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Mundo Shinobi - PGM - 160

Mientras Kain corría en dirección al campo de batalla, Kazuhiko estaba peleando contra un escuadrón de shinobis de la nación de la Tierra para poder proteger a su abuelo quien había sido herido.

Kazuhiko había seguido a su abuelo ciegamente, pero en algún momento se habían quedado solos en el campo de batalla, rodeados de shinobis y muy lejos de los escuadrones de Konoha. Fue un descuido, un gran descuido, que le costó una puñalada por la espalda al viejo Kazuto. Su visión del byakugan podía ser de 360°, pero solo tenía dos manos para luchar, así que era limitado lo que podía hacer, sin contar que se sentía demasiado cansado para correr por el campo de batalla. Kazuhiko ya llevaba diez minutos resistiendo el ataque constante de chunin y jounin uno tras otro. No obstante, su modo sensor estaba drenando su chakra a una velocidad abismal y pronto se agotaría, dejándolo a merced de todos estos shinobis.

Kazuhiko sentía su respiración agitada y sus músculos y ojos adoloridos. Dentro de esta semana de guerra se había acostumbrado a esta sensación, ya que la padecía casi a diario. No obstante, al ver la visión de su abuelo sentado en el suelo, con una espada clavada en su espalda, le producía angustia.

Un shinobi de Iwa realizo una rápida seguidilla de sellos y escupió una piedra por la boca, la cual voló como un proyectil a la cara de Kazuhiko. Este último canalizo su chakra a las manos y golpeo la piedra. Al instante siguiente, diez shinobis de Iwa hicieron lo mismo y comenzaron a lanzar piedras una detrás de otra. Kazuhiko movía sus manos lo más rápido que podía, ayudado de su modo sensor y su byakugan. No obstante, los shinobis entendieron que atacarlo a él directamente no tendría ningún resultado, así que comenzaron a disparar piedras a su abuelo que estaba detrás de él.

-¡Malditos!- grito Kazuhiko, saltó hacia la derecha y repelió los ataques. Sin embargo, comenzaron a llegar más shinobis de Iwa y lo atacaron desde otros ángulos. Kazuhiko se movía protegiendo a su abuelo, sin dejar que ninguna piedra pasará. No obstante, el chakra se comenzó a acabar y su cuerpo a equivocarse. Sin embargo, Kazuhiko no dejaría sufrir a su abuelo, así que ocupo su propio cuerpo como escudo. A los pocos segundos se llenó de moretones por todo el cuerpo, pero no se rendiría. Alguien vendría, seguro alguien vendría, decía en su mente, solo tenía que aguantar un poco más, solo un instante.

Los segundos se hicieron eternos y cuando Kazuhiko estaba al borde de la inconciencia defendiendo a su abuelo con sus últimas reservas de chakra, escucho a su abuelo decirle que se fuera. Kazuhiko se volteó por un breve instante, pudo ver la desesperación en el rostro envejecido de su abuelo. Él escuchaba como si su abuelo estuviera muy lejos. No obstante, por mucho que su abuelo le dijera que se fuera, era imposible. Su abuelo creyó en él desde siempre, incluso si Kazuhiko desde niño fue insolente. Su abuelo siempre estuvo ahí ¿Cómo lo podría abandonar? Kazuhiko solo sonrió e hizo su último esfuerzo.

No obstante, aunque Kazuhiko estaba solo, no se equivocó al pensar en que alguien ayudaría. Algo cayó como un proyectil sobre los shinobis que estaban frente a él, levantando polvo y lanzando pasto y piedras en todas las direcciones. Kazuhiko solo atino a cubrirse el rostro con Las manos.

Un gran silencio se produjo en el campo de batalla, un guerrero de armadura roja y un sombrero kasa había caído generando un gran estruendo. Los shinobis cerca de él estaban tirados en el suelo inconscientes. Era un poco más bajo que un adulto, pero el aura que emanaba era digna y feroz.

El shinobi de la armadura roja metió su mano a su armadura y sacó un sello de papel que levantó con una mano. Hizo un sello de mano con su mano libre y al instante siguiente las letras del sello de papel se desvanecieron y entregaron un gran pergamino casi del mismo tamaño del shinobi.

-Maldito Kain, llegas tarde- dijo Kazuhiko sonriendo con un rostro cubierto de moretones y cansancio. Él cayó de espaldas, a unos centímetros de su abuelo.

-Lo siento, Kazu- murmuro Kain tomando el pergamino y parándolo a su lado -no te preocupes, te haré justicia-

Kain tomo el pergamino, lo sujeto de una punta y lo hecho a rodar. Una vez que se extendió, realizo una seguidilla de sellos y de todos los sellos en el pergamino salieron volando decenas de armas que se proyectaron al cielo y cayeron como si fueran una lluvia sobre el ejército de Iwa. Unos pocos fueron alcanzados, quedando ensartados, cortados o aplastados por el centenar de armas.

Kain junto sus palmas como si estuviera rezando, un shinobi de Iwa corrió en su dirección. Kain dio una profunda respiración y cuando shinobi de Iwa llegó delante de él. Kain se movió a una gran velocidad, dio un saltó, apoyo ambas manos sobre la cabeza del shinobi y giró su cuerpo, haciendo crujir el cuello del shinobi.

Cuando Kain cayó al suelo, el shinobi aún estaba de pie, pero con el rostro mirando hacia atrás. Al mismo tiempo, los shinobis de Iwa reaccionaron, gritaron y corrieron en dirección a Kain mientras pasaban a tomar las armas que el mismo Kain lanzó desde su pergamino.

Kain metió su mano al interior de su armadura, saco tres sellos de papel y los lanzó al aire. Los shinobis de Iwa venían en su dirección y se contaban por decenas. De los sellos cayeron tres clones de Kain y este último los miró de soslayo -se los encargo- dijo

Ellos respondieron con un fuerte -sí- y corrieron con dirección a Kasuhiko y su abuelo Kazuto. Al mismo tiempo, Kain se lanzó de frente, alcanzó una katana clavada en el pecho de un shinobi de Iwa y la saco. Una vez que él llego delante de los shinobis de Iwa, movió la katana cortando a un shinobi en el pecho y apuñalo a otro en el ojo. Kain soltó la katana y alcanzó un hacha. Con el arma repelió el corte de una kodachi, giro sobre su eje, lanzó el hacha y después saco sellos de papel. Entonces Kain escucho a sus espaldas el grito de alguien al recibir el hacha en su cabeza. No obstante, eso solo era el principio. Kain avanzó creando sellos explosivos y pegándolos en los shinobis. Después siguió sacando kunais uno detrás de otro, los lanzó y cada uno significo una muerte.

De esa manera, Kain avanzo por el campo de batalla, pero los shinobis de Iwa no tenían fin, así que pensó en ponerse serio. Tomo un bastón, golpeo a un shinobi en la cabeza, a otro en el estómago y empezó a retroceder dando piruetas. Los shinobis de Iwa comenzaron a reagruparse y realizaron rápidos sellos para levantar murallas. Eso detendría el rápido avance de Kain.

No obstante, Kain se alejó de ellos por más de treinta metros. Dio una rápida mirada al campo de batalla y vio que los shinobis de su clan trataban de llegar donde estaba él. Kain saco un manojo de kunais atados a sellos explosivos, los lanzó, alcanzaron a los shinobis de Iwa y explotaron. Eso formo una gran brecha que libero tanto a Uchihas como Hyugas, los cuales eran los únicos en este sector del campo de batalla.

Kain tomo el bastón, lo recubrió de chakra, lo levantó y golpeó el suelo con la punta del bastón generando un cráter y grito a viva voz -¡Uchihas, a mí!-

La gran mayoría de los Uchihas se movieron en su dirección, se pusieron al lado de Kain y este último grito -Katon-. Los Uchihas entendieron al instante, comenzaron a realizar los sellos y Kain los espero hasta que llegaron a la mitad. Entonces él también realizo los sellos a una gran velocidad y juntos gritaron a viva voz -Katon, goukakyuu no jutsu-

Más de cien bolas de fuego volaron hacia adelante atravesando la distancia, rompiendo los muros y matando a la gran mayoría de los shinobis de este lado del campo de batalla.

-Bien hecho- grito Kain -ahora, a limpiar lo que queda-

-OOOOHHH- gritaron los otros Uchiha y siguieron a Kain a lo largo del campo de batalla barriendo a la mayor cantidad de shinobis de Iwa, los que no murieron, huyeron al verse sobrepasados por la abrumadora fuerza.

Como a eso de las cinco de la tarde, Konoha había abandonado el campo de batalla con todos sus muertos y heridos, solo quedaban los cadáveres de Iwa que estaban siendo devorados por las aves carroñeras.

Kain llegó frente a la carpa de Kazuhiko, vio a los dos Hyuga apostados a los lados de la puerta e inclino la cabeza en señal de saludo. Los Hyuga le respondieron haciendo una profunda reverencia y se hicieron a un lado para que él pudiera pasar.

Kain entró a la carpa y vio a su amigo acostado en una cama con una venda cubriéndole el ojo derecho. También tenía vendas en el pecho y en los brazos. Su respiración y expresión estaban en calma. Parece que Kazuhiko estaba estable, pero a Kain le preocupaba esa venda en el ojo derecho.

Kain se acercó a la cama de Kazuhiko y lo vio dormir durante un instante. Al parecer, su amigo estaba sedado, por eso no se despertó. Kain tomo una profunda respiración y pensó en los doce años de su amigo. Entonces él se preguntó si Konoha había fallado. Si el sueño de su tío y su padre no había pasado la primera prueba que le entrego este mundo.

La cortina de la carpa se abrió y entró un viejo de unos se sesenta años, calvo y de prominente barriga. Hoy no llevaba sus ropas doradas y vestía como el resto de los shinobis -Joven Uchiha, amigo mío- dijo con voz astuta que le provocó malestar a Kain.

-¿Dónde estabas?- pregunto Kain en respuesta sin molestarse en mirarlo -no te vi en el campo de batalla, ni siquiera dirigiendo a los miembros de tú clan, Sasuke Sarutobi. Mi abuela te había llenado de elogios, dijo que eras un shinobi habilidoso y sensato-

-Un ejército no se dirige desde la primera línea- respondió Sasuke Sarutobi -para liderar un ejército uno tiene que ver el panorama general y metido en medio de esa multitud, sería un poco difícil-

-¿Por eso solo enviaste a los Uchihas y Hyugas a ese sector del campo de batalla?-

-No entiendo qué te preocupa, pero los ojos mágicos le dan una gran ventaja a la gente de ambos clanes. Es lógico pedirle más a los que están más calificados-

-Te estoy mirando Sasuke, te estoy mirando- dijo Kain dándose la vuelta para mirarlo con su mangekyo sharingan activado. El viejo Sasuke frunció el ceño, dio un paso atrás y Kain continuo -recuerda, todos somos Konoha-

-Por supuesto, joven Uchiha, todos somos Konoha, pero nada es perfecto. Uno debe adaptarse a las circunstancias y sobrevivir. Esa es la ley del campo de batalla-

-Al menos, algo de lo que dijo mi abuela era verdad. Eres un viejo astuto, pero trata de no ser tan astuto. Algún día las cosas te podrían explotar en la cara, "jugador"-

-El tiempo pasa…- iba decir el viejo Sasuke con una expresión molesta para quedar como el más fuerte y vencedor de esta conversación. Sin embargo, Kain alzó su mano para callarlo.

-El tiempo pasa y te pones más viejo, te corrompes como un árbol que se ha llenado de hongos y necesitas morir para alimentar a las nuevas generaciones. Recuerda, todas las cosas tienen un ciclo natural. No importa lo que creas, jamás te podrás mantener en la cima para siempre-

Kain miró al viejo Sasuke a los ojos, desactivo su mangekyo sharingan y soltó un suspiro, para después darle la espalda y mirar a Kazuhiko dormido. Dando así por terminada la conversación. Sin embargo, Sasuke no se lo tomo de la misma manera y negó pensando en que un niño jamás tendría idea de cómo se mueve el mundo.

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