para que complete su entrenamiento. Las únicas indicaciones del primordial fueron encontrar a Kratos y aprender todo lo que pueda de él. Viggo asintió y le agradeció su ayuda. Esa fue toda la interacción de ambos y después de eso, el primordial se fue.
Viggo andaba vestido como era usual, el torso desnudo, cinturón con cabeza de león, una túnica roja y botas. Orario era caluroso, pero la tierra de Midgar tenía un ambiente ideal, pensó en un principio. Sin embargo, Viggo notó que el aire estaba mucho más frio de lo usual. Se supone que en esta época es plena primavera y aunque no debería ser igual que en Orario, no debería haber tanta nieve en las montañas. Algo había cambiado o algo seguía cambiando tanto que ahora era notorio el avance, pensó Viggo.
Viggo miró con dirección Noroeste, pasando por entremedio de las montañas, donde se veían profundas laderas que conducían a unos valles por detrás de las montañas. En ese lugar debería estar el hogar de Kratos, su destino. Viggo soltó un suspiro que se mostró como una tenue nube de vapor y a los pocos segundos se desvaneció. Viggo llevaba solo su hacha en la mano derecha mientras el brazalete con el escudo que le había hecho su padre lo llevaba en su ante brazo izquierdo. El arco y la aljaba con flechas que le hizo su madre lo llevaba en la Bolsa de la Abundancia. Semiramis amaba este objeto por su uso práctico, pero se lo paso a Viggo para que pudiera llevar todo lo que necesitará sin ningún problema.
Viggo llevó su mano izquierda a la Bolsa de la Abundancia para comprobar que estuviera amarrada al cinturón y una vez que sintió la textura a cuero, asintió. Entonces comenzó a avanzar por la nieve y descender por la montaña, para luego introducirse en las laderas de altas murallas de roca sólida. La luz del sol apenas entraba en el fondo de las laderas, produciéndose caminos oscuros de no más de tres metros de ancho.
En medio de avanzar por el fondo de la ladera, Viggo empezó a repasar el estado de sus esposas y su familia. Todos estaban bien establecidos; Semiramis y Scheherezade en la tienda de joyas. Sakura y Ana ayudando y aprendiendo de Tsubaki. Todas ellas le pidieron a Viggo que terminará lo más pronto posible y él les dijo que haría todo lo posible. Antes, cuando Viggo vino por primera vez, Kratos lo trato como a un niño y le enseño muchas cosas. Sin embargo, Viggo ahora tenía 14 años y su estatura, fortaleza física y destreza son muy diferentes ¿Quizá qué cosa le pedirá su maestro esta vez? Se pregunto.
Sin embargo, al recordar a su maestro y su estado actual, Viggo apretó el agarre sobre su hacha y sonrió de forma bestial, lleno de emoción y deseos de luchar. Ahora Viggo sabia Touki y a lo mejor, ahora podría devolverle todas las golpizas que le dio su maestro. Viggo abrió su palma izquierda y la golpeo con su palma derecha sin nunca soltar el hacha. El golpe sonó seco y lleno de energía. Viggo por fin pelearía en igualdad contra su maestro.
-A lo mejor hago lo mismo que Jason- dijo sonriendo con malicia. Era cierto que los tres mejores aventureros nunca pudieron vencer a Kain, pero eso no quiere decir que ellos nunca se hayan desquitado con su maestro. En especial, Jason. El cual le contó a Viggo que una vez lograron dejar mal herido a Kain y el aprovecho de patearle la cabeza en venganza. Viggo obviamente estaba un poco molesto porque Kain era su padre, pero, por otro lado, estaba emocionado de Jasón que se atrevió a devolverle todo el castigo a Kain.
Devolverle todo el "entrenamiento" a Kratos motivo a Viggo y él se puso a correr por el fondo de la ladera. Su corazón palpitaba con tanta intensidad que lo podía escuchar en su oído. Sin embargo, cuando se enfrentó a una pendiente que lo llevaría en ascenso hasta salir de la ladera, se detuvo y pensó en las palabras de Kain.
<<¿Comerse un alma?- le pregunto Kain devuelta
Kiara le había dicho a Viggo que como desafió en la tierra de Midgar, se comiera el alma del rey de los dioses. Le daba 10 años y a cambió de lograr esa meta, ella lo ayudaría a cumplir un deseo. Sin embargo, para Viggo la simple idea de comer un alma era algo extraño, ya que sonaba como algo prohibido y malo.
-Sí, padre, comerse un alma ¿Cómo se hace eso?- pregunto Viggo en ese momento
-¿Piensas que es como comerse un trozo de carne?- pregunto Kain haciendo una sonrisa incomoda
Viggo notó en aquel momento que Kain tenía una actitud de estar poco dispuesto a compartir aquel conocimiento. Su mirada estaba nerviosa y esquiva como en ninguna otra ocasión. Era como si él quisiera negar que sabia algo al respecto.
-Si no quieres…- dijo Viggo
Sin embargo, Kain negó con la cabeza y dijo -es…algo complicado-
-Enséñame-
-No es tan sencillo- dijo Kain poniendo una sonrisa más tranquila y relajada. Soltó un suspiro y continuó -primero tienes que conocer tu alma, saber el alcance y entender lo que es un alma. Entonces, tienes que desarrollar tu energía del alma para poder tocar la otra alma y acercarla a tu alma para asimilarla. Sin embargo, no te lo recomiendo-
-¿Padre se hizo fuerte así?-
Kain negó -es cierto que he devorado almas en otras vidas, pero solo han sido 3 o 4 (antes de reencarnar). Mi fuerza proviene de mi conocimiento y entrenamiento, no de un poder externo-
-Suena como algo que haría padre- dijo Viggo sonriendo llenó de orgullo
Kain sonrió avergonzado, ya que antes de que él reencarnara, había devorado millones, sino cientos de millones de almas a través de la segadora de almas. Sin embargo, esa parte oscura de su existencia quedaría sepultada en lo más profundo de su ser.
-Busca otra manera de volverte fuerte. Devorar un alma implica mucho más que simplemente volverte fuerte. Significa absorber todo lo que conforma a una persona, su poder y su energía, pero también sus pensamientos y sus vivencias. Si consumes demasiadas almas a través del tiempo, tu conciencia se perderá por mucho tiempo y vivirás como en un sueño. Entonces, cuando tu alma retome el control total de tu cuerpo, habrá pasado demasiado tiempo y lo que te importó y la razón por la que comiste aquellas almas, habrá perdido su valor-
-¿Qué otra opción tengo?-
-No lo sé, a lo mejor, entendiendo el conocimiento de otras tierras. Yo me he convertido en lo que soy aprendiendo de otros-
-Yo no soy un académico como papá-
-No es necesario ser un académico, solo hay que tener el deseo de volverse fuerte->>
Viggo en medio de la cuesta, pensó en las palabras de su padre. Paso una fría brisa meciendo su cabello que lo despertó de su letargo y miró hacia la parte más alta de la ladera. Viggo siguió caminando en la empinada cuesta, viendo el cielo semi nublado y los copos de nieve.
-El rey de los dioses ¿Quién era el rey de los dioses?- murmuro a medida que avanzaba, se detuvo y dijo -Odín- entonces escucho un trueno entre las nubes y miró en aquella dirección. Matar al rey de los dioses provocaría una guerra contra otros dioses ¿Eso estaba bien? Viggo negó descartando la idea de Kiara y pensando que era un asuntó que pospondría en el tiempo. Primero lo primero, su entrenamiento con Kratos y después, la tarea que le pidió el viejo Xiao a Viggo una vez que él esté listo. A lo mejor, con el tiempo encuentra una razón para llevar a cabo tal cosa, pero ¿Devorar un alma? Eso todavía lo no sabe, suena demasiado profano.
Viggo salió de la ladera y se encontró con un amplió valle entremedio de las montañas. Todo cubierto por una espesa vegetación y bosque oscuro. Él recuerda esté lugar, tenía mucha más niebla y más luz en aquella época. Fue donde Kratos y él se enfrentaron al troll. En aquella época esté bosque tenía un ambiente solitario, pero nunca tan sombrío como ahora. Viggo no sabía si era porque el cielo estaba semi nublado o porque algo había cambiado en el aire. No, el lugar se sentí mucho más siniestro que antes. Entonces miró hacia la derecha y cerró sus ojos; no pudo escuchar mucho. Así que Viggo activo el touki que lo rodeo como una fina capa de luz rojiza y escucho con claridad la cascada. Sin embargo, estaba tan lejos que apenas se escuchaba como un murmullo.
Viggo sonrió recordando aquella vez que cayó por el acantilado y pensó en aquella experiencia. En aquel entonces todavía confiaba demasiado en su poder divino. Viggo abrió los ojos, alzó su mano izquierda y la miró. Él cerro su mano y formo un puño, apretando sus dedos con todas sus fuerzas. Su maestro tenía razón, pensó, él dependía demasiado de la sanación de su divinidad. Ahora era cientos de veces más fuerte y no extraño en ningún momento su poder divino.
Viggo siguió avanzando por el bosque, encontrándolo a cada paso más tenebroso, hasta que salió del bosque y vio un desfiladero que se hundía en una amplia depresión de unos 500 metros de ancho y que en su centro pasaba un riachuelo.
-Estoy bastante cerca- murmuro Viggo con una sonrisa. Sin embargo, toda la emoción de su aproximación a la casa de Kratos se desplomo. Viggo sintió una extraña sensación en su nuca, como si alguien le estuviera clavando un aguijón. Viggo miró a la distancia y solo vio el bosque oscuro. Seguía viéndose tenebroso, pero algo más le inquietaba. Era algo como una mirada cargada de sospecha y curiosidad. Viggo fue elevando la altura de su mirada desde los troncos de los árboles hasta llegar a las copas. En lo más alto de pino había un ave mirando a Viggo. Este último le devolvió la mirada, pero el ave a más de cien metros solo aleteó un poco y se quedó mirando hasta que movió su vista hacia otro lado, como si estuviera disimulando.
Viggo se escondió detrás de un grueso árbol y tomo la bolsa de su cinturón. Saco arco y aljaba con flechas. Tomo una flecha, la montó en el arco y miró por el borde del tronco, para ver si el ave todavía estaba en la copa del árbol. Estaba ahí, pensó Viggo. Entonces él tensó la cuerda del arco, salió de su cobertura por detrás de tronco y apunto. El ave aleteó, se alzó en vuelo y se deslizo por los cielos. Sin embargo, Viggo soltó la cuerda y la flecha voló cortando el aire. No obstante, a pesar de que la flecha voló con impecable exactitud y golpeo en el blanco, el ave se transformó en una especie de niebla verdosa y se desvaneció.
Viggo frunció el ceño y miró en todas las direcciones para ver si sentía algo al respecto, pero no fue lo mismo. Incluso si ocupo su Touki y agudizo sus sentidos, solo pudo encontrar animales normales. Nada que fuera semejante a la intención en aquella mirada, era como si alguien lo estuviera espiando.