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Ya un poco más despierto Jin recupero la razón, revisando los alrededores él se sintió más tranquilo de que sus hermanas no estén cerca.
A su lado, una ninfa desnuda yacía sin fuerzas después de una larga batalla nocturna, en su rostro aun permanecía una sonrisa vibrante mientras su cuerpo recordaba cómo fue dominada.
—Creo que exagere un poco— sacando la ropa de repuesto en su inventario, Jin se vistió y salió de la habitación en dirección a la cocina, era una buena decisión conseguir un poco de sopa para que ella recuperara sus fuerzas, aun si ella tenía experiencia, era la primera vez que su cuerpo fue devorado por una bestia como Jin.
—Eres bastante sorprendente, no pensé que la abandonarías después de saciar tu lujuria sobre ella— cubriendo su sonrisa debajo de sus manos, Rosa camino al lado de Jin llevando un plato lleno de nutrientes, sus caderas se movieron al ritmo de cada paso acentuando su figura a Jin quien no pudo quitar su mirada —Yo me encargare de ella, puedes desayunar en el comedor, las demás ya están allí— agrego sentándose al lado de Margarita.
—Despierta bella durmiente, no querrás que las demás te vean en ese estado— ayudando a Margarita, Rosa le susurro algo al oído provocando que ella se sonrojara —E..eso no puede ser, las demás escucharon mis gem…— con el rostro escondido entre sus manos, Rosa aprovecho de acariciar su cabeza mientras se burlaba de ella.
…
—Si yo soy sorprendente, en ese caso que hay de ti que vas un paso mas adelante…—
Al llegar al comedor, todos disfrutaban de su comida en total tranquilidad, los niños apenas terminaban sus platos agradecían a sus mayores y salían a correr al exterior, el sol ya había salido y no les gustaba la oscuridad del refugio.
—Nii-san, que es esa herida en tu hombro— Leina, al ver que su hermano se acercaba, quiso levantarse para curar la herida en su hombro —Leina-san, aun estamos en la mesa— antes de poder moverse, Maria evito que Leina descubriera los rasguños en la espalda de Jin, deteniéndola con una mano.
—Gracias Maria— dijo Jin sentándose junto a los demás.
Aunque nadie hablo sobre el encuentro que tuvo con Margarita, Jin sintió que el ambiente era algo extraño, cada vez que miraba a Daisy o Victoria el notaba que ellas lo miraban de reojo.
Después de terminar de comer, Jin aprovecho que todas conversaban para contarles sobre el viaje que haría al asentamiento chino.
—Por ahora no podre llevar a ninguna de ustedes a mi lado— tomando una respiración agrego —Si necesitan algo, pueden anotarlo en una lista, si puedo conseguir un buen precio lo traeré para ustedes…—
Diferente a lo que Jin esperaba, ellas se mantuvieron el silencio total, los niños ya habían abandonado la mesa, solo los adultos se miraban entre si calculando en su interior las cosas que necesitaban.
Levantando la mano, Maria tomo la palabra —Jin-san, Luna me pidió que la ayudara a mover la madera cerca de la orilla, si es posible podría ir ahora—
En la mesa, Luna se mantuvo en silencio cuando Jin la miro, era evidente que ellas querían conversar a solas —Esta bien, espero que cuando termine tengan preparado las cosas que necesitaran—
—Tomara el tiempo que sea necesario— respondió Victoria con los brazos cruzados, debajo de sus ojos aún quedaban rastros por no dormir bien.
Sin querer provocarlas, el abandono el comedor y se dirigió al exterior del domo.
Luego de acumular la madera en una pirámide, Jin aprovecho de revisar las aguas del rio, según las palabras de los chinos, los dragones de inundación atacaban a cualquier hora del día, él no quería dejar un riesgo latente cerca del refugio.
Extendiendo su aura por las aguas, Jin abrió el mapa del sistema y espero pacientemente la aparición de las criaturas, después de unos minutos dos puntos rojos aparecieron en la pantalla.
En el fondo del rio, dos dragones de inundación abrieron sus ojos al sentir la presencia que invadía su morada, mirando en dirección de Jin ellos rugieron furiosos y salieron de las aguas creando dos grandes remolinos en la superficie.
¡ROAAAAR!
Con espada en mano, Jin bloqueo uno de los ataques sorprendido por la aparición de los dragones, su velocidad era superior a cualquier criatura que enfrento hasta el momento.
Dragon de Inundación gemelo (Dorado)
Estado: Debilitado
Criatura marina descendiente de los dragones antiguos, sus garras impregnadas de veneno son capaces de asesinar a una criatura de nivel superior.
Si la información no estaba equivocada, Jin había encontrado a dos dragones que estaban evolucionando sus cuerpos, evitando que sus garras tocaran su cuerpo Jin desvió uno de los ataques con su espada y le dio una patada en la cabeza a uno de ellos.
Aunque en la teoría ellos debían ser mas fuertes, cada vez que los dragones gemelos evolucionaban ellos perdían gran parte de su fuerza derramándola en un cristal puro dentro de su morada.
Al ver que sus ataques individuales no surtían efecto, los dragones rodearon a Jin de ambos lados preparándose para lanzar uno de sus ataques más poderosos.
—No los dejare— apareciendo detrás de un dragón, Jin extendió sus puños, el ataque combinado de ellos estaba a un nivel muy superior de lo que podía manejar, si permitía que ellos lo liberaran todo su refugio quedaría transformado en cenizas.
¡BOOOM!
Con una fuerte explosión, el cuerpo del dragón cayó al suelo botando saliva por su boca.
Furioso, su compañero extendió las escamas sobre su cuerpo y las lanzo contra Jin mientras se preparaba para atacarlo nuevamente.
—Eso no es suficiente— bloqueando cada escama que volaba hacia él, Jin se preparó para quitarle la vida a uno de ellos, en el momento que las escamas dejaron de atacarlo, uno de los dragones tomo a su compañero herido y se lo llevo al rio, con sus heridas no era oponente para Jin.
—Maldición!— sin perder tiempo, Jin se sumergió dentro de las aguas y nado hasta la morada de los dragones, conteniendo la respiración Jin sintió que la presión sobre su cuerpo aumentaba cada vez más.
A Jin no le importaba perder dos núcleos dorados para completar su misión, si esos dragones lograban evolucionar con la ayuda del cristal de sangre que cultivaban en su morada Jin no tendría ninguna oportunidad para enfrentarlos.
Aun siendo criaturas doradas seriamente heridas, si ellas lograban realizar su ataque gemelo Jin definitivamente habría muerto en sus garras.
Cuando la luz en el fondo del rio aumento, Jin se sintió mas tranquilo al poder respirar aire nuevamente.
A su alrededor, muros cubiertos de gemas preciosas se extendían por todos lados, dejando sin aliento a cualquiera que conociera el valor real de cada una de las gemas.
Explorando la caverna Jin no pudo encontrar rastro de los dragones, ellos habían abandonado su morada sabiendo el peligro que Jin representaba.
—Si, aquí esta— en el centro de la morada, un cristal azul brillaba rodeado de rayos metálicos que salían de su interior, solo acercarse a el provocaba que Jin sintiera una corriente gélida recorrer su cuerpo.
Linaje de sangre concentrado
Rareza: débil
Creado a partir del sacrificio de dos dragones de inundación, es capaz de fortalecer el cuerpo de quien lo devore en varios niveles dependiendo de su base original.
Tomando el cristal en sus manos, el cristal reacciono liberando cientos de rayos que ingresaron al cuerpo de Jin tratando de destruir sus músculos.
Con cada segundo que pasaba, la sangre de Jin comenzó a hervir a niveles peligrosos —Aun no puedo usarlo— sintiendo el peligro que representaba en el momento, Jin lo guardo en su inventario, no podía arriesgarse por el momento con su fuerza actual.
Si solo hubieran pasado unos segundos más, el cristal habría liberado la llama en su interior consumiendo todo a su alrededor, solo alguien con la fuerza de una criatura dorada de máximo nivel podría controlar el cristal para su propio beneficio.
Jin guardo todos los tesoros acumulados por los dragones en su inventario, entre ellos estaba los cadáveres de dos dragones gigantes que Jin pensó eran sus padres.
Sin nada mas que saquear, Jin regreso a la superficie encontrando a una Luna sorprendida arreglando las nuevas jaulas de peces.
—Así que aquí estabas…Cecilia, llama a Maria, Jin regreso—
Girándose hacia Jin agrego —Pensamos que ya habías partido, es mejor que te disculpes con Maria si no quieres que algo malo te pase—
Escuchando las palabras de Luna, Jin siguió secando su cuerpo mientras Luna continuaba trabajando.
Después de unos minutos, Cecilia acompañada de Maria salieron del domo.
Apretando un pergamino en sus manos, Maria camino hacia Jin buscando una explicación de su desaparición.
¡Clic!
—¿¡Qué es eso!?— gritaron las 3 a la vez.
Delante de ellas una fuente de jade blanco descansaba en el suelo, en su interior rubíes, esmeraldas, zafiros, incluso algunos diamantes que le sacarían el aliento a cualquier joyero estaban sin ningún dueño.
—Maria, debo partir pronto si quiero aprovechar el día, mientras pueden quedarse con esas joyas— tomando la lista de las manos de Maria, Jin decidido partir antes que ellas recuperaran el sentido.
Cuando Luna tomo un pequeño jade en sus manos, la frialdad recorrió su cuerpo dejándola extasiada al ver que cada una de las cosas en la fuente era preciosa.
—Que haremos con todas estas cosas— acercándose a la fuente, Cecilia quiso tomar una de las joyas, pero dando un paso al frente Maria la detuvo —Esto es un regalo de Jin-san para todas, creo que antes de elegir algo que nos guste debemos enseñárselo a las demás—
Maria había visto un rubí que le recordó a una de las joyas de su madre, aun así ella contuvo la necesidad de poseerlo y decidido informarle a las demás.
Para Jin las joyas que dejo a sus compañeras era una milésima parte del verdadero tesoro acumulado de los dragones, si esa cantidad era suficiente para que no lo regañaran él no tenía problemas en dárselas como regalo.
Ya caminando por el bosque, después de unos kilómetros pudo encontrar rutas hechas por el hombre.
Según la información que tenía, había tres barreras de protección antes de llegar al verdadero asentamiento, Jin no quería tener problemas con ellos, así que cubrió su rostro evitando que los demás pudieran reconocerlo.
En caso de que tuviera que huir, al menos él podía regresar con otra identidad para comerciar en el interior.
—Es increíble como pueden levantar algo así—
Después de media hora, Jin encontró trampas por todos lados, debajo de ellas el rastro de sangre fresca le advirtió de que la gente estaba cerca.
Por el momento Jin no uso su aura sobre ellos, desde que existían humanos con habilidades, no quería que ellos fijaran su atención en él, mientras pudiera intercambiar sus pertenencias y obtener información él no buscaría problemas.
—Alto ahí, identifícate y explica el motivo por el que estas aquí—
Sobre un muro de cuatro metros de alto, dos guardias chinos con lanzas de metal en sus manos lo detuvieron.
Sobre su ropa una armadura de cuero con escamas protegía su cuerpo, sobre sus cabeza un casco de acero con el símbolo de un dragón les daba un aura intimidante.
Respondiendo en un chino perfecto, Jin dio un nombre falso y explico que era un sobreviviente que escucho del asentamiento de Ma Teng.
—Así que eres un compatriota nuestro…habrías empezado por allí, bajo la protección de nuestro señor no tendrás que preocuparte de nada mientras ayudes al renacimiento de nuestro imperio—
Los guardias no dejaron de alabar al señor que habían decidido seguir, después de repetir el proceso dos veces mas Jin pudo cruzar la entrada del asentamiento.
—Increíble, cuanto tiempo les habrá tomado recrear todo esto—
Delante de él, grandes edificios se extendían por todas partes, en el centro una calle principal estaba repleta de personas que revisaban las tiendas apostadas en su costado, si Jin no supiera que estaban en otro mundo el habría creado firmemente que había viajado al pasado de la china oriental.
Después que los guardias anotaran su nombre en una ficha, Jin pudo pasear sin que nadie lo detuviera todo el camino.
—Si el lugar es seguro, debo considerar traer a las demás—
Al llegar a uno de los puestos, las personas entregaban unas monedas de cobre para conseguir una brocheta con un poco de carne.
Deteniendo a una de las personas, Jin pregunto como conseguir monedas para poder comprar cosas.
—Amigo, así que tu también eres nuevo— tomando las manos de Jin, el hombre sacudió un momento sus brazos y le dio una palmada en el hombro —Yo también soy como tú, después de sobrevivir junto a mi grupo, escuche del asentamiento del grandioso Ma Teng que protegía a todos sus compatriotas—
—Si quieres conseguir monedas es fácil, ves el edificio al final de la calle…ese es el ayuntamiento principal, allí puedes intercambiar todo tipo de productos que tengas por monedas de cobre y hierro…existen también monedas de plata y oro, pero debes saber que esas solo se las dan a las personas mas importantes, si llegas al ayuntamiento nunca preguntes por ellas si no quieres problemas—
—Muchas gracias…no pregunte tu nombre, mi nombre es Guan Yu— usando su nombre ficticio, Jin pensó que era algo adecuado para el: Guan Yu había sido un general bajo el mando de Liu Bei en el periodo de los tres reinos en guerra, conocido como el dios de la guerra, Jin nunca creyó que él hubiera muerto después que fuera capturado por las fuerzas de Sun Quan en una de sus emboscadas, ese final no era digno para alguien de su nombre.
Sin palabras, el hombre que le explico a Jin negó con la cabeza y advirtió —Amigo, tu nombre es demasiado desafiante…— mirando hacia todos lados agrego cerca de Jin —no dejes que los demás lo sepan, en este lugar solo Ma Teng puede ser venerado, aquellos que tengan nombres de nuestros ancestros mas importantes desaparecen sin dejar rastro, si eres inteligente entenderás a que me refiero—
Sin hablar otra palabra, el hombre tomo una de las brochetas y desapareció entre la multitud, no quería tener algún tipo de conexión con Jin, a su lado aun tenia familia que proteger y no dejaría que otra persona la arrastre con él.
—Ma Teng, parece que es mas complicado de lo que creí— en uno de los rincones, Jin saco un poco de carne y algunas pertenencias que envolvió en una manta de cuero, caminando entre la multitud él se dirigió al ayuntamiento.