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Familia

Debido a lo parecidos que eran todos, además de pensar que son hermanos, pensé que eran trillizos.

Sus ropas estaban sucias y viejas, sus zapatos parecían a punto de romperse.

- ¿Esto es suyo?

- Um, s-sí.

- Haha, cuando tenía su edad yo también me aburría cuando venía a los cementerios, tengan cuidado y asegúrense de no romper nada ¿Bien?

Hice algunos trucos con la pelota al estilo Messi.

- ¡Wooooo!

- ¡Genial yo también quiero hacer eso!

- ¡Enséñeme a hacer eso!

Los niños siendo niños no escondieron su asombro e intentaron hacer que les enseñe a hacer lo mismo.

Parecían buenos niños, dos de ellos tenían una piel blanca mientras que el tercero era de un tono más parecido al mío, los tres compartían las orejas puntiagudas, el color rojo en sus ojos y el cabello plateado. Como los tres tenían la misma cara la forma más fácil de diferenciarlos fue con sus peinados. Uno tenía el cabello desordenado, otro lo tenía peinado a la izquierda y el ultimo abierto como un libro.

Estaba seguro que cuando crecieran serían muy populares con las mujeres.

- Tal vez otro día, estoy algo ocupado y parece que los buscan.

Regresé la pelota a los niños y apunte a la mujer que se iba acercando.

Tenía ropas simples, un vestido de una pieza con falda larga de color opaco, zapatos de cuero que parecían baratos y un rostro pecoso pero bello, al igual que los niños, sus ojos eran rojos y sus orejas puntiagudas, pero su cabello estilo Bob estaba divido en plateado y negro desde la raíz, su piel blanca y apariencia general me hacían pensar que era una muñeca de porcelana viviente.

- ¿Tus niños?

La mujer era más o menos de mi edad, o un poco más joven, por lo que hable sin mucha formalidad.

- Ah, n-no, son mis hermanos, ¡Por favor discúlpelos por haberlo molestado!

- Woah, tranquila, no estoy molesto ni nada.

La mujer se había arrodillado e inclinado, su voz transmitía miedo, ya sabía que mi cara no daba una buena primera impresión, pero esto era muy exagerado.

- ¡Hermana, esté señor es increíble!

- ¡Sí, sí, puede hacer trucos geniales con la pelota!

- ¿Podemos quedarnos a que nos enseñe?

- ¡Niños!

Al contrario de su hermana, el trio de niños parecían muy cómodos.

- Haaah* Aquí.

Suspirando un poco, ofrecí mi mano para ayudar a la chica a levantarse.

- Ah, oh, um, muchas gracias.

Después de cierta vacilación, la mujer acepto mi mano.

- Mhm, ensuciaste tu falda, déjame ayudarte.

- ¿A-Ayudarme?

Saqué mi colgante y lo usé en la chica y sus hermanos.

¡OOOOOHHHH! Exclamaron los niños.

Cuando las burbujas se desvanecieron, los niños se lanzaron a mis piernas.

- ¡¿Puedes usar magia señor?!

- ¡Por favor enséñeme magia!

- ¡Yo también, yo también!

- …Asombroso… ¡Ah! ¡Ron, Lorn, Forn! ¡Dejen de molestar al señor!

La chica rápidamente intento alejar a los niños, pero se habían aferrado como monos a mis piernas.

- Ahaha… Me temo que eso es todo lo que puedo hacer, mi maná es del tamaño de un charco. Dije acariciando las cabezas de los niños.

- ¿Eeeehhh? Respondieron los 3.

- ¡Niños!

Por lo menos no se muestren tan decepcionados, lastiman mi frágil corazón.

Finalmente, los niños me soltaron y regresaron junto a su hermana.

- ¡L-Lo siento mucho!

- Está bien, yo también solía ser así, ¿Vienen a visitar a alguien?

- S-Sí, a nuestros padres.

La chica miró a un par de tumbas al este, al igual que la mayoría, solo tenían un pedazo de madera tallada como lapida.

- Ya veo, perdona si te incomodó la pregunta.

- Descuide, no es nada de eso, siempre tendremos nuestros felices recuerdos con ellos. Respondió la chica con una sonrisa triste.

- … Sí… Por cierto, ya sé el nombre de esos 3 pequeños, pero no el tuyo.

- C-Cierto, que tonta de mi parte. Soy Victoria Blackleaf.

Interesante apellido.

Ofrecí mi mano a Victoria.

- Roberto Díaz, un gusto.

Antes de que Victoria aceptara mi saludo, sus hermanos se colgaron de mí brazo.

- ¡Yo soy Ron Blackleaf! Dijo el cabello desordenado.

- ¡Yo Lorn Blackleaf! Continuo el cabeza de libro.

- ¡Y yo Forn Blackleaf! Finalizo el lado izquierdo.

Como presentación, los niños colgados en mi brazo adoptaron poses de súper héroes.

- ¡Abababa! * ¡L-Lo siento mucho señor Roberto!

- …Haha, está bien.

¿Qué onda con ese sonido?

Si fue por el aumento de estadísticas o porque los niños no pesaban mucho, no fue un problema cargarlos en mi brazo.

Era la hermana quien me preocupaba, no me sorprendería que ese color blanco de su piel fuera a causa de estrés.

- Dime Victoria, ¿Estudias? ¿Trabajas?

- Trabajo, soy mesera.

- ¿Ho? ¿Puedo saber dónde?

- En un bar al distrito sur, cerca del muro.

No es tan lejos, pero…

El mundo era básicamente una Pangea con algunas islas a los alrededores, si lo comparara con la tierra, diría que es como si los continentes de América del norte se fusionaran con Asia y África en un pedazo inmenso de tierra flotante.

Lafonía estaba al centro con cercanía al oeste. La ciudad tenia forma circular con 4 distritos como división, las calles eran algo laberínticas, supuse que era para dificultar las invasiones al castillo que estaba al centro de todo.

Como el cementerio estaba relativamente alejado del castillo, supuse que yo estaba más o menos al centro del distrito sur.

- ¿Estarán bien ustedes solos? Oscurecerá pronto.

Victoria me mostro una sonrisa amable que calentó mi corazón antes de contestarme.

- Le agradezco su preocupación, pero estaremos bien, señor Roberto.

- Bueno, sí tú lo dices no hay nada más que hacer.

Tomando las manos de sus hermanos Victoria me dio una leve reverencia y siguió con su camino.

Cuando los perdí de vista, me acerqué a las tumbas de sus padres.

"Aquí yace: Sheron Blackleaf" "Aquí yace: Agera Adato".

- Hmm, entonces así se ven los elfos.

Al contrario de mis pensamientos, solo el fantasma del padre estaba presente, por lo que la madre debió de morir sin arrepentimientos.

El fantasma del padre era un hombre que parecía de unos 26 años, su cabello plateado colgando en una cola de caballo, y su cuerpo entrenado estaba siendo atravesado por 5 flechas en su pecho. Su mirada era de un dolor diferente al físico, era más la mirada de alguien con muchas frustraciones.

Siendo honesto su rostro era muy atractivo, sus orejas eran puntiagudas al igual que sus hijos, pero las de él eran más largas, además de que su boca estaba manchada de sangre que vomitó en algún momento del pasado, vestía prendas de un explorador y un carcaj roto colgaba de su espalda.

Lagrimas brotaron de sus ojos mientras se me acercaba.

- Mí… familia…peligro…muerte…

- Mmm, eso es malo.

No fue muy difícil captar el mensaje de sus alaridos.

- Ayuda… Ayúdame…

- Lo haré si tú lo haces primero, dame algo que sirva.

Tomé el hilo negro de su tumba.

¡!

- ¡Ghk! ¡Ahgk!

Justo después de absorberlo, sentí como si mis ojos estuviesen siendo incinerados desde adentro, como sí el aguijón de un insecto venenoso se hubiese clavado en mis iris, y el veneno poco a poco se extendiera por mis venas hasta llegar a mi cerebro.

- Lo verás… Todo…

Reflexivamente tiré mis lentes al suelo y cerré mis ojos mientras cubría mi cara con mis manos, pude sentir como un líquido pegajoso que salía de ellos descendía a la tierra con un ruido sordo.

¡¿Se están derritiendo mis ojos?!

Casi nunca entraba en pánico, no importa lo horrible de la situación, era una especie de talento natural con el que había nacido.

- IHHHSSSSS* FUUUUU*

Me quité un guante y lo puse en mi boca para morderlo y ayudarme a soportar el dolor, además de evitar romperme los dientes. Rápidamente comencé a hacer ejercicios respiratorios para mantener un flujo de aire controlado a mi cabeza, la hiperventilación nunca era buena.

Lentamente me fui acostumbrando al dolor hasta poder sentarme y esperar a que se terminara. Solo duró un par de minutos, pero sin duda no era una sensación que quería repetir.

- Haaah* Hah* Hah* Mas te vale que sea bueno.

Una vez que todo termino, cuidadosamente abrí mis ojos.

- … Santa mierda.

Ya no necesitaría lentes nunca más, mi visión era tan clara y detallada que podía estar seguro de ello.

- Entonces a esto te referías con verlo todo.

Plantas, aves, insectos, personas, edificios.

Podía ver cada detalle de ellos.

Era como si mis ojos se hubiesen convertido en escáneres con zoom variable.

Sabía qué partes de cuerpo golpear para un daño crítico, sabía que piedra quitar para colapsar una casa, ahora mismo estaba mareado por el cambio, pero una vez me acostumbre a estos ojos nada se escapara de mí.

Es bueno, pero no suficiente, me falta fuerza.

Cro* Cro*

El graznido de un ave me sacó de mis pensamientos al aterrizar sobre la lápida del padre de Victoria.

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