Al día siguiente.
Habían pasado diez días desde que obtuvo el sistema, y hasta ahora una duda permanecía en su mente desde que entendió de qué iba todo.
[Clase: desconocida]
La ranura llevaba así desde el primer día, y a pesar de todas las Quest seguía inamovible.
Cuando generalmente usaba 'persuasión' en la ranura aparecía o bien la raza del objetivo o su especialidad como el caso de Abe Kiyome.
Eso le dejó con el interrogante de si su clase estaría relacionada con su raza, o bien todavía no había adquirido una especialidad fija.
"Tal vez sea espadachín por mis dagas... quiero pensar que soy humano"- discurrió Goku soltando un suspiro mientras caminaba por un pasillo capturando todas las miradas.
Fue su primera noche durmiendo sin Suzaku en casa luego de una semana, sería una increíble mentira decir que no la echaba de menos.
A ella y a su comida deliciosa.
Tras hacer la Quest diaria no dividió los puntos, ahora iría acumulando los puntos para cuando tenga una cantidad elevada loa distribuiría.
Tuvieron un examen de literatura a primera hora y realmente le fue muy bien, ahora que estaba en el recreo aprovecharía para hacer una cosa.
"¡Ahí está!"- pensó Goku reconociendo aquella figura esbelta que salía del aula de tercer año.
Tsubaki recién salía de clase y caminaba hacia la sala del consejo estudiantil, pero de pronto un azabache se adentró en su campo de visión.
Su corazón empezó a latir rápidamente sin que pudiera evitarlo, había pasado un tiempo desde la última vez que sus rostros se cruzaron.
-¿G-Goku-san? -preguntó Tsubaki al ver cómo Goku se paraba frente a ella mirándola fijamente.
-Ven, tenemos que hablar -contestó Goku tomándola de la mano y alejándose del lugar.
Todos los alumnos presentes enmudecieron al instante, esto confirmaba los rumores de que el rey y la vicepresidenta Tsubaki eran pareja.
Minutos después.
Tsubaki sentía cómo su corazón estaba a punto de estallar debido al nerviosismo que reinaba en su ser, pocas veces se sintió tan desasosegada.
Sintió la áspera mano de Goku entrelazada con la suya e inconscientemente apretó aquel agarre mientras subían las escaleras rápidamente.
Tras unos segundos llegaron a la azotea de la escuela, un lugar que ambos conocían pues unos días antes se encontraron ahí y conversaron.
En cuanto se detuvieron Goku soltó su mano e inhaló aire cerrando sus ojos. No dijo más y se quedó en silencio. Tsubaki siguió igual que él.
"A pesar de que la haya traído hasta aquí no sé qué decirle... Sigh, debí haberlo pensado antes"- discurrió el azabache rascándose la mejilla.
Tantos días postergando su encuentro con Tsubaki y ahora que la tenía a unos centímetros Goku no sabía que palabras tenía que proferir.
Tsubaki no estaba mejor, todo había sido tan repentino que no pudo pensar en qué decir. Pero tenía que hacerlo, esta era su oportunidad...
Tsubaki inhaló lentamente antes de liberar todo ese aire y liberar también cualquier pensamiento innecesario y que pudiera perjudicar las cosas.
-Tenía miedo... -Tsubaki pronunció aquellas palabras como una suave brisa primaveral que sacudió los sentidos de Goku, quien la miró.
-¿De qué? -preguntó Goku con curiosidad y al mismo tiempo con temor de que Tsubaki tuviera miedo de él... preferiría todo menos aquello.
-Tenía miedo de que tú no fueras tal como creo que eres -respondió Tsubaki mirándole a los ojos y vio confusión en medio aquellos ojos ónix.
-¿Cómo crees que soy? -inquirió el chico con más confusión que curiosidad pero aliviado por que el miedo de Tsubaki no fuera hacia él.
-Amable, tierno, gracioso, inocente... así creía que eras hasta que descubrí que tienes poderes -habló ella- ¿Por qué no me lo dijiste Goku?
Quizás era hipócrita de su parte pues ella también tenía poderes y no se lo dijo, pero a pesar de ello anhelaba saber sus razones.
-Porque no quería involucrarte ni involucrar nuestra amistad Tsubaki, y sé que en el fondo tú tampoco me dijiste sobre tu condición por lo mismo, ¿no? -preguntó Goku observándola.
Tenía bastante sentido y justamente Tsubaki no quiso hablarle sobre su condición por eso... pero había algo más aparte de no querer involucrarle.
-Sí, tienes razón... pero no quería involucrarte porque esta vida no es algo que a mí me agrade, muchas veces tienes que mancharte las manos y... no quiero que tú sufras eso -explicó Tsubaki.
Repudio, exilio, dolor, soledad... era todo lo que recibió Tsubaki tras descubrir su Sacred Gear, y no quería que Goku sufriera lo mismo que ella.
No quería que Goku perdiera su sonrisa, su alegría, su ingenuidad, esa sensación que le brindaba y le hacía no querer separarse de él... no quería que perdiera todos esos rasgos.
Todos esos rasgos que hicieron que Goku ocupara un lugar privilegiado en su corazón.
Goku sabía de qué hablaba Tsubaki pues anteriormente lo había experimentado cuando asesinó a los caídos perforando su corazón.
Sin embargo algo como aquello no iba a cambiar su forma de ser... o eso creía. Así que Tsubaki no tenía porqué preocuparse, él no iba a cambiar.
-Lo sé Tsubaki, sé que en ocasiones debo mancharme las manos para proteger a los indefensos... pero todo eso no va a cambiar quien soy -habló Goku tomando sus manos.
Los ojos heterocrómicos de la bella Tsubaki resplandecieron ante aquellas palabras y afianzó su agarre hacia las rudas manos del azabache.
-Con o sin poderes seguiré siendo el mismo Goku que conoces, así que no te preocupes por eso -comentó Goku con una enorme sonrisa.
Sin perder tiempo Tsubaki le abrazó cerrando sus ojos dejando que escapara toda la carga que sintió en sus hombros durante esta semana.
Todos sus miedos desaparecieron cuando se sumergió en los brazos de Goku que tanto calor otorgaban a su alma llena de dolor y tristeza.
Ahora todo podría ser como antes. No, mucho mejor pues no habría secretos entre ambos. Es decir, no había necesidad de ocultar nada.
-Entonces... ¿seguiremos siendo amigos? -preguntó Goku y ante la obviedad de la pregunta Tsubaki soltó tiernas carcajadas en respuesta.
-Claro que sí... después de todo todavía debo enseñarte a cocinar -respondió Tsubaki sonriendo todavía sin separarse de él.
-Genial, me alegra oír eso -añadió a su vez el pelinegro sin atreverse a cortar el abrazo con Tsubaki, como si no quisiera perderla...
Pero no tenían todo el tiempo del mundo, así que procurando aprovechar al máximo estos minutos deshicieron aquel abrazo y se miraron fijamente.
-Quiero que a partir de ahora seamos sinceros el uno con el otro, sin secretos -profirió Tsubaki tomándole de las manos con suma suavidad.
-Claro, aunque supongo que ya te habrás enterado de la charla que tuvimos ayer, ¿no? -preguntó Goku y la muchacha asintió.
Sona le había informado sobre lo que hablaron ayer con Suzaku y él, así que básicamente sabía cosas pero a pesar de eso quería saber más.
-Lo único que quiero es hacerme más fuerte, así podré proteger a las personas que me importan y a los que no pueden hacerlo por su cuenta -habló Goku suscitando una gran sonrisa en Tsubaki.
Es tal como había dicho Sona.
-Definitivamente es algo propio de ti... y me alegra que sea así -habló Tsubaki con una suave sonrisa en su rostro- ¿Qué hay de tus poderes?
Goku suspiró internamente, aquí sí debía guardarle un secreto y ese era la existencia del sistema pues aún no entendía qué era en sí.
"Sé cómo funciona el sistema y todo... pero no sé porqué lo tengo, quién me le ha dado y porqué razón. De momento no le diré nada"- indagó él.
-No son nada del otro mundo, básicamente súper velocidad, fuerza y vuelo, pero combato usando dagas -contestó Goku sonriendo.
"Técnicamente no es una mentira, me faltó añadir que tengo acceso a gran variedad de armas, pociones y habilidades"- pensó Goku.
-Oh... ¿y cuándo los descubriste? -preguntó Tsubaki con curiosidad en sus ojos divergentes.
-Fue hace menos de dos semanas, tuve que entrenar para dominarlos pero aún me faltan cosas por descubrir -respondió el azabache.
"Entrenar y sufrir, casi me matan golem, lobos, grandes tigres, serpientes gigantes o perros del infierno"- pensó el chico recordando aquello.
"¿Sólo dos semanas? Impresionante, es decir poco después de que nos conociéramos"- indagó Tsubaki mirando con sorpresa al pelinegro.
-¿Cómo y cuándo supiste... que era una diablesa? -inquirió Tsubaki con hesitación.
-Un día antes de la noche en que desperté en tu casa, y digamos que... puedo detectar a qué raza pertenece cada cual -respondió el de ojos ónix.
"Entonces sí que ibas un paso por delante de nosotras... no dejas de sorprenderme"- pensó Tsubaki con una ligera sonrisa en sus labios.
-¿Sabes también que... Kaichou trató de reencarnarte en demonio? -era su última pregunta y la que más dudas le generaba.
-Sí, tal vez sus piezas estaban mal, no conocí a mis padres pero estoy seguro de que soy un humano -contestó Goku con una sonrisa.
Aquí vino su segunda mentira, Sona no pudo reencarnarle por uno de los efectos del sistema que le hacía inmune a los venenos y toxinas.
-Me da igual si eres humano o no... mientras sigas siendo tú no me apartaré de ti -confesó Tsubaki ciñendo las manos del azabache.
Antes le preocupaba el hecho de que si Goku entraba en contacto con el mundo sobrenatural, esa inocencia que le distinguía desaparecería.
Pero ahora, sabiendo que no era así y que a pesar de todo lo que conllevaba tener poderes Goku seguía siendo el mismo chico de siempre, su corazón sentía una paz inconcebible y eso le bastaba para alcanzar esa anhelada felicidad.
Tras darse cuenta de lo que había dicho su rostro se sonrojó a niveles estratosféricos y Goku soltó entonces una pequeña risa.
-¡N-no te rías! -exclamó ella en un intento desesperado por aminorar su vergüenza pero fracasó estrepitosamente al acto mismo.
-Bien bien, ahora es mi turno de hacer preguntas -habló Goku frenando sus risas y Tsubaki asintió- ¿Cómo supiste donde vivía? Nunca te lo dije.
Su fino rostro, que había estado recuperando gradualmente la normalidad, volvió a sonrojarse duplicando el rubor que mostró antes.
-B-bueno y-yo... -murmuró Tsubaki con un sonrojo.
Estaba muy avergonzada.