Mientras Kain estaba probando las aptitudes de combate de Ais, Elrond se estaba enfrentando a su primer desafío. Viggo y Ryuu lo miraban desde la distancia mientras que el pequeño elfo se enfrentaba a dos criaturas en un pasillo subterráneo. Por otro lado, unas escuetas luces iluminaban a lo largo del pasillo, resaltando dos pequeños monstruos de piel verde y ojos rojos no más altos que el pequeño elfo.
Elrond desenvaino su katana y tomo su postura de combate mientras la sostenía con ambas manos. Miró a los monstruos gritar y dejar ver dos filas de afilados dientes. Elrond algo asustado, trago saliva y refirmo el agarre sobre la katana. Saltó hacia adelante y corto a uno de los goblins a la altura del estómago, mientras que el otro corrió para saltar encima de él. No obstante, Elrond dio un leve saltó hacia atrás y cuando el monstruo restante estuvo a su alcance, saltó hacia adelante y le corto el cuello. Ambos monstruos quedaron en el suelo lamentándose de dolor, pero no habían muerto. Ese fue un momento crítico para Elrond, incluso más crítico que enfrentarse a las criaturas. Camino hasta la criatura más cercana, la cual se aferraba a su propio cuello como tratando de evitar que la sangre se le escurriera de entre los dedos. Elrond lo miró con compasión y miró hacia atrás para ver su hermano, el cual estaba parado, alto y poderoso, con los brazos cruzados. Viggó asintió con la cabeza meciendo sus trenzas rojas como la sangre y Elrond de nuevo trago saliva. Después miró a la criatura verde, la cual parecía estar poco a poco perdiendo su fuerza y ya ni siquiera gruñía, solo dejaba salir un débil sonido a respiración forzada.
Elrond estuvo ahí parado durante un par de minutos sosteniendo su katana, como si dudara en darle el golpe definitivo. Sentía que no le gustaba el sentimiento de cortar la carne de otro ser vivo, mucho menos de matarlo. Pero ¿Qué podía hacer? Su padre ya había dicho algo y su hermano lo estaba mirando, no entendía porque debería vencer a esta criatura, pero no le gustaba. Eso era claro, no le gustaba.
Después de esperar lo suficiente, Viggo se sintió un poco molesto ante tal indecisión. En ese momento, llevaba un peto metálico que le cubría el pectoral derecho, de color obsidiana, con un brillo verdoso y bordes dorados. También llevaba unos guanteletes y un escarcela de la misma confección. No obstante, aunque este set de armadura le costó sangre, sudor y lágrimas, no se podía comparar con la espada que colgando desde una pequeña argolla en la parte posterior del peto.
Viggó al ver la indecisión de Elrond, movió su mano derecha hacia su espalda, cogió la espada por el mango y la descolgó de la argolla. Después se concentró en el pequeño goblin agonizante y le lanzo la espada dejando una estela eléctrica a su paso. La espada giro cortando el aire y cayó de golpe contra el cuello del goblin. Al instante, el goblin se convirtió en una niebla oscura y dejo caer un pequeña piedra de color lila. Por su parte, Elrond dio un brinco del susto y se concentró en la espada, la cual emitió un brillo eléctrico y voló de vuelta a la mano de su maestro. Elrond siguió el rápido movimiento con su vista y vio como su hermano lanzaba una vez más la espada para que al final, decapitara al otro goblin moribundo.
La espada volvió una segunda vez a la diestra de Viggo y este colgó la espada en la argolla de su espalda. Después camino hasta Elrond y en el camino recogió las piedras purpuras. Después miró a Elrond y se agacho para que sus ojos coincidieran.
-¿Qué pasó? Ibas bien- preguntó Viggo
Elrond miró a su hermano a los ojos y pudo notar que las cejas se arqueaban igual que como lo hacía su padre cuando él se escapaba de las clases de Ekaterina. Por alguna razón se desconcentro y en vez de responderle, le miró las largas trenzas rojas adornadas con hilos de color azul. No obstante, Viggó le dio una amplia sonrisa que dejo a la vista una fila de dientes blancos y estiro su mano derecha para apretarle la nariz con fuerza.
Elrond dio un paso hacia atrás y lo miró con ojos llorosos -Hermano, no hagas eso- dijo con una voz nasal
-Eso te pasa por perder la concentración, te estoy preguntando algo y tú te pones a mirar mi cabello-
Elrond agacho la cabeza avergonzado -lo siento- dijo
-No te disculpes- respondió Viggo en un tono firme, se puso de pie y le dijo -se mejor ¿entendido?-
-Sí-
Viggo asintió y Ryuu paso por al lado dándole una mirada molesta.
-¿Esta bien joven maestro?- preguntó Ryuu en un tono dulce
-Sí- respondió Elrond -pero lo eche a perder en el último momento-
-Está bien, no se apresure, su padre le dijo que estudiara y eso toma bastante tiempo-
-No seas complaciente- advirtió Viggo, paso por al lado de ambos y les dijo -ahora muévanse, nos queda un largo camino que recorrer. No espero que aprendas lo importante que es tener fuerza en un solo día, pero por lo menos debes mantenerte enfocado. De lo contrario, podrías lastimar a otros ¿entendido?-
-Sí, hermanito- respondió Elrond
Viggó soltó un suspiro y siguió caminando. Ryuu y Elrond lo siguieron a la cola y poco a poco se adentraron en el calabozo. Elrond lucho unas diez veces y en todas venció, pero al final siempre fallaba. Quedaba contemplando a sus enemigos y siempre dudaba en darles el golpe de gracia. Por su parte, Viggo se armó de paciencia y se alegró de ser él el que le enseñara. Si fuera su padre sería frio en su enseñanza y si fuera su maestro, sería brutal en su disciplina. No obstante, Viggo se prometió, que por mucho que quiera a su hermano, aprenderá a ser severo con él. De lo contrario, su hermano nunca progresara. Además de que esto también es un desafío para él, después de todo, Elrond es su primer aprendiz. Dentro de todo, encontró genial que su primer discípulo fuera alguien que va a ser rey algún día.
Mientras Viggo iba pensando en su estatus, Elrond lo adelanto. Cuando había un cruce de camino, asomaba con cautela la cabeza y revisaba si habían enemigos al acecho. Por su parte, a Ryuu le parecía tierna esta forma de aventurero, pero le molestaba encontrarle razón a Viggo. Si su joven maestro seguía así, algún día se toparía con un enemigo que podría en peligro a todos los elfos. Tanto por su indecisión como por su corazón incapaz de luchar contra los que lo quieren lastimar. Al mismo tiempo, mientras miraba a su maestro, Ryuu noto que un grupo de monstruos emergían de las paredes y se apresuró a seguir a su maestro. Ella saco su espada de madera y se ganó a su lado. De repente, los dos se vieron rodeados por diez goblin y Elrond se sintió abrumado. Sus manos se agarrotaron mientras su mente se sentía lánguida.
-¡Concéntrate!- rugió Viggo desde atrás y gracias a eso, Elrond pudo retomar el control de su cuerpo. Por otro lado, Viggo continuo -Ryuu, ayúdalo pero no pelees sus luchas, déjalo que crezca-
-Está bien- respondió Ryuu con voz enfadada. Se preguntó quién se creía este tipo para darle órdenes. No obstante, todo sea por su encantador joven maestro. Después se lanzó hacia adelante, cortó a seis goblins y dejo cuatro para Elrond. Mientras su joven maestro se ocupaba de dos, ella mantenía ocupada a los otros dos. Sin embargo, de nuevo paso lo mismo y aunque Elrond pudo vencer a los cuatro, no pudo rematarlos.
Viggo soltó un suspiro, Elrond se sintió mal y Ryuu quiso abrazar a su joven maestro para consolarlo.
-o-
Después de un largo día de trabajo, el trio salió del calabozo y viajo por las calles de Orario con destino a la guild de aventureros. En ese momento el cielo estaba naranja y las pocas nubes que habían en el cielo, se estaba despidiendo de este territorio. Si no se vieran a lo lejos como pequeños arbustos blancos, el cielo estaría completamente despejado. Por otro lado, gracias al horario, se toparon con un montón de aventureros en el camino. Todos deseosos de llegar luego a la guild e intercambiar sus piedras mágicas por valis. Por su parte, Elrond levantaba la mirada y veía como algunos aventureros compartían sus historias de los monstruos que derrotaron. Gracias a esto, se sintió mal y lo único que hizo durante todo el camino fue caminar con la cabeza agachada.
Una vez que llegaron a la guild de aventureros, entraron a la gran recepción y una mujer histérica grito de felicidad. Ahí estaban Aina, la cual al ver a Elrond, grito como si fuera lo más lindo sobre la tierra. En ese momento todo el mundo la quedo mirando, pero al descubrir que era por un pequeño elfo de cabello esmeralda, pensaron que serían familia. Por otro lado, Eina estaba sentada en uno de los sillones de la recepción y se tapó la cabeza con un libro, como queriendo que la desvincularse de la loca de su madre. No obstante, tuvo que admitir que su pequeño hermano se veía muy lindo con la ropa de aventurero. Por otro lado, Aina dejo lo que estaba haciendo y atravesó toda la recepción para tomar a Elrond en sus brazos. Ella le lleno de besos la cara y lo abrazó como una madre posesiva, cosa que incomodo a la madre que estaba sentada al frente de Eina. Riveria se puso de pie, camino hasta Aina y le jalo la larga oreja para que soltara a su hijo.
Aina soltó un grito y le pregunto entre lágrimas -¿Por qué me lastimas, Riveria?-
-Deja a mi hijo- respondió -lo estas avergonzando-
-Pero si es tan lindo- dijo Aina y lo presento delante de Riveria, como quien presenta a un gato. Elrond colgaba en el aire y miraba su madre para que lo librara de su tía loca.
Riveria asintió y lo cargo en sus brazos. Varios transeúntes la quedaron mirando, pero no se quedaron mucho tiempo gracias a Viggo, el cual solo les dio una mirada altiva y salieron corriendo.
Después de salvar a Elrond, Riveria lo bajo al suelo y le pregunto -¿Cómo te fue?-
-Bien, mami- dijo Elrond -pero lo eche a perder al final-
Riveria alzo la ceja y miró a Viggo. Este último respondió -lo siento, veras, el muchacho tiene un problema de actitud. No puede vencer a los enemigos. Así que con el tiempo tendremos que solucionar aquello-
Riveria asintió y les dijo -eso es normal, todos tienen miedo al principio. Sería extraño y hasta peligroso que puedas matar a otra criatura sin sentir nada al respecto. No obstante, no eres el único. Tu problema se basa en que no entiendes el sentido de la lucha y del peligro- le peino el cabello esmeralda con la mano y continuo -solo sigue adelante y escucha lo que te diga tu hermano-
Elrond asintió con seriedad y después miró a Aina -tía, traje mis piedras mágicas ¿Las puedes evaluar?- pregunto
Aina sonrió feliz y le dijo -pero por supuesto, mi bebé-. No obstante, ante esas palabras, alguien tosió y Aina miró en esa dirección. Riveria le estaba dando una mirada acusatoria. Al parecer, no solo los hijos eran territoriales con sus madres.
Después de todo ese espectáculo, Viggo fue con la asesora personal y exclusiva de Elrond, Aina. Al mismo tiempo, Eina se acercó a Elrond con una actitud más tímida y lo quedo mirando. Solo había un par de centímetros de diferencia el uno del otro. No obstante, Eina mantuvo su superioridad como hermana mayor y le pregunto -¿No te heriste?-
-No hermanita- dijo Elrond -pero lo eche a perder al final-
-Está bien- le dijo Eina -Elrond es un niño demasiado amable y por eso le cuesta lastimar a otros. Sin embargo ¿Qué harías si me tratan de hacer daño?-
Al parecer algo se avinagro en el interior de Elrond y frunció la nariz con enojo -no los perdonaría- dijo
Eina sonrió complacida y le peino el cabello con la mano -Elrond es demasiado amable- dijo con voz suave -vamos a casa, seguro que papá quiere escuchar cómo te fue-
Elrond asintió y le tomo la mano, de esa manera comenzaron a caminar mientras Elrond le preguntaba -¿Me regañara por haberlo echado a perder?-
-No te preocupes- respondió Eina -sí te regaña, yo te defenderé-
Viggo - armadura de niebla mortal de Ivaldi (casi nada). Ahora ¿Como la consiguio? eso en el spin off.