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Capitulo 100: El Diario de Tom Riddle

La víctima de esta noche sería Colin Creevey, un desafortunado niño nacido de padres muggles. Además de ser fan de Harry Potter, no había mucho más que decir, salvo su triste fallecimiento en la batalla de Hogwarts en su sexto año.

La luna ya estaba en su punto más alto de la noche, donde las estrellas adornaban el cielo. William había estado esperando en silencio en todo momento, siguiendo a Ginny a todos lados hasta que llegó el momento indicado. En ese momento, Harry estaba en la enfermería siendo molestado por el elfo doméstico Dobby.

Debido al anterior juego de Quidditch, los alumnos habían perdido esa sensación de peligro que les había entregado el anuncio de la Cámara de los Secretos. Incluso los profesores inconscientemente habían bajado su guardia; quizás este era el modus operandi que usaba Tom Riddle para sus ataques.

William estaba quieto en uno de los cubículos del baño de las mujeres en el segundo piso, con una poderosa magia de invisibilidad sobre su cuerpo que había aprendido hace un año en un libro sin autor identificado.

Cada vez que William usaba esta magia en su cuerpo no podía evitar elogiar al creador; esta magia era tremendamente útil y además consumía muy poco de sus reservas mágicas, hasta el punto de que seguía preguntándose a sí mismo, ¿Quién era el autor del libro?

Ahora mismo eso no era importante sino la niña de primer año, quien, bajo el efecto de una maldición Imperius, ahora estaba haciendo cosas contra su voluntad, como era el caso en este momento al liberar el basilisco por segunda vez.

William pudo verla mientras presionaba el botón en una de las llaves del lavabo, activando un mecanismo especial y abriendo la vía por la cual el basilisco podía salir.

Aunque el basilisco pudiera ser silencioso, William siempre se preguntó cómo era posible que ningún cuadro o fantasma hubiese visto a tal serpiente en el castillo, incluso si ocupaba solamente el sistema de alcantarillado del castillo.

Al ver a la inmensa serpiente asomar su cabeza en la entrada del lavabo, William no podía evitar que sus instintos de supervivencia le pidieran retirarse. Esta criatura solo necesitaba mirarte directamente para acabar con tu vida, e incluso si la mirabas por un reflejo, terminarías petrificado. Por si fuera poco, el veneno de esta criatura por sí solo era increíblemente destructivo hasta el punto de ser un arma para destruir un Horrocrux.

William se quedó esperando pacientemente hasta que el basilisco realizó toda su tarea y volvió a ser encerrado. En el momento en que Ginny estaba regresando a la sala común de Gryffindor, William se acercó a ella en silencio y puso su varita en la nuca de la niña.

"Desmaius."

La niña se desplomó en el suelo y William le quitó fácilmente el diario de las manos.

"¿Esto contará como jugar en modo campero?" se preguntó William a sí mismo, mirando el pequeño diario negro que contenía el fragmento del alma de uno de los magos más malvados en la historia.

Una vez más, William usó el hechizo para hacer invisible a Ginny y la cargó en su espalda. Ella no podía simplemente aparecer desmayada; además de Colin siendo víctima, no necesitaba que Ginny también lo fuera. Para evitar esto, William la llevó hasta la sala común de Gryffindor. El problema era pasar por las defensas en el dormitorio de las chicas, pero sabiendo que su magia podría dejar de funcionar en cualquier momento, decidió dejarla en uno de los sofás de la sala común. Inevitablemente, en algún momento de la noche, todos los estudiantes estarían en sus camas y en ese momento la magia de invisibilidad dejaría de funcionar.

En su dormitorio, William hizo lo de siempre, dejando un señuelo de sí mismo en la cama y bajando a la caja donde tenía sus mascotas. Allí, en el apartado que tiene para su aprendizaje, puso el diario sobre una de las mesas.

"Muy bien, Tom, es hora de que dejes salir todos tus secretos," dijo con una sonrisa.

Las páginas del libro estaban vacías, pero las palabras solo comenzarían a fluir luego de que William escribiera con tinta en el libro.

William tomó su pluma y escribió en la primera página: "Hola, soy William Rosier. ¿Quién eres tú?"

Las palabras se desvanecieron y, después de unos segundos, nuevas palabras comenzaron a aparecer:

"Hola, William Rosier. Soy Tom Riddle."

La mano de William tembló ligeramente al ver la respuesta. Había oído hablar de Tom Riddle, pero tener un diálogo directo con él era algo completamente diferente.

"¿Qué quieres?" escribió William.

"Quiero ayudarte," respondió Tom. "Puedo darte conocimiento y poder. Todo lo que necesitas hacer es confiar en mí."

William frunció el ceño. Sabía que no podía confiar en Tom Riddle, pero también sabía que este era un recurso invaluable.

"¿Qué tipo de conocimiento puedes ofrecerme?" escribió William.

"Todo tipo," respondió Tom. "Magia oscura, hechizos poderosos, secretos del castillo... Todo lo que quieras saber."

William se quedó pensando por un momento. Sabía que jugar con fuego era peligroso, pero la oportunidad de aprender más sobre sus enemigos y sobre el propio Tom Riddle era algo que no podía dejar pasar.

"Está bien," escribió William. "¿Sabes algo sobre la Cámara de los Secretos?"

Las palabras aparecieron lentamente en la página: "La Cámara de los Secretos es una leyenda. Pero hay verdad en toda leyenda."

"¿Puedes decirme algo más concreto?" insistió William.

"Solo el heredero de Slytherin puede abrir la cámara," respondió Tom. "Yo sé muchas cosas, William. Cosas que pueden ayudarte a alcanzar grandes poderes."

William sabía que tenía que proceder con cautela. "¿Y qué quieres a cambio de esa información, Tom?"

"Solo tu confianza," respondió Tom. "Permíteme guiarte y compartiré mis conocimientos contigo."

William cerró el diario por un momento, reflexionando sobre las palabras de Tom. Era evidente que Tom Riddle tenía sus propios planes y motivaciones. Sin embargo, William estaba decidido a obtener la mayor cantidad de información posible sin caer en las garras del mago oscuro.

"De acuerdo," escribió finalmente. "¿Qué es lo primero que quieres enseñarme?"

Las palabras aparecieron de nuevo: "Empezaremos con la magia oscura. Hay un hechizo en particular que podría interesarte..."

William continuó leyendo, su mente trabajando rápidamente para absorber la información y discernir cómo usarla a su favor.

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