Aidan se encontraba frente a la prueba final, una experiencia que lo llevaría a adentrarse en un sueño ilusorio creado por la magia de Hécate. Hades y Hécate, los dioses que habían guiado su camino hasta ahora, lo acompañaban en este desafío crucial.
En el majestuoso salón del palacio de Hades, Aidan se preparaba para ingresar al sueño ilusorio creado por Hécate. La habitación estaba impregnada de una energía mágica y misteriosa, mientras las sombras danzaban suavemente a su alrededor. Aidan experimentaba una mezcla de emociones, sintiendo tanto anticipación como cierta aprensión ante lo que estaba por venir.
Hécate se acercó a Aidan, portando un cáliz dorado lleno de un líquido resplandeciente. Era la esencia de la ilusión, capaz de transportar a Aidan a un mundo creado por la magia de Hécate misma. Con una voz serena, Hécate habló: Hécate: "Aidan, ha llegado el momento de enfrentar el Sueño Ilusorio, una prueba que pondrá a prueba tus límites y te confrontará con los mayores obstaculos que puedas imaginar. Bebe de esta esencia y te adentraras en el mundo creado por mi magia".
Antes de que Aidan bebiera el líquido dorado, Hades se acercaron a él y le dedico unas palabras de aliento y buenos deseos.
Hades miró a Aidan con una expresión seria pero llena de confianza: Hades: "Aidan, estás a punto de embarcarte en una prueba trascendental. Confiamos en tu valentía y sabiduría para superar los desafíos que te aguardan en este sueño ilusorio. Que los dioses te guíen y te concedan la fuerza necesaria para triunfar".
Hécate, con su voz melodiosa y enigmática, agregó: Hécate: "Aidan, el sueño ilusorio es una oportunidad para que explores los rincones más profundos de tu ser. Confía en tu intuición y recuerda que la verdadera magia reside en ti. Que tus pasos sean firmes y tu mente clara mientras te adentras en este mundo".
Aidan asintió, agradecido por las palabras de aliento de ambos dioses. Con sus deseos resonando en su mente, se preparó para beber el líquido que lo llevaría a la experiencia transformadora del sueño ilusorio. Sabía que contaba con el apoyo y la guía de Hades y Hécate en este desafío, lo cual le infundía determinación y confianza en sí mismo.
Con el aliento de los dioses en su corazón, Aidan bebió el líquido dorado y se dispuso a adentrarse en el mundo mágico y desconcertante que lo esperaba en el sueño ilusorio.
Al despertar, Aidan se encontró en una pequeña cama, en una casa que parecía completamente normal. Sin embargo, algo en el ambiente le parecía extraño. Al salir de la casa, se dio cuenta de que no se encontraba en una casa común y corriente, sino en una casa situada a los pies de una montaña. Pero lo más sorprendente era que la montaña estaba hecha de nubes.
Aidan quedó maravillado al contemplar el paisaje surrealista que se extendía ante sus ojos. Casas blancas de mármol se dispersaban a lo largo y ancho de la montaña, la cual identifico como el monte olimpo por la cantidad de seres mitologicos presentes por todo el lugar. A medida que Aidan ascendía, las construcciones se volvían más imponentes y majestuosas. A la mitad de la ladera, se encontro con varias villas, dos de ellas eran bastante curiosas , ya que una parecía fortaleza y otra una grande fábrica con columnas de humo, aidan penso que la gran fortaleza podian pertenecer a ares o a athenea , y la fabrica indudablemente a Hefesto.
Aidan continuó su ascenso, maravillado por la magnificencia del lugar. Finalmente, llegó a la cima de la montaña, donde se erguía imponente el castillo del Olimpo. Era una estructura grandiosa, emanando poder y majestuosidad.
Después de recorrer algunos de los magníficos salones del castillo, y admirar los tesoros que se exhibían, Aidan decidió dirigirse hacia los jardines del Olimpo. Deseaba disfrutar de la belleza de las flores y las arboledas que adornaban el paisaje divino. Aidan se sintió atraído por la belleza de los jardines que se extendían a sus pies. Flores de colores vibrantes y diversas arboledas creaban un paisaje deslumbrante.
Decidió tomar un momento para disfrutar de la tranquilidad y la serenidad que emanaba de aquel lugar. Mientras se deleitaba con la visión de las hermosas flores, escuchó el sonido característico de unas alas batiéndose en el aire. Al voltear la mirada, vio a Hermes, el mensajero de los dioses, acercándose con una sonrisa en su rostro.
Hermes: "¡Ah, Aidan! Te he estado buscando con urgencia. Zeus ha solicitado tu presencia en el salón del trono. Parece que tienes una importante misión que cumplir".
Aidan se sorprendió por la confianza y familiaridad con la que Hermes hablaba con él. Era evidente que Aidan era un conocido habitual para Hermes y otros seres del Olimpo en este mundo ilusorio, Aunque era consciente de que su presencia en este mundo era diferente a la versión conocida por los demás seres, decidió adoptar una actitud segura y conocedora al interactuar con ellos, ya que los demás dioses y criaturas presentes no eran conscientes de la naturaleza ilusoria de su realidad.
Aidan se acercó a Hermes y le saludó con una sonrisa.
Aidan: "Hermes, siempre es un placer verte de nuevo. Parece que nuestros caminos se cruzan una vez más".
Hermes correspondió a la amabilidad de Aidan y asintió.
Hermes: "Así es, Aidan. Siempre es interesante encontrarse en diferentes circunstancias. Me alegra verte aquí".
Despues de hablar un rato, Aidan y Hermes se dirigieron hacia el salón del trono, donde se encontraban Hera, Athena, Apolo, otros dioses menores, y algunas ninfas sirviendoles.
Iris, una de las diosas menores presentes, estaba absorta en sus tareas, controlando hologramas y pantallas con sus poderes del arcoíris.
Mientras Apolo tocaba la lira con la intención de seducir a una ninfa que se encontraba a su lado con la cara completamente sonrojada.
Aidan se sintió abrumado por la presencia de tantos dioses poderosos y susurros de conversaciones que resonaban en el aire. Sin embargo, se recordó a sí mismo su verdadero propósito y avanzó con determinación hacia el salón del trono, listo para recibir las palabras y la misión que Zeus tenía reservadas para él.
Zeus: "Aidan, aprecio tu disposición para servir al Olimpo. Eres un joven de talento y potencial. Ahora, tengo una misión especial para ti. Se trata de una tarea diplomática de suma importancia."
Aidan asintió, intrigado por la encomienda que Zeus le iba a confiar.
Aidan: "Estoy listo para recibir tu instrucción, mi rey. ¿En qué consiste esta misión?"
Zeus suspiró antes de continuar, expresando su preocupación por la situación.
Zeus: "hay una sitacion peligrosa en dos ciudades, las ciudades en cuestión son Arquilea, liderada por Ares, el dios de la guerra, y Ártemis, gobernada por Artemisa, la diosa de la caza y la naturaleza. Estas ciudades han estado envueltas en un conflicto creciente que amenaza con desencadenar una guerra de proporciones devastadoras."
Aidan escuchó atentamente, consciente de la responsabilidad que recaía sobre sus hombros.
Aidan: "Entiendo la importancia de esta misión, mi rey. ¿Cuál es mi papel en todo esto? "
Zeus le dirigió una mirada intensa, transmitiendo la gravedad de la situación.
Zeus: "Tu misión será actuar como enviado diplomático del Olimpo. Deberás viajar a Arquilea y Ártemis, reunirte con sus líderes y buscar una solución pacífica que evite el estallido de la guerra. Tu habilidad para mediar y encontrar un terreno común será fundamental en este proceso."
Aidan, considerando la situación y las limitaciones de los dioses para interactuar directamente en el mundo mortal, planteó una pregunta a Zeus.
Aidan: "Mi rey, dado que los dioses no pueden entrar al mundo humano con su forma divina, ¿deseas que resuelva este conflicto como un dios desde el Olimpo o que vaya personalmente, en un cuerpo avatar, para interactuar directamente con los mortales? "
Zeus reflexionó por un momento, reconociendo la validez de la pregunta de Aidan.
Zeus: "Aidan, comprendo tu planteamiento. En este caso, será más efectivo que vayas personalmente y te sumerjas en el mundo mortal para establecer un diálogo directo con los líderes y ciudadanos de Arquilea y Ártemis. Tu presencia como embajador, encarnando un cuerpo avatar, permitirá una comunicación más cercana y una comprensión más profunda de los desafíos que enfrentan."
Aidan asintió, consciente de que asumiría una forma humana temporal para cumplir con su misión.
Aidan: "Entendido, mi rey. Me prepararé para adentrarme en el mundo mortal y actuar como un embajador cercano a los ciudadanos de Arquilea y Ártemis. Me aseguraré de escuchar sus preocupaciones y buscar una solución que promueva la paz y el entendimiento."
Zeus asintió, satisfecho con la determinación de Aidan.
Zeus: "Confío en tu capacidad para llevar a cabo esta tarea de manera efectiva, Aidan. Recuerda, estás representando a los dioses y llevas la responsabilidad de preservar la armonía en el Olimpo y en el mundo mortal. Que los dioses te acompañen en tu viaje y te concedan sabiduría y paciencia en tus negociaciones."
Aidan expresó su gratitud hacia Zeus y se preparó para asumir su nuevo papel como embajador en el mundo mortal. Sabía que su éxito en esta misión no solo afectaría a las ciudades de Arquilea y Ártemis, sino también al equilibrio entre los dioses en el Olimpo. Con determinación en su corazón, Aidan se dirigió hacia la salida del salón del Olimpo, listo para enfrentar los desafíos que le esperaban en su camino hacia la paz y la resolución del conflicto.