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Un delicado balance 1.18

Viggo se despertó una mañana a principios de la primavera con un pie aplastando sus costillas. Estaba en un lugar oscuro, por lo que dedujo que dormía en su cama, dentro de la cueva. Se sentía somnoliento, bostezo y volvió a cerrar los ojos. Aún faltaba para la hora del entrenamiento, de lo contrario, el calvo estaría rugiendo "muchacho, levántate". Así que Viggo se acomodó en su colchón de plumas y trato de seguir durmiendo. Sin embargo, cuando empezó a tantear su pecho y el resto del cuerpo en busca de la piel de lobo para arroparse, no la encontró. Así que empezó a tantear hacia el lado, de seguro Atreus se había quedado con toda la piel de lobo, pensó. Flora era igual, pensó Viggo, siempre que dormían de niños, ella destapaba a Tatsumi y a él.

Comenzó a tantear, encontrando un pie oloroso pegado a sus costillas y después una pierna. Negó en su mente sin abrir los ojos, y pensó que, de seguro Atreus se había estado dando vueltas y dormía en una mala postura. Sin embargo, cuando paso su mano del pie oloroso a la cama, sus ojos se abrieron viendo el oscuro techo de la cueva. Comenzó a tantear con una expresión de incredulidad y después cerro los ojos con resignación. Se llevó su otra mano a la cara y se apretó el tabique de la nariz; Atreus se había orinado en la cama.

Viggo le dio unas palmadas en el pie y dijo -Atreus, Atreus, despiértate-

-Hermano, ve a entrenar- respondió Atreus con una voz adormilada, para al final, soltar un bostezo y seguir durmiendo.

Viggo frunció el ceño y le pellizco la pierna. Atreus dio un grito, se sentó al final de la cama y se sobo la pierna.

-¿Por qué me pellizcas, hermano?- pregunto Atreus

-Porque te quedas dormido y hay que levantarse- dijo Viggo en un tono serio, también se sentó en la cama -te orinaste en tu lado de la cama y hay que sacar el colchón. De lo contrario, apestará para siempre-

-Yo no fui- fue lo primero que respondió Atreus y Viggo soltó un gruñido en respuesta, creyéndole poco o nada.

-¡Ya, apúrate!- rugió Viggo -levántate y ayúdame a sacar el colchón-

-Es temprano, sigamos durmiendo-

-Nada de eso, si no quieres que le diga a la tía, empieza a moverte-

-Está bien- respondió Atreus de mala gana.

Una vez que estuvieron vestidos para salir de la cueva, Viggo tomo el colchón por el frente, liderando el camino. Mientras Atreus lo seguía llevando la parte posterior del colchón, en un estado medio dormido. Una vez que salieron de la cueva, sintieron el frio de la mañana y el viento fresco que llevaba el gélido aire de los deshielos. El cielo estaba despejado y pasando de ser un azul oscuro a uno claro. Los pinos siempre eternos, estaban de pie a lo largo del patio trasero. Se mecían con la suave brisa de la mañana. Viggo y Atreus tiritaron al sentir el frio. Llevaron el colchón evitando los árboles hasta el centro de la arboleda en donde había una gran roca lo suficientemente ancha para posar el colchón y que este no tocara el suelo.

-Ya, dejémoslo aquí- dijo Viggo levantó el colchón de su lado. Atreus lo siguió cargando como siempre y solo siguió el movimiento, hasta que el colchón estuvo sobre la piedra.

-Tengo sueño- dijo Atreus una vez que completaron la tarea -voy a ir a dormir a casa-

Viggo frunció el ceño y soltó un gruñido. Atreus capto la molestia, se dio media vuelta y comenzó a huir hacia su casa. Gracias al aire frio, se abrazó a sí mismo y se refregó los brazos. Viggo se quedó al lado del colchón y soltó un suspiro. Ahora sería él el que tendría que estar levantando desde temprano, incluso antes que su maestro.

-Lo que sea- dijo con resignación y comenzó a caminar hacia el cobertizo, donde estaban los troncos y la leña ya cortada en "astillas" (palos de sesenta centímetros de largo, con un espesor de diez centímetros, que da la impresión de haber sido cortado en triangulo). Una vez que llego al cobertizo, tomo diez astillas y las llevo de vuelta al colchón. Puso las astillas entre el colchón y la piedra, para que el colchón quedará levantado y se pudiera orear por todos lados, evitando captar la humedad de la propia piedra.

Después de dejar acomodado el colchón, Viggo miró la arboleda del patio trasero. Empezando desde el tronco, elevó su mirada cinco metros hasta llegar a las ramas de pinos, llenas de esas pequeñas hebras verdes oscuras que confeccionaban el follaje. Después siguió elevando su mirada hasta llegar a la copa de los árboles, con el cielo despejado por encima de ellos. Viggo tomo una profunda respiración y después soltó su aliento, creando una tenue nube de vapor que se disipo a los pocos centímetros de su cara.

Después de un rato, Viggo dejo de mirar al cielo, cerro los ojos y volvió a abrir los ojos con una clara expresión de determinación. Subió y bajo sus hombros en un movimiento circular, para después ponerse en posición de boxeo. Se comenzó moviendo lento, avanzando a medida que agachaba la cabeza, como si estuviera esquivando por debajo unos poderosos puñetazos. Casi podía escuchar los puños de Kratos cortar el aire. Siguió moviéndose lento, controlando su respiración, el movimiento de sus pies y el balanceo de su cuerpo. Después continuo añadió al movimiento, un puñetazo a las costillas. Después siguió añadiendo un segundo esquive. Aumento la velocidad, moviéndose a lo largo del patio, esquivando los árboles y rocas y continuando su lucha con la sombra de su maestro. A los esquives se le añadió un soplo sibilino y a los puñetazos un grito, mezcla de furia y fuerza.

Una hora después, Viggo termino de realizar su entrenamiento y se dio cuenta que estaba cubierto de sudor. Entonces fue a buscar ropa a su cueva y camino de vuelta al centro del patio, para después dirigirse a la muralla de roca de la derecha. Escalo llevando sus ropas sobre su hombro y se subió a la parte alta. Después miró el patio cubierto de pino desde lo alto de la muralla natural. Más allá se veía la casa de madera negra. Noto que empezaba a salir una tenue nube de humo, lo cual le indico que había empezado el día en la casa de Kratos. Después camino por encima de la "muralla" que, en realidad, era una formación rocosa natural. Avanzó tres metros por la dura superficie rocosa y salto, para caer sobre un caminillo. Hubiera podido salir del patio y dar la vuelta a la casa de Kratos, como si fuera a ir al bosque en donde recogían hongos, pero tomando una desviación hacia la izquierda. Sin embargo, saltar la muralla de roca era más rápido.

Viggo avanzó por caminillo que bajaba en una pendiente, con una muralla de roca a su izquierda y derecha. A medida que bajaba por la pendiente, la muralla de la izquierda se acabó y dio paso a una arboleda. Al mismo tiempo, se escuchó el sonido de la corriente de un rio, el cual bajaba de las montañas, pasaba por una gruta subterránea y llegaba al final de caminillo. Una vez que Viggo llego al final del caminillo de tierra, se encontró con un pequeño muelle y una barca. Camino hasta el muelle y una vez que llego al final, miró el bote con nada más que un remo, y un poco más allá el agua cristalina. El agua se trasparentaba dejando ver las piedras oscuras en su lecho de poca profundidad. La vista Viggo siguió la corriente del rio y llego hasta una gruta, la cual parecía una boca oscura de la cual emanaba agua.

Viggo se quitó la ropa, la dejo a un lado y camino hasta una esquina del muelle. Tomo una profunda respiración y se lanzó al agua generando una gran explosión. Al mismo tiempo, encogió las piernas y dejo que la gravedad lo empujara hasta base del rio, que solo tenía un poco más de 1 metro de profundidad. Al tocar las suaves piedras del fondo supo que era suficiente y se puso de pie, emergiendo en la superficie. El agua estaba helada, muy helada, pero a su vez, se había acostumbrado a este sentimiento y lo encontraba agradable después de haber entrenado.

Viggo salió del agua cinco minutos después. Su cuerpo, antes infantil, ahora estaba tomando los matices de un guerrero, con músculos marcados en su abdomen, pectoral y brazos. Sus piernas también eran más gruesas y contorneadas, donde los músculos de los muslos y los gemelos resaltaban por su definición.

Viggo se secó y se puso nuevas ropas. Una vez listo, camino de regreso. Subió la pendiente escuchando de fondo el ruido de la corriente del rio y mirando como los grandes arboles se elevaban a su derecha. Una vez que llegó a la cima de la pendiente, siguió el caminillo y vio a su derecha, una valla de ramas cruzadas. Un poco más allá estaba la casa de Kratos, la cual emitía una nube de humo por el techo.

Viggo avanzó por el caminillo y una vez que llegó a la esquina de la casa, doblo a la derecha y camino hasta llegar a la puerta. Golpeo un par de veces y desde el interior se escuchó la gruesa voz de su maestro.

-Pasa, muchacho- dijo Kratos en calma

Viggo empujo la puerta, hubo un pequeño chirrido y avanzó para toparse con su maestro al lado derecho de la puerta. Estaba parado frente al mesón pegado a la pared, donde dejaban las vasijas con todo tipo de alimentos. Kratos miró hacia atrás de soslayo y después continuo con lo que estaba haciendo. Como era tan grande, Viggo no pudo ver que hacía.

-¿Entrenaste?- pregunto

-Sí- respondió Viggo, cerró la puerta detrás de él y avanzó pasando por al lado de Kratos. Siguió avanzando hasta la fogata, en el otro extremo de la casa, en donde Faye y Atreus estaban comiendo. Viggo se sentó sobre un tronco a la derecha de Faye.

-Hermano, llegas tarde- dijo Atreus con un cuenco de comida en la mano. Por su expresión desganada en su rostro, Viggo supo que no le gustaba la comida.

-Oh, lo siento, estaba dándome un baño-

-Atreus, come tu comida- dijo Faye en un tono serio, después miró a Viggo y continuo -Viggo, saca un cuenco y sírvete-

-¿Puedo sentarme con Viggo?- pregunto Atreus

-No, y no le vas a dar tu comida- dijo Faye en un tono estricto -sé que no te gusta, pero tienes que comerla-

Atreus frunció el ceño, agacho la mirada e hizo un puchero. Viggo solo sonrió al verlo vencido sin poder luchar contra su madre. Después se fue a buscar un cuenco y se acercó a la fogata. Sobre el fuego había una olla cubierta por fuera de hollín. Viggo extendió su mano y miró en interior. Entonces alcanzó un cucharón en el interior y saco comida.

-Mira a Viggo, se va a comer la comida, muy diferente de cierta persona- dijo Faye, tratando de molestar a Atreus

-mmm- respondió Atreus en un tono molesto

Viggo se sentó en su tronco, evitando mirar a Atreus y reírse.

-Niño- dijo Kratos desde el mesón, al lado de puerta. Viggo volteó hacia atrás y miró. Kratos continuo -ven aquí, tengo algo que decirte-

-Voy- respondió Viggo. Avanzó al mismo tiempo que revolvía la comida en su cuenco y esta emitía un vapor de aroma agradable. Se paró al lado de Kratos y vio que este tenía un gran trozo de carne extendido sobre el mesón. Lo estaba cortando con un gran cuchillo de unos 60 centímetros de longitud.

-¿Qué necesita?- pregunto Viggo en un tono respetuoso

-Quiero que vayas a cazar un oso- dijo Kratos mientras cortaba una lonja de carne del ancho de una pulgada -tengo ganas de comer su carne y hacer nueva ropa con su piel-

-Seguro, pero en esta época están recién levantándose-

-Sí, y están muy hambrientos y malhumorados, recuérdalo-

Viggo soltó un suspiro, le dio una probada a su comida y asintió. Una vez que trago su comida, dijo -me voy a demorar-

-No vuelvas sin el oso- respondió Kratos con indiferencia

-Está bien-

Viggo espero a que su maestro le dijera algo más, pero este solo siguió cortando la carne en grandes lonjas de 1 pulgada de grosor. Así que entendió que la conversación había terminado. Entonces se dio la vuelta y camino de vuelta a la fogata. Sin embargo, cuando estaba a 3 pasos de Kratos, escucho:

-Tu primera prueba está decidida- dijo Kratos. Viggo se quedó congelado, mirando a Faye y Atreus al final de la casa, estaban comiendo frente a la fogata. Sintió que por un breve instante el tiempo se estancó. Kratos continuo -será a principio del verano. Prepárate, será lo más difícil que hayas vivido hasta el momento-

-Sí- respondió Viggo con una tenue voz

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