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Apocrifo - Gods land - Viggo 3

Volviendo al tiempo actual, Viggo estaba durmiendo en una habitación blanca después de haberse despedido de su familia. La situación era clara, como no quería tomar un camino ni hacer nada, sería enviado a experimentar el mundo. Lo que su padre siempre denomino "sacarlo del nido". Viggo escucho ese concepto un montón de veces y jamás le encontró problema. Sin embargo, lo que no sabía era que su padre lo haría como lo hacen las águilas, lanzándolo por un precipito para ver si volaba o se estrellaba contra el suelo.

Ahora Viggo estaba durmiendo plácidamente sin saber cuándo había caído en ese estado. Solo recuerda que su padre le dio un afectuoso abrazo y después de eso cayó inconsciente. Por otro lado, se sentía cómodo en donde estaba, no sabía dónde era, pero se sentía como dormir en el pasto en un día de verano mientras un árbol te resguardaba del poderoso sol. Por lo tanto, aunque estaba semi despierto, no quería abrir los ojos.

Al poco rato escucho unos pasos que resonaban como si provinieran de un largo pasillo. Poco a poco las pisadas se volvieron mas sonoras hasta que las escucho muy cerca de sus oídos y de repente se detuvieron.

-¿Cuánto tiempo piensas hacerte el dormido?- pregunto una voz envejecida y amable.

Viggo sonrió y abrió sus ojos poco a poco para que entrara la luz del día, sin embargo, no era de día. No había forma de saber que horario era, ya que se encontraba en un lugar blanco. ¿Qué tan blanco? Tan blanco como la nieve, tan blanco como el pelaje de un conejo. Estaba vacio y solo podía diferenciar el suelo de las paredes porque estas últimas eran más brillantes.

Viggo se sentó en el suelo y miró alrededor, realmente estaba vacio salvo por un viejo parado unos pasos más allá de donde había dormido. Era alto, como un adulto promedio, de piel clara y sonrisa amigable. Poseía una barba un tanto rara, solo enfocada en su mentón y acompañada por unas frondosas patillas que le llegaban hasta la mandíbula. Por otro lado, vestía una túnica extraña, combinación de rojo y negro. Aparte de ordenar su cabello hacia atrás y lucir un moño elevado.

-Mucho gusto- dijo -mi nombre es Xiao y puedes decirme abuelo-

Viggo desde su posición sentado, arqueo la ceja, se puso de pie y lo miró hacia arriba. El viejo era unos tres palmos más alto que él -¿Por qué te llamaría abuelo?- pregunto desconfiado

-Tu padre es mi hijo-

-Mentira, papá nunca a dicho nada de un padre. Nos contó que la abuela no tenía marido-

El viejo Xiao soltó un suspiro y agrego -está bien, pero es una lástima, te iba a mostrar cosas increíbles, ahora solo te enviare a donde te enviaron tus padres-

-¿Mis padres?- pregunto Viggo

-Si, me pidieron como favor que te llevare a experimentar la vida. Bueno, como somos desconocidos, te enviare en seguida-

-Espera, espera, solo estaba bromeando ¿Me podrías explicar la situación, abuelo?-

El viejo Xiao soltó una risita maliciosa y le pregunto -¿ahora si soy tu abuelo?-

Viggo sonrió y el viejo Xiao lo acompaño en el gesto.

El viejo Xiao soltó un suspiro y dijo -me estoy haciendo viejo para estas cosas- después hizo un ademan con su mano y llamo a una mesa y dos sillas. Sobre la mesa coloco una tetera con té verde y dos tazas. Le invito a Viggo a sentarse y le sirvió té. Viggo tuvo la mala idea de tomarlo como cualquier bebida pero la esculpió al instante. Una porque estaba muy caliente y otra porque era demasiado amargo.

-¿Qué es esta mierda?- pregunto Viggo sacando su lengua y escupiendo

-Nada tan sorprendente- respondió el viejo Xiao mientras tomaba la taza con las dos manos y sentía la paz que le traía el sabor del té -solo te falta madurar para apreciar el sabor. Bueno, vamos a nuestro asunto. Vas a ir y conocer a un guerrero seleccionado por mi. Será muy parecido a ti en constitución física, será un semi dios. Aprenderás todo lo que te pueda enseñar y después de eso volverás con tu familia ¿alguna pregunta?-

-¿Por qué tengo que aprender de él?- pregunto Viggo con una clara expresión molesta

-Bueno, ya que no quieres aprender de tu padre, aprenderás de otra persona-

-¿Cuánto tiempo estaré?-

-El suficiente para que aprendas la lección-

-Mis padres ¿ellos se quieren deshacer de mi?

El señor Xiao soltó una risita y le dijo -para nada, es solo para encaminar tu futuro. Puedes llegar a ser muy poderoso, pero si tu mente se enturbia y pierde el enfoque, harás sufrir a los demás-

-Papá siempre me dice lo mismo, pero no sé lo que quiero hacer. Lo que si sé es que no quiero trabajar para que otro dios venga y se lleve mis esfuerzos y la gloria. Lo dioses no pagan bien-

-Tu madre es una diosa-

-Pero ella es mi madre, me protegería sin importar qué, por eso mi padre pospuso esta decisión-

-Haces ver a tu padre como el malo. Kain dudaba de enviarte porque siempre es duro para un padre ver como sus hijos se lastiman. No obstante, si él te deja así como estas, cualquier idiota puede venir y meterte ideas en la cabeza-

-Papá también dijo lo mismo- Viggo agacho la cabeza, soltó un suspiro y continuo -menuda mierda-

-Bien, dicho eso, te explicare algunas cosas que tu padre ni tu madre te han explicado-

-Soy todo oídos, viejo-

-Tu y tu padre son iguales en eso, ninguno me llama como se debe-

Viggo por fin sonrió.

Entonces el señor Xiao le dijo que cosas podía hacer con su minúscula fuerza divina, como la podía ocupar y de qué manera aumentarla. Al parecer, por el desarrollo de su circuito divino solo podía canalizar la energía del núcleo para sanarse. Viggo asintió a esto, ya que de manera involuntaria lo había aprendido. Una vez se hizo una gran herida mientras luchaba contra los maleantes y de su cuerpo broto una energía cálida que lo sano. Sin embargo, su energía divina podía desarrollar más posibilidades. Pero para lograr eso, tenía que descubrirlo con el tiempo. Su núcleo divino sería influenciado por sus vivencias y daría lugar a su poder. Ya que diferente de los dioses que nacieron en el cielo, Viggo no tenía ninguna afinidad con ningún elemento o conocimiento.

-¿No es eso malo?- pregunto Viggo confundido

El viejo Xiao soltó una risita y le dijo -al contrario, es muy bueno, eres alguien con un amplio potencial, sin limites por cosas que tu alguien más elegió para ti. Puedes crear un poder único, todo depende que dirección tomes-

-Bien- dijo Viggo un poco más animado -¿Ese guerrero es fuerte?¿Podría luchar con papá de frente? No dejare que cualquier imbécil me enseñe, al menos, en eso no avergonzare a mi papá-

El señor Xiao soltó una poderosa carcajada, se dijo en su mente que la ignorancia era la felicidad. Si Viggo supiera con quien lo pensaba enviar, estaría rogando para que este viaje nunca sucediera. Después de reírse lo suficiente, el señor Xiao se limpió la comisura de los ojos y le dijo en un tono amable -por supuesto, por supuesto, es alguien excepcional, es alguien que te dará una buena lección-

Viggo entre cerro los ojos y le dijo con desconfianza -viejo, más vale que no te pases de la raya o mi papá te pondrá en tu lugar-

El viejo Xiao negó con su cabeza y una gran sonrisa en sus labios. Se puso de pie, le tendió la mano y le dijo -vamos-

Viggo siguió frunciendo el ceño, pero sin nada más que ver, se puso de pie y le tomo la mano. Entonces el viejo Xiao hizo una sonrisa burlona y lo transporto.

-o-

Una vez que Viggo abrió los ojos se encontró a la mitad de una montaña nevada. Corría un viento gélido y el sol estaba en lo alto del cielo. Por otro lado, las copas de las arboles cargadas de nieve, ya que parece haber estado nevando con intensidad. Después de unos segundo, Viggo soltó un grito y se abrazó a sí mismo tratando de evitar el penetrante frio.

-Maldición, maldito anciano- dijo Viggo -me hubieras avisado que hacía tanto frio-

-Jo, jo, jo- se rio el viejo Xiao de forma cómica -esto no es nada muchacho, tu tranquilo que pronto viene lo bueno-

-Dame algo para ponerme, moriré con este frio-

-¿Y tú poder?-

-¿Oh? Eso- respondió Viggo -bien, lo intentare-

Entonces Viggo se concentró en producir la cálida energía y el frio se fue. Se rio feliz y se sintió grande, pero el viejo Xiao sabía que pronto aprendería la dura realidad.

-Bien- dijo el viejo Xiao -bajando por la montaña te encontraras con una cabaña. En ese lugar vive el guerrero junto con su familia, es un hombre un tanto enojón, así que cuida tus palabras. Por otro lado, dile que te enviaron a entrenar con él. Dale mi nombre y él entenderá, me debe un gran favor después de haber hecho un gran destrozo-

-¿Qué destrozo?- pregunto Viggo con curiosidad

-Digamos que le quito su orden al mundo-

Viggo levantó la ceja en un gesto de confusión, pero no insistió.

-Bien, ahora me voy- dijo el viejo Xiao -¡ah! Se me olvidaba- hizo aparecer una espada casi tan grande como Viggo y la dejo clavada en la tierra escarchada -esto lo hizo tu padre, te ayudara-

Viggo quedo alucinado por la espada, si mal no recuerda, era la que tenía su padre en la vaina cuando se la ofreció el otro día. Era una espada larga, con la empuñadura azul y el guardamanos dorado. Viggo se acercó con cariño y la rodeo mirando cada uno de sus detalles. En medio de la hoja estaba escrito su nombre.

-Bien, con eso mi trabajo está completo, buena suerte-

-Espera, espera- grito Viggo reaccionado -muchas gracias anciano, si ves a mis padres diles que haré lo mejor que pueda-

El viejo Xiao mostro una pequeña sonrisa y le dijo -no te preocupes, ellos confían en ti, saben que serás alguien grande-

Después de eso, el viejo Xiao se desvaneció en el aire.

Por su parte, Viggo estiro su mano derecha y tomo la espada por la empuñadura. Después miró hacia la montaña y no se veía nada más que un oscuro bosque nevado. Se pregunto ¿Quién necesitaría esconderse en tal lugar?. Después soltó un suspiro acompañado de un vapor nuboso y camino cuesta abajo.

-o-

Viggo siguió bajando la montaña y solo después de una hora de descenso encontró una camino natural. El cual serpenteaba bordeando la montaña y se perdía su final entre la espesura de los árboles. Tanto a la izquierda como a la derecha del camino habían árboles recubiertos de nieve y hielo. No obstante, a la izquierda descendía por una pendiente empinada. Viggo pensó que el final de la pendiente no era un buen lugar, así que camino a la derecha del camino, que era por donde ascendía. No se veía nada más que nieve y hielo por todos los lados. Además de que los cielos poco a poco se habían nublado. La nieve crujía con cada pasó y el viento gélido ululaba.

Por otro lado, Viggo iba con los dedos entumecidos y la piel de gallina. Pensó por un minuto que su energía lo mantendría a salvo, pero ahora se estaba cansando. La espada parecía haber aumentado de peso a medida que avanzaba, sus parpados se sentían pesados y por un minuto, pensó que sería bueno acostarse para tomar una siesta. En ese momento se detuvo y lo pensó en serio por un breve instante. Al recapacitar, entendió que era una locura y que se estaba congelando. Siguió avanzando por el camino, esta vez sus pasos no dejaban solo una huella. Ahora dejaba marcada una línea, ya que arrastraba sus pies. El hielo le pareció firme como arena húmeda, difícil de mover. Sentía que los dedos se le adormecían y el cerebro se le embotaba.

De nuevo se detuvo y pensó una vez más en tomar una siesta, tenía tanto sueño que la fría nieve no le importaba. Sin embargo, cuando por fin iba a ceder al sueño, escucho el aullido de unos lobos. Miró hacia arriba, por la pendiente ascendente y en lo alto de una loma vio a dos lobos. Ambos alzaron sus cuellos y de sus ocicos salió un poderoso aullido.

Viggo abrió los ojos como platos, y trato de acariciar su mano derecha para que se le quitara el entumecimiento. Después tomo la espada con ambas manos y espero a que lo atacaran. Era todo o nada, no existía el arrancar, ya que en su estado físico apenas podía caminar.

Poco a poco, detrás de los lobos empezaron a emerger más lobos uno detrás de otro. Al final, una jauría de diez lobos lo miraban desde lo alto de la loma. El alfa pelo oscuro lanzo un último aullido, el cual los otros siguieron y después se lanzaron corriendo cuesta abajo. Los lobos se dispersaron, como tratando de encontrar la espalda y los lados desprotegidos mientras que el alfa iba por el frente.

Viggo frunció el ceño y trato de despertarse agitando su cabeza hacia los lados. Se concentro en la espada y trato de canalizar su energía. Los primeros dos lobos llegaron y lo rodearon, otro más se unió y se acercó lentamente bordeándolo por la espalda. Por su parte, el alfa se lanzó de frente apuntando con su fauces hacia el cuello mientras otros lo seguían. No obstante, Viggo podía estar somnoliento por el frio y el cansancio de su uso desmedido de la energía, pero eso no quiere decir que haya perdido su fuerza. Se movió hacia un lado y de un solo movimiento decapito al alfa. Después lo atacaron por la espalda, de lo cual no se pudo defender. Sin embargo, cuando lo estaban mordiendo por el cuello, tomo la espada al revés y la clavo hacia atrás. El lobo cayó al suelo soltando aullido de dolor. El pecho blanco como la nieve se le había teñido de sangre.

Por otro lado, Viggo mantuvo la espada en la mano derecha y con la izquierda se tapó la herida del cuello. Ahora estaba muy despierto, el dolor le había quitado la sueño. Así que sintiéndose mejor, dejo la defensa y fue por el ataque. Saltó hacia delante tan fuerte como pudo y corto por la mitad a uno de los lobos. Después se movió hacia la izquierda y cuando se detuvo, otro lobo había sido cortado. Uno tras otro, como si fuera una danza macabra. El camino que era blanco, cubierto de nieve, se transformó en un campo de cadáveres y sangre.

Una vez que todos los lobos murieron, Viggo clavo la espada en la nieve y se apoyó en ella mientras jadeaba. Sentía la camisa pegajosa sobre su cuello, lo más probable que fuera por la sangre ya congelada.

Viggo, ahora aún más somnoliento y cansado, se apoyó en la espada y la fue utilizando como una muleta para empezar a caminar. Siguió caminando entre jadeos y pasos torpes. Después de una decena de metros, veía doble y rogaba por tomarse una siesta. Sin embargo, todo se le paso cuando su cuerpo perdió el sentido de la dirección y se acercó demasiado a la pendiente de la izquierda. Perdió el equilibrio y rodo por la ladera cuesta abajo. Choco contra varios árboles en el proceso, rompiéndose un brazo y la nariz, pero nada de eso lo hizo responder. Es como si el mundo estuviera apagado y solo sintiera que su vista giraba y giraba, sin sentir el mayor dolor. De repente sus ojos se cerraron y su vista dejo de dar vueltas.

-o-

Una hora más tarde, Viggo abrió los ojos y vio un maravilloso paisaje nublado. Con las nubes infladas como pompas de jabón y un ventarrón gélido que lo golpeaba de frente. Se despertó aletargado, mirando hacia todos lados. Pestaño un par de veces y se le quito el sueño de golpe, había quedado solo a unos metros de un acantilado. No obstante, gracias a un árbol no siguió avanzando hasta el precipicio. Viggo se abrazó al árbol y ya más despierto miró con más cuidado en donde estaba. El viento ululaba con fuerza y algo le decía que ese barranco tenía una buena cantidad de metros de profundidad. Sin embargo, no lo quiso corroborar y poco a poco fue retrocediendo. Recupero su movilidad y dio un paso a la vez para ir subiendo la pendiente. Fue pasando de árbol en árbol a medida que avanzaba, cada paso era peligroso porque la corteza estaba humedecida y la nieve cedía con facilidad. Después de subir por veinte metros, encontró su espada clavaba en un árbol. Viggo se abrazó al árbol con las piernas y forcejeo durante diez minutos para soltar la espada. Una vez que lo hizo, el árbol comenzó a crujir y Viggo alarmado, comenzó a moverse una vez más.

Una vez que volvió al camino, se dio cuenta que había llegado a donde había luchado con los lobos. Sin embargo, ahora había algo inesperado, un gigante. Tenía una piel rugosa y azulada, con cuatro cuernos que le salían de los costados de la cabeza y un gran cuerpo tan alto como los árboles. Estaba sentado en el camino mientras se comía los cadáveres con piel y todo.

Viggo se mantuvo oculto en el borde del camino, solo asomaba la cabeza. Como veía que el gigante no tenía planes de moverse, se movió por la pendiente, sujetándose de los árboles sin acercarse demasiado al camino. No obstante, dio un paso en falso que provoco un leve deslizamiento de nieve que al parecer escucho el gigante. Ya que se detuvo y miró en la dirección de Viggo. Por su parte, Viggo se acostó sobre la nieve y rogó para que no lo vieran. Al parecer se cumplió su deseo, ya que el gigante volvió a comer. Como muestra de eso, los huesos de los lobos rechinaban entre sus dientes.

Viggó se levantó poco a poco y asomo su cabeza al camino, el gigante seguía sentado en el suelo, con una lobo en cada mano. Viggo soltó un suspiro y se siguió moviendo por fuera del camino, hasta que el camino tomo una curva y noto que los árboles cubrían su camino. Ya no quedaba expuesto a la vista del gigante.

Una vez que volvió a subir al camino, siguió avanzando a duras penas mientras la nieve crujía bajo sus pies. Su aliento seguía siendo una pequeña nube blanca que apenas salía de su boca, se desvanecía en el aire. Estaba cansado; sí señor. Pero casi morir en el barranco y ver a ese enorme monstruo lo había despertado por completo. Sus jadeos se hacían más fuertes a cada momento y su estómago comenzó a rugir. Pensó que nada podía empeorar la situación, pero de repente escucho el estruendo de unos pisotones y se movió a paso torpe a un lado del camino. Solo asomó la cabeza y miró a través de unas ramas, pensando que de seguro nadie se daría cuenta de su presencia. Entonces apareció el gigante, aún más enorme que antes, ya que esta vez caminaba sobre sus pies. Por otro lado, un hombre calvo corrió por un árbol inclinado y salto sosteniendo un hacha entre sus manos. Dio un grito bestial y le clavó en medio de la cabeza. El gigante se tambaleo por unos momentos y después se desplomo generando un gran estruendo.

Viggo miró al guerrero sobre el cuerpo del gigante, que ahora retiraba su hacha como si la sacara de un leño en el que se quedo incrustada. Movió el mango de arriba abajo y al aflojarse, jalo el hacha de un solo golpe, dejando salir así un chorro de sangre.

Viggo miró al guerrero con más detención y se dio cuenta de que era demasiado pálido, como si fuera un fantasma. Tenía un tatuaje rojo en forma de línea que le cruzaba el ojo izquierdo y todo el pecho. Además, solo llevaba una pechera y unos pantalones de cuero, estaba casi desnudo con este frio. Por otro lado, estaba ileso, pero llevaba vendajes en ambos ante brazos.

Viggo lo vio bajando la vista y mirando en su dirección, así que oculto su cabeza por debajo del camino. Comenzó a gatear tratando de descender y al mismo tiempo, hacer el menor ruido posible. Sin embargo, de repente su descenso se detuvo. Alguien lo tiro del cuello de la ropa y lo elevo en el aire. Lo sostenían como si fuera un perro malo que se meo en la alfombra. Viggo vio más de cerca al guerrero, hallándole cara de pocos amigos y una frente llena de arrugas, como si siempre estuviera enojado. Por otro lado, tenía una frondosa barba y una mirada penetrante. Le lanzo un gruñido y con un leve movimiento, lo tiro de vuelta al camino, por el cual Viggo rodo como si fuera una bola.

-¿Qué haces aquí niño?- pregunto el hombre con una voz gruesa, fría y cortante

-Yo, yo- dijo Viggo tratando de articular una respuesta y de repente recordó al señor Xiao -vengo a entrenar con una persona, me dijo un viejo loco que era un gran guerrero-

Viggó empezó a retroceder en el suelo ayudado de sus piernas y brazos. Por otro lado, el guerrero vio la espada de Viggo sobre la nieve, la tomo y la examino cuidadosamente. Asintió como dándole su aprobación y se la lanzo a Viggo como si no valiera nada.

-Este no es lugar para niños- dijo el guerrero en un tono más calmado -vete, ve a jugar a un lugar seguro-

De repente Viggo pensó en algo y empezó a hilar las coincidencias. No obstante, en ese momento, el guerrero le dio la espalda y empezó a alejarse.

-Espera- grito Viggo -en serio, espera-, recogió la espada y comenzó a avanzar cojeando, apoyándose en la espada -el señor Xiao- grito -el señor Xiao me dijo que me enseñarías, dijo que le debías un gran favor-

El guerrero se detuvo al escuchar el nombre del primordial y lo miró de soslayo. Frunció la nariz a la vez que soltaba un gruñido y le dijo -sígueme, si te quedas atrás no te ayudare-

-¿Cuál es tu nombre?- pregunto Viggo

-Kratos- dijo mientras el viento ululaba con más fuerza y la nieve empezaba a descender poco a poco.

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