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De amores y razones 1.100

Kain se acercó a Ottar y le susurro algo al oído. Ottar lo pensó un poco, miró a Freya y le susurro al oído. Ella miró a Kain y asintió. Entonces Kain hizo una radiante sonrisa y dio un fuerte aplauso en medio del salón de banquetes.

-Escuchen, aquí presente hay dos jóvenes prometedores que buscan luchar- dijo Kain alzando la voz -el primero, Ottar, de la familia Freya. Un muchacho de 13 años de nivel 5 con la fortaleza para luchar contra un nivel 7. En segundo lugar, Viggo, también de 13 años de nivel 4. Ambos jóvenes van a luchar sí o sí, pero para hacerlo más emocionante, quiero empezar una apuesta-

Todo el mundo se quedó callado por un momento, mirando al alto elfo entre medio de los dos jóvenes. Uno de cabello oscuro y el otro de cabello rojo llameante.

-Yo apuesto, 500 millones de valis al joven Viggo- dijo Hera acercándose junto a Semiramis

Muchos soltaron un "Ooooh" al escucharla, ya que Hera una de las diosas más prosperas de Orario. Muchos creían que ella no haría esa apuesta sin motivo alguno. Puede que lo hiciera para agradar a Kain, pero tal suma de dinero estaba fuera de la cabeza de la mayoría de los apostadores.

-Por supuesto, yo también aposto 500 millones de valis por mi hijo- respondió Hephaestus acercándose con Sakura y Ana a sus lados. Ellas parecían preocupadas por toda la atención que había obtenido Viggo.

-Yo apuesto 1000 millones de valis por mi querido Ottar- dijo Freya poniendo una sonrisa desafiante.

Entonces el resto de los dioses y nobles presenten tuvieron las ganas de unirse a esta jugosa disputa. Sin embargo, Kain levantó las manos y dijo -un momento, todavía no he puesto las condiciones para la apuesta. Primero que todo, cualquier que quiera apostar deberá pagar una cuota de 10 millones de valis, la cual solo es la membresía para participar de dicha apuesta. Pase lo que pase, esta cuota no se devolverá- muchos se quedaron en silencio, retractándose de sus intenciones. Pero Kain al verlos decaídos, hizo una sonrisa astuta y dijo -a cambio, sorteare diez armas hechas por mí y serán entregadas según sea la suerte de los participantes-

Eso cambió el ambiente de inmediato. Una sola arma hecha por Kain podía valer cien millones de valis. Si alguno de ellos se hacía con esa arma, la perdida de los diez millones de valis no serían nada. Eso entusiasmo de nuevo a los dioses y nobles. Sin embargo, de todos los dioses que había en el salón, solo 30 de ellos podían permitirse participar en tal apuesta sin contar a Hephaestus, Hera y Freya.

Una vez que la situación se calmó, Kain condujo a todos al balcón.

-¿Qué te propones Kain?- pregunto Hephaestus con una mirada de pocos amigos

-Tranquila, es solo una forma de ayudar a nuestro hijo- respondió Kain con una sonrisa incomoda

-Más te vale, si le llega a pasar algo a Viggo, considérate terminado-

Kain soltó una risita incomoda y se rascó la cabeza. Después se volteó hacia atrás para mirar a Viggo y le pregunto -¿Qué te parece? ¿Te sientes motivado? Si ganas, tu viejo acumulará una gran fortuna-

Viggo bufo indignado y molesto. Solo su madre y Hera apostaron por él. El resto apostó por Ottar, ya sea porque lo consideraban un aventurero prometedor o para congraciarse con Freya.

-Vamos muchacho, es tu oportunidad, no lo tomes a mal. Esfuérzate y tápales la boca a todos esos idiotas. Si aprendes touki podrías volverte lo suficientemente bueno para luchar contra Ottar-

Viggo soltó un suspiro mientras Semiramis y Scheherezade lo abrazaban cada una de un brazo. Ellas estaban preocupadas por la situación de Viggo y también del poco apoyo que había tenido en medio de la multitud. Para ellas Viggo era fuerte, un guerrero nato como pocos ¿Cómo todos esos dioses lo iban a subestimar? Sin embargo, Semiramis se quedó tranquila sabiendo que Hera estaba apoyando a Viggo. Como ella lo supuso en un principio, Hera era la mujer de los contactos. En tan solo media hora ella le presento más una veintena de dioses y nobles que parecían ampliamente prósperos. Cada uno de ellos fue respetuoso con ella y todos se pusieron a su servicio.

Por otro lado, Scheherezade recordaba las intensas luchas de Viggo contra el minotauro y los ciclopes. Así que recordando que Viggo había estado 5 años en su mundo, pensó que los dioses desconocían al actual Viggo. Sin embargo, también pensó que debe haber ciertas circunstancias para que Viggo sea tan subestimado. Con el tiempo, tendría que averiguarlo.

-Está bien, viejo, pero dime ¿Realmente crees que pueda ganar?- pregunto Viggo

-En estos momentos no, pero uno nunca sabe, a lo mejor el gran Viggo tiene un golpe de suerte y logra empatar- respondió Kain de lo más tranquilo

Viggo quedó congelado, como si su alma lo hubiera abandonado. Incluso su padre lo veía como el perdedor. Viggo agacho la cabeza sintiéndose aún peor y Kain se ganó un codazo de parte de Hephaestus por haber dicho todas esas cosas.

Al mismo tiempo, la subasta continuo y todas las chicas pudieron ver como su suegra luchaba por una pila de lingotes de acero de damasco contra otro dios que parecía un anciano. Nadie más se metió en la lucha y la disputa alcanzo la suma de ochocientos millones de valis, con victoria para Hephaestus.

Después de ofrecer otros artículos de alto valor, se dio un breve receso de 30 minutos para aquellos que tuvieran algo que ofrecer fueran a mostrarlo al evaluador de la Guild de Aventureros y lo pudieran ofrecer en la última parte de la subasta. Al mismo tiempo, Hera tomo prestada a Semiramis y Scheherezade y las condujo hasta una habitación privada. Ahí Semiramis saco las piedras preciosas y Hera se sentó detrás de un escritorio para revisarlas una por una.

-No, no, no- dijo Hera después de revisar la tercera piedra

-¿Cuál es el problema?- pregunto Semiramis horrorizada, que ella supiera, las piedras habían estado en su caja en todo momento. Era imposible que se hubieran dañado.

-Ninguno, niña- respondió Hera con una gran sonrisa mientras miraba la hermosa piedra color turquesa con tonos verdes -¿Te puedo pedir algo?- pregunto mientras dejaba la piedra dentro de su espacio en la caja.

Semiramis quedó mirando a la diosa sentada detrás del escritorio y le pregunto con tranquilidad -¿Qué sería?-

-Quiero quedármelas todas. Por supuesto, le pediré al evaluador de la Guild de Aventureros que las revise y nos dé un estimativo de cuanto pueden llegar a alcanzar-

Semiramis trato de respirar con tranquilidad pensando en cuál sería su mejor opción. A lo mejor, perdía algo de su valor con este trato, pero lograría congraciarse con esta diosa. Sin embargo ¿Qué pensaría Viggo de todo esto? Se pregunto.

-Te daré 1500 millones de valis- dijo Hera

Semiramis tenía madera de comerciante, pero con tamaña cantidad de dinero, solo pudo quedar con la boca abierta. Por otro lado, Hera al verla tan sorprendida soltó una risa.

-No tienes que preocuparte, esto es solo porque estas piedras son demasiado maravillosas. Sus colores, formas y lo bien cuidadas que están lo valen. Si Te parece poco, te puedo dar 1700 millones, no, 1800, pero es mi última oferta-

-Aceptamos- respondió Scheherezade que estaba parada un par de pasos por detrás de Semiramis. Desde esa posición no podía ver el rostro de Semiramis, pero de seguro que estaba estupefacta. Ella igual lo estaría si le dijeran eso de frente. Incluso vendiendo todos esos tesoros y oro traídos del otro mundo solo le produjeron 100 millones de valis. Ni en un millón de años se imaginó que las piedras podrían tener tanto valor.

Sin embargo, Semiramis se volteó para mirarla con seriedad y Scheherezade guardo silencio. Después Semiramis miró a Hera y le pregunto en un tono estricto -¿Por qué?-

-Las diez hacen un juego exquisito- respondió la diosa mirando las piedras dentro del interior acolchado de la caja -demasiado hermoso y pintorescas. Cada una debería valer 100 millones de valis, pero juntas son un deleite. Si estas acostumbrada a mirar arte, entenderás que una escultura obtiene su valor del contexto y el trabajo del escultor. Sin embargo, si le faltará un brazo, una pierna u otra parte que le quite su significado, perdería gran parte de su valor. Lo mismo pasa con estas joyas, cada una es hermosa y de color maravilloso, por separado, pero en conjunto hacen una visión demasiado hermosa-

Semiramis como alguien que fue educada para apreciar el arte y las cosas preciosas, entendió el punto -está bien- respondió -serán los 1800 millones como usted prometió, no es necesario que llame al evaluador de la guild, confió en usted-

Hera asintió satisfecha, le dio una breve mirada a Semiramis y después miró las diez piedras preciosas dentro de la caja. Paso sus delicados dedos acariciando cada una de las piedras y se alegró en su corazón de tener algo tan hermoso.

-Tengo entendido que eres la mano derecha de Semiramis- dijo Hera sin mirar a nadie

Por su parte, Scheherezade que estaba un paso por detrás de Semiramis, entendió que las palabras eran para ella -así es- respondió -tengo la suficiente erudición para funcionar como escribana o cobradora de impuestos-

-Mmm, hace mucho, mucho tiempo que no escuchaba ese tipo de denominación- respondió Hera, apartando la mirada de las piedras por un breve instante. Ella miró a Scheherezade a esos ojos verdes como preciosas esmeraldas y dijo -ayuda a Semiramis, le entregaré una tienda para que la administre. Si lo hacen bien, les dejaré administrar una tienda a cada una-

-Haremos nuestro mejor esfuerzo- respondió Scheherezade sin nunca excitarse

Al mismo tiempo, Hera entendió que a Scheherezade no le interesaban los negocios ni el dinero como a Semiramis. Se pregunto ¿Qué clase de cosas tuvo que hacer Viggo para capturar este tipo de mujer? Su figura llamaba la atención. Esos ojos y esa voz la hacían un sueño para muchos hombres. Sin duda ella atraería muchos hombres a sus tiendas.

Después de hablar del futuro por unos minutos, Hera condujo a las chicas al balcón, pero en el proceso se encontró con alguien que echo a perder toda su noche. Era un anciano que se veía bastante varonil con su cabello blanco y una poblada barba. Vestía una larga túnica blanca mientras sus brazos se veían tonificados. Sin embargo, por mucho que se viera decente, Hera sabía que no valía ni un valis. El anciano iba acompañado de un hombre joven, de cabello negro, vestía un frac igual que todos. Él parecía molesto por alguna razón.

-Te veo bien acompañada, Hera- dijo el hombre con voz gruesa y varonil

-Siempre ando bien acompañada, Zeus. Fuiste el único punto negro en mi vida- respondió Hera en un tono mordaz

Zeus hizo una suave sonrisa y dijo -ellas no parecen aventureras. Si mal no recuerdo, andaban con ese mocoso Dragonroad. Que pena, que pena, alguien tan inexperto disfrutando de lo que no entiende. Si algún día quieren divertirse de verdad, pueden buscarme- y les guiño un ojo

-Un hombre cuya única habilidad es su poder para manipular la voluntad de los demás, no debería ser tan engreído. Vete- respondió Hera

Zeus quedó mirando a Hera con una sonrisa sardónica. El joven de cabello negro le susurro algo al oído y Zeus chasqueo la lengua.

-Hasta otra oportunidad- respondió Zeus y camino por delante.

Al mismo tiempo, el joven de cabello negro, dijo -lo siento estimada diosa, no fue mi intención importunarla, pero para hacer algunos trámites en la Guild necesito del dios de mi familia-

-Yo soy el que lo siente por ti, Maxim. Me gustaría tanto que estuvieras en mi familia, harías un excelente equipo con mis muchachos- respondió Hera

El joven Maxim enderezo su espalda y la miró a los ojos -no puedo- dijo -mi viejo nunca me lo perdonaría-

-Tan testarudo como Rómulo-

-Lo tomaré como un cumplido- dijo Maxim, hizo una reverencia y camino a paso rápido para alcanzar a Zeus.

Hera se volteó para ver a Semiramis y Scheherezade -eso es un error en mi vida, aprendan de mí- dijo -un hombre sin escrúpulos nunca tendrá remedió. No importa cuánto sufran, lloren, oren, ni le supliquen. No hay nada más terrible que un hombre autocomplaciente-

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