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Buenos instintos 1.12

Había pasado un mes desde la cacería del troll, en la zona sur de las montañas, a unos diez kilómetros de la casa de Kratos. Viggo había continuado con sus entrenamientos regulares; ejercitando, boxeando y cazando según las indicaciones de Kratos. Sin embargo, cada cierto tiempo Atreus y Faye se entrometían en sus días de intenso de entrenamiento y lo llevaban a pasear.

Si miras la casa de Kratos para orientarte; con su madera oscura, gran dintel hecho de gruesos troncos con dibujos rúnicos en ambos pilares. Y mirabas a la derecha, siguiendo un sendero hasta una empalizada hecha de troncos delgados, podías llegar a un pequeño bosque, en el cual habitaban todo tipo de animales. El lugar tenía una dimensión de más un kilómetro de ancho y largo, el cual separaba a Faye y a su familia de un poblado nativo. También había unas ruinas a las cuales nadie se acercaba. Según los aborígenes locales, era similar al gran Lago de los Nueve Reinos, ubicado en el centro del valle, mucho más al norte. Un lugar del que maravillarse, pero al mismo tiempo respetar.

El hecho es que Faye llevo a Viggo y Atreus a recolectar hongos al bosque. Una rica fuente de alimento, pero que, si se escoge mal puede ser dañina.

Viggo iba por detrás de Faye y Atreus, mientras esté último iba inspeccionando todo lo que encontraba, de forma hábil sacaba los hongos que ya conocía y los depositaba en una canasta. En caso de que él desconociera algún hongo, llamaba a su madre y le preguntaba. Viggo quedo mirando a la mujer de cabello cobrizo, similar al de Atreus. Ella le explicaba como si fuera una maestra y el niño asentía a todo lo que ella le decía.

Para Viggo, Faye era una existencia especial y le inspiraba un sentimiento similar al de Kratos o los otros dioses. Kratos le contó a Viggo que aquella vez en que ellos fueron a ver a los aborígenes, fue por solicitud de ella. Él dijo que Faye llevaba mucho, pero mucho tiempo ayudando a las personas. Por lo menos, desde que la conoció hace muchos inviernos. Viggo sonrió al recordar a su maestro, esa frase parecía muy él. Ya que la mayoría de las personas miden su tiempo de vida en veranos o primaveras, pero solo Kratos lo medía en inviernos.

Viggo dejo de mirar a la madre y al niño y continúo buscando algunos hongos entre las bases o hendiduras de las rocas. Él siguió avanzando por un caminillo hecho entre grandes rocas y árboles, con pequeñas posas de agua y retazos de nieve. El verano estaba llegando a esta región y el gran sol en el cielo lo afirmaba, pensó Viggo. Siguió avanzando, alejándose unos veinte metros de Faye y Atreus, llegando a una gran pared rocosa. En donde él vio una gran hendidura de más de diez metros de altura y veinte centímetros de ancho. Viggo subió por una pequeña pendiente y se agacho en la base de la hendidura para mirar hacia adentro. El lugar estaba cubierto por tierra y se veían diez hongos, todos con forma de sombrilla. La superficie era roja y tenía pequeñas protuberancias blancas como si fueran pecas.

-Tía- dijo Viggo alzando la voz -tía Faye-

Viggo se puso de pie y se giró para mirar hacia atrás. Faye y Atreus avanzaban en su dirección, pasando por entremedio de los árboles. Viggo se volteo y siguió mirando los hongos rojizos. Él quería tomarlos, pero algo le decía que era mala idea, así que se abstuvo y espero a que llegara Faye.

Viggo escucho las pisadas a su espalda, se puso de pie, dio un paso al lado y dijo -tía, encontré unos hongos-

-Déjame ver- dijo Faye, acercándose a la hendidura en la roca y mirando la base -¡Aaaa! Este es muy especial, pero no es para comer. Nunca lo ingieras en caso de sentir fatiga, te producirá más problemas que ayuda-

-Lo entiendo- dijo Viggo

Faye se apartó de la hendidura, miró a Viggo y sonrió -seguro que Viggo tiene instintos muy afilados- dijo

-¿Por qué lo dice?-

-Tuviste curiosidad ¿Cierto?- Viggo asintió y Faye continuo -pero no lo tocaste y no intentaste sacarlos aunque estaban al alcance de tu mano-

-Pensé- dijo Viggo -o sea, tenía ganas de tomarlos, pero sentí como si algo estaba mal. Así que, en vez de tomarlos espere a que usted me dijera si estaba bien-

-El instinto es una cosa de sentir el peligro o que algo anda mal. Todos tenemos un instinto, más desarrollado o menos desarrollado que otros. Sin embargo, solo Viggo tiene esa percepción- Faye se acercó a Viggo y le susurro al oído -mi marido te elogió por eso-

-¡Eh!- grito Viggo sorprendido, el calvo jamás le había dicho que hacía algo bien. Al contrario, parecía que todo lo hacía mal.

Faye soltó una risita y se fue por delante -que quede entre nosotros, si no él se puede enojar- dijo en un tono de voz divertido

-¿Qué dijo mamá?- pregunto Atreus frente a Viggo

-Nada, que tengo buenos instintos- respondió Viggo y le hizo el gesto con la cabeza para que siguieran a Faye.

-¿Cómo es eso de los instintos?- pregunto Atreus avanzando junto a Viggo. Ellos bajaron la pequeña pendiente y avanzaron por entremedio de los árboles. El sol estaba alto en el cielo y penetraba el follaje con haces de luz entremezclado con una tenue niebla.

-El instinto es cuando sabes que algo se siente extraño-

-¿Cómo?-

Viggo se rasco la cabeza mientras miraba el camino y seguían a Faye que iba por delante. Viggo apretó los labios y dijo -para mi es como si fuera una corazonada, algo que debería hacer, pero si lo hago va a salir mal. Es como un sentimiento lleno de euforia o inquietud en mi corazón, pero una vez que busco una manera alternativa de lograr el mismo objetivo, el sentimiento se calma. Parece que los aciertos provocan menos emociones que los posibles errores-

-Es extraño- respondió Atreus frunciendo el ceño

-Sí- respondió Viggo

-No te preocupes, Atreus- dijo Faye tres metros por delante de ellos, avanzaba mirando los alrededores, para ver si encontraba hongos en las raíces de algún árbol -todos sienten de diferente manera, lo importante es que aprendas a escuchar tus instintos-

-Lo haré, mamá-

Después de eso, los tres siguieron recogiendo hongos hasta el mediodía y emprendieron el camino de vuelta.

Viggo camino de lo más feliz durante todo el camino, conversando o riendo con Atreus. Sin embargo, una vez que atravesaron la empalizada y vieron a Kratos de pie frente a la casa, todo cambio. Su maestro tenía un rostro serio, su ceño fruncido y su mirada fría. Aunque solo llevaba el usual peto de cuero, parecía ser inmune al frio de la montaña. A su lado estaba el anciano Xiao, quien le decía unas cosas y Kratos, cruzado de brazos, asentía.

El viejo Xiao miró en dirección a Faye, Viggo y Atreus, y como otras veces, hizo una sonrisa de abuelo amable y levantó su mano derecha para saludarlos. Viggo estuvo feliz, Atreus súper entusiasmado, corrió hasta el viejo y lo saludo de buena gana. Solo Faye tenía cierta aprensión, al igual que su marido. La ignorancia era felicidad, y estos niños ignoraban el tipo de terrible monstruo que tenían frente a ellos.

Por otro lado, Viggo fue cambiando su expresión de alegría a una seria. Tenía el mismo sentimiento que cuando las cosas iban a salir mal, algo pasaba aquí, pensó. Tomo una profunda respiración y siguió caminando hasta llegar frente al viejo y su maestro.

-Anciano ¿Cómo estás?- pregunto Viggo en un tono serio

-¿Oh? ¿Ya no me llamas abuelo? Y yo que te traía algo de regalo- respondió Xiao en un tono amable, para al final, soltar una risita.

-Con el regalo de la otra vez es más que suficiente. La cueva fue mucho más de lo que me podía esperar-

-Sí, abuelo- dijo Atreus súper emocionado -el otro día dormí en esa cama y fue increíble, fue como, fue como, fue como…-

-¿Dormir en las nubes?- dijo Viggo para completar la expresión

-Sí, sí, como dormir en las nubes-

-Eran unas nubes muy violentas, unas que daban codazos y patadas- dijo Viggo medio en broma. Atreus se puso colorado y agacho la cabeza. Faye llego detrás de Atreus y le puso la mano izquierda en el hombro y la derecha sobre la cabeza.

-Es solo una broma Atreus- dijo Faye en tono reconciliador -Viggo está riendo-

Atreus levantó la cabeza y vio a Viggo sonriendo, entonces también sonrió. Sin embargo, Viggo estiro su mano derecha y le apretó la nariz en forma de castigo.

-No estoy enojado- dijo Viggo mientras le apretaba la nariz, Atreus le dio un leve manotazo. Viggo le soltó la nariz y continuo -pero lo de las patadas y codazos es verdad. Si hubiera sido una persona normal me hubieras botado varios dientes-

-Lo siento- dijo Atreus agachando la cabeza

-Está bien, mientras mejores tu forma de dormir está bien. No es la primera vez que duermo con mis hermanos. Tatsumi es tranquilo, pero Flora es un huracán de patadas. Al final tuvimos que mandarla con papá y su mamá cuando intentamos dormir los tres juntos-

-¿Así se llaman tus hermanos?-

-Sí, veras…-

-Niño, tenemos que hablar- lo interrumpió Kratos con su voz ronca y seria.

Viggo dejo de sonreír y elevo su mirada para mirar a su maestro a los ojos. Viggo asintió y Kratos le hizo el gesto para que lo siguiera. Ambos avanzaron sin decir nada a nadie.

-Bueno, parece que maestro y discípulo son iguales en muchos aspectos- le dijo el viejo Xiao a Faye y Atreus, con una sonrisa incomoda -no se preocupen, solo iremos a conversar una cosa con Viggo. Volverán en un rato-

Después se dio la vuelta y Faye y Atreus los miraron avanzar hasta el otro lado de la casa y desaparecer en la esquina, donde comenzaba el cobertizo.

Faye se agacho y acerco su rostro por el lado derecho de Atreus -no te preocupes, ellos volverán de inmediato. Ayúdame a preparar la comida- dijo. Atreus asintió y Faye le dio un beso en la mejilla.

Por otro lado, Kratos lidero todo el camino hasta el patio trasero, donde tenía varios trozos de tronco que ocupaba para picar leña. Él se sentó sobre uno y Viggo que venía detrás de él, se sentó frente a él. El viejo Xiao avanzó rápido mientras veía al maestro y discípulo con el bosque de fondo. Detrás de Viggo había una pila de leña recién cortada y amontonada. Detrás de Kratos había una gran roca.

El viejo Xiao se sentó en un tronco entre Viggo y Kratos. Él miró a maestro y discípulo, mientras ambos se miraban con una mirada seria e intimidante.

Xiao se llevó la mano a la boca y tosió -si me permiten interrumpir su concurso de miradas- dijo

-No estamos compitiendo en nada- respondieron Kratos y Viggo al mismo tiempo que miraban al viejo Xiao.

-Sí, bueno, lo que digan- respondió el viejo Xiao sin hacerse problemas. Miró a Viggo y le dijo -tenemos muchas cosas que cambiar-

-¿Cuáles?- pregunto Viggo en un tono cortante

-Tu falta disciplina y constancia, el entrenamiento solo te está dando experiencia, pero no te está fortaleciendo- dijo Kratos

Viggo paso su mirada desde el viejo Xiao a Kratos y lo miró a los ojos. A Viggo siempre le parecía que los ojos de su maestro emitían un brillo mortal -¿A qué te refieres?- pregunto

Kratos soltó un gruñido y frunció el ceño -¿Has estado utilizando tu energía para sanar tus heridas?- pregunto

-Sí, desde el principio. Me las he arreglado para distribuir mi energía de tal manera que pueda apalear el frio y sanar las heridas que me provocas-

-El entrenamiento genera lesiones, niño ¿Pretendes ser fuerte en medio de la comodidad?-

-Nunca-

-Entonces no te quejes-

Kratos y Viggo entrecerraron los ojos, mirándose el uno al otro. Kratos parecía estar dispuesto a lanzar un puñetazo mientras Viggo daba la impresión de estar atento a cualquier movimiento.

Xiao soltó un suspiro y dijo -está bien, corten este juego. Viggo solo estamos hablando de un cambio, nadie te está amenazando-

-Cosa chistosa que dices viejo- dijo Viggo frunciendo el ceño y hablando en un tono mordaz -mi maestro me enseñó a estar atento a mis instintos y estos me dices que me vas a perjudicar o algo similar-

-Cabezas duras- dijo el viejo Xiao en señal de molestia. Era todo un tema tratar con el tipo de guerrero basado en fuerza e instintos. Eran los mejores en el campo de batalla, pero una vez que sentían el peligro, eran como bestias rabiosas.

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