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Capítulo 5 - Un nuevo compañero

-Carmen, es hora de levantarse-

-¿No podemos descansar mas?-

-No lo creo, ya hemos descansado tres meses-

-Eres tan malo maestro-

Carmen se sentó en la cama y estiro su linda espalda. Tytos la miro y soltó una pequeña sonrisa. Han estado dentro del territorio de Aguas Dulces durante tres meses. Disfrutando y descansando.

-o-

Un día, hace unos tres meses, Tytos y Carmen viajaban tranquilamente por los grandes camino. De repente apareció un hombre pidiendo ayuda y algo de comida. Tytos le dio una mirada y tuvo la tentación de apuñalarlo, pero Carmen corrió a socorrer al hombre y Tytos lo único que pudo hacer es soltar un suspiro.

Una vez que se bajo Carmen se bajo de su caballo, varios hombres salieron de detrás de las rocas. Tenían apariencias descuidadas y portaban armas improvisadas. Eran ladrones lisa y llanamente. ¿Quizás cuánto tiempo estuvieron haciendo lo misma jugada?. El hecho es que Carmen quedo en shock y agacho su cabeza con un sentimiento de pena. Su maestro constantemente le advierte que no sea tan crédula, pero hay algo en su corazón que le impide ignorar a los necesitados.

Un hombre agarro a Carmen por el cuello y automáticamente recibió un codazo que lo dejo sin aliento. Los hombres que estaban un poco mas allá, reaccionaron corriendo a socorrerlo, pero poco pudieron hacer. Carmen saco su espada y los corto, hasta que el último de ellos rogo por su vida. Carmen miro a Tytos buscando alguna ayuda y este se bajo del caballo, camino hasta el ladrón y le quebró ambas piernas. El hombre entre llantos le prometió que lo llevaría a su guarida. Ahí guardaban un montón de cosas de valor. Tytos medito en las palabras y acepto el trato.

Tytos fue todo el camino con una sonrisa y esta se amplio cuando pasó lo que esperaba. Salieron a su encuentro veinte ladrones a atacarlos. Tytos se bajo de su caballo y esta vez fue él el que se ejercito cortando a los ladrones. Cuando solo quedo uno. Un viejo de enorme estatura que ahora tenía ambas piernas perforadas. Tytos guardo sus espadas y le pregunto por sus tesoros. El anciano apenas respiraba y en su obstinación no le dijo nada, por lo cual, murió.

Tytos camino otro poco y pillo el escondite de los ladrones. Era una bonita casa cubierta por varios arboles y un amplio follaje. Un lugar acogedor, al parecer. Él se pregunto ¿Qué pobre desgraciado construyo este lugar y tuvo la mala suerte de encontrarse con los ladrones?. Carmen lo siguió y ambos entraron al lugar. Solo le quedaba de bonito la fachada. Por dentro estaba hediondo a orina y otras excreciones. Ambos limpiaron el lugar durante todo el día.

Carmen lloro durante la noche, ya que mientras limpiaba pillo varios tipos de ropas y dentro de ellas habían algunas de bebés.

Después una semana llegaron varios hombres a reclamar el lugar, pero todos corrieron el mismo destino que el primer grupo. Tytos no los dejo escapar.

-o-

Después de tres meses de entrenar y descansar, Tytos se sentía incomodo y quería salir de Aguas Dulces lo antes posible. No se siente bien dejando su camino a medías y aunque vivir aquí acompañado de Carmen no sería una mala idea, a la larga, él tiene una promesa que cumplir. No sabe cuánto tiempo le tomara, pero ya se lo prometió a su querida Artoria.

-Maestro ¿realmente tenemos que irnos? Este lugar es muy agradable- dijo Carmen

Tytos le dio una sonrisa y le respondió -no seas tan complaciente contigo misma Carmen. Solo porque seas un poco más fuerte que los demás no quiere decir que estés en la cima de la cadena alimenticia. Puede venir mucha gente o alguien muy fuerte y obligarte a hacer algo que no quieres-

Carmen quedo mirando el suelo y Tytos fue por los caballos. Miraron una vez mas la casa y la quemaron. Dejar este lugar solo atraería a ingenuos o malas personas o ambas cosas a la vez.

Cabalgaron por las tierras de Aguas Dulces. Se encontraron con varios ladrones en el camino, unos pocos castillos y después de varios días llegaron a las tierras del norte. Un lugar muy frio. Compraron pieles de animales, ropa muy abrigadora y elegante. Sin embargo aparte de eso, no había nada en especial en esta tierra. Por otro lado, Tytos prefirió pasar por fuera de los pueblos. Una razón era la desconfianza que tenía la gente con los extranjeros y la otra era el corazón de Carmen. Tytos sabía que si la joven viera como viven los huérfanos en estas tierras, sería un duro golpe para ella.

Solo los más fuertes y brutales sobreviven.

El norte, según Tytos, se podría describir como una persona con depresión. Nadie tiene ganas de mejorar ni de lograr algo. Se conforman con vivir y ya esta. Carmen se topo con varias personas que estaban al final de su vida y Tytos perdió la cuenta de cuantas veces ella regalo su comida.

Tytos dio un gran suspiro y dijo -Carmen, esta bien que de vez en cuando ayudes a las personas, pero no puedes ir por ahí salvando a todo el mundo. ¿Qué pasa si el día de mañana se aprovechan de tu amabilidad y te matan?. Tienes que ser mas precavida-

Carmen miro al suelo, su caballo andaba por un camino escarchado. Por otro lado, no sabía qué responder. Su maestro tenía razón. Cuando recién conoció a su maestro, casi la raptan por tratar de ayudar a un anciano. Cuando estuvo en desembarco del rey casi la apuñalan por dar limosnas a un niño. En Aguas Dulce, sino tuviera la fuerza para defenderse, la habrían raptado y quizás qué cosas le habrían hecho.

Tytos acerco su caballo y le acaricio las manos, ella lo miro y vio su sonrisa. Ella pensó que también recibió ayuda y gracias a eso, siempre ha querido ayudar a otros. Sus padres también le habían enseñado a compartir sus bendiciones. Pensó que puede que sea muy débil para plantearse ayudar a otros. Tytos miro su rostro y pudo adivinar lo que ella estaba pensando. Pensó que esta niña es muy ingenua, él solo espera que con el tiempo madure y pueda ser un poco mas cauta.

Un guardia de un pequeño poblado se cruzo en el camino. Al verlos tan juntos frunció el ceño y les pregunto -¿Quiénes son y qué hacen en estas tierras?-

Tytos le dio una sonrisa sardónica y le dijo -no eres el señor de estas tierras ¿Por qué debería molestarme?-

-Porque soy el guardia y si le digo a mi señor, él te perseguirá-

Tytos paso con su caballo y no le presto atención. El hombre molesto, utilizo su alabarda y lo quiso golpear por la espalda. No obstante, Tytos sin darse la vuelta atrapo la alabarda por el mango y se la quito. El hombre quedo en shock y empezó a retroceder. Tytos se bajo del caballo, anduvo dos pasos, junto fuerza y le lazo la alabarda, traspasándolo. El guardia cayo a tierra con su pecho atravesado por la alabarda y dos personas lo vieron, pero se escondieron y se fueron del lugar.

Tytos volvió a su caballo y siguió su camino.

Después de ese incidente no tuvo más problemas. Anduvo por varios días hasta que de repente una mañana, vino una hombre y los interrumpió en medio de su desayuno. Ese día estaba cayendo una leve capa de nieve. Carmen y Tytos estaba resguardados debajo de un enorme tronco que había en el camino. El hombre tenía una gran piel de animal en su espalda, no era tan viejo pero tampoco tan joven. Tytos lo miro diferente, porque a pesar de que tenía la piel quemada por el frio igual que la mayoría de las personas autóctonas del norte. No tenía ese semblante conformista y apagado.

-¿Qué puedo hacer por ti viejo?- pregunto Tytos recostado enfrente de la hoguera, se apoyaba en el gran tronco y Carmen estaba a su lado izquierdo.

El hombre soltó una pequeña risita y le pregunto si se podía sentar. Tytos asintió y el hombre se sentó frente a ellos, al otro lado de la hoguera. Calentó sus manos y vio cómo la niña miraba a Tytos -¿están casados?-

Carmen se sonrojo y escondió su rostro. Tytos le dio una sonrisa y le respondió -aun no-

-¿Puedo hacerte una pregunta?-

-Adelante-

-¿Por qué mataste al guardia de ese poblado?-

Tytos levanto los hombros con indiferencia y le dijo -si un tipo, al que no conoces, te amenaza y trata de golpearte con su alabarda ¿Qué harías?-

El hombre asintió y miro el fuego durante un rato, miro de nuevo a Tytos y le dijo -para la próxima se mas indulgente-

-Las palabras se las lleva el viento, pero si me tratan de dañar o robar, me defenderé-

Tytos y el hombre se miraron durante un instante. El hombre asintió y cuando se iba a retirar le pregunto -¿Cómo te llamas?-

-Tytos Hill-

El hombre abrió los ojos como platos y Tytos soltó una carcajada y le pregunto -¿Qué pasa? ¿sorprendido al ver a un bastardo?-. El hombre negó con la cabeza, le dio una ultima mirada y se fue.

-Maestro ¿Por qué fue tan paciente con ese hombre?- pregunto Carmen -por lo general usted no se molestaría en responder ese tipo de preguntas-

Tytos soltó un suspiro y le respondió -no es tan sencillo Carmen. Ese tipo debe ser el señor de estas tierras y los cuarenta soldados que hay a unos cien metros de aquí, lo hacen alguien al que no puedo ignorar-. Carmen se alarmo y quitándose su capucha, se levanto para mirar en todas las direcciones. Un gran grupo de gente intercepto al hombre a lo lejos y le acercaron un caballo. El hombre vio a Carmen y ondeo su mano despidiéndose.

Tytos jalo de la mano de Carmen y ella se sentó a su lado. Él le acaricio el rostro y le volvió a colocar la capucha para que el frio no golpeara su delicado rostro. Ella se sonrojo, pero volvió a sus sentidos cuando Tytos le dijo -tranquila, parece que no nos dará problemas, al parecer los bastardos tienen una conexión especial con él, de lo contrario no se abría sorprendido tanto-

Carmen asintió y se acomodo sobre el pecho de Tytos mientras contemplaba el fuego.

-o-

Los días pasaron sin más problemas, nadie molesto a Tytos porque en esta época, poca gente caminaba por las calles. El frio era intenso y Tytos tuvo que vender sus caballos y comprar unos que aguantaran este clima. Los pobres estaban acostumbrados a un aire más templado. Cuando llegaron al gran castillo de Invernalia, se pudo ver mas gente. Aquí las personas tenían otro semblante y una mejor apariencia. Los mercados estaban activos y también los ladrones. Tytos le dio una mirada a varios de ellos y a otros les mostró la empuñadura de su espada. No eran tan temerarios como en desembarco del rey, puede que el mismo clima los haga mas cautos.

-Ten cuidado Carmen, andan muchos ladrones por las calles. No quiero que te pase algo-. Carmen asintió, tuvo las urgencias de ir a ayudar a algunos niños, pero se detuvo y escucho a su maestro.

Cuando llegaron a una posada, solo había un viejo en la entrada. Todas las mesas estaban en un rincón y las sillas dadas vueltas sobre las mesas, cómo insinuando que el local estaba cerrado. El viejo alzo la mirada y después volvió a contemplar la chimenea. Tytos se aproximo y le pregunto.

-Viejo ¿Cuánto por una habitación?-

-Un oro la semana-

Tytos sonrió y dijo -¿no crees que estas siendo un poco descarado?-

-Si no te gusta puedes ir a otro lado-

Tytos lo contemplo un poco, le dio otra mirada al edificio y dijo -danos tu mejor habitación-

El viejo los llevo al segundo piso y les presento una habitación, era muy cómoda y tenía su propia chimenea. Tytos le pago por adelantado y le advirtió de que nadie podía entrar al cuarto mientras él lo ocupaba. En viejo frunció el rostro y le dijo.

-Entonces lo limpiaras y cambiaras las sabanas-

Tytos asintió y el viejo se fue. Estos veteranos son testarudos, muy correctos, pero malos negociantes. No le extrañaba que no hubiera gente en el lugar.

Tytos y Carmen sellaron la puerta y fueron a visitar el mercado. Tytos miro el trabajo de los herreros, pero parece que con este frio la herrería no prosperaba. Un anciano vio su actitud de despreció y le lanzo algunos cuantos insultos. Tytos le dio un sonrisa desafiante y le mostro su espada. El hombre no lo creía, le dijo que él no había forjado la espada, pero Tytos lanzo el nombre de su abuelo al aire y el anciano lo vio con un temor reverente. Todo herrero veterano conocía el nombre de Joseph de las tierras del este.

-Mocoso, dime ¿Qué haces por acá?-

-Solo de visita- respondió Tytos

El herrero asintió y miro hacía su herrería, había un joven martillado un metal al rojo vivo. Era su nieto. El viejo se volvió descarado y guardando toda su vergüenza, miro a Tytos y le pregunto -joven ¿no puedes tomar a mi nieto como tu aprendiz?-

-Lo siento anciano, si hiciera eso, mi abuelo se levantaría de la tumba y me molestaría hasta que lo fuera a acompañar al mas allá-

El anciano soltó un suspiro con pesar, no insistió porque sabía que las cosas eran así. Solo las segunda y hasta terceras generaciones de herreros eran tan descuidados como para enseñar sus técnicas a los extraños.

Tytos y el herrero se despidieron. Por otro lado, un hombre y su séquito siguió a Tytos y le dijo -Tu, muchacho, déjame ver tu espada, te la comprare-

Tytos no le presto atención y siguió caminando con Carmen. El hombre tiro del brazo de Carmen y al ver el delicado rostro, perdió todo el interés en la espada y siguió a la muchacha.

-Jovencita, ¿Por qué no vienes conmigo? Soy caballero de lord Stark, puedo darte muchas cosas buenas. Tengo una casa un poco mas allá, podemos ir a tomar algo y conversar-

Tytos le dio una mirada lleno de molestia y el tipo frunció el ceño, pero antes de que pudiera decir algo fue enviado a volar de una patada. El grupo que lo seguía sacaron sus espadas y Tytos les advirtió.

-Será mejor que guarden sus juguetes a menos de que quieran morir-

Los hombres no lo escucharon y se lazaron contra él. Tytos desenfundo sus katanas y les corto las espadas. Una vez desarmados, los pateo dejándolos en el suelo. Un grupo de guardias vino corriendo y lo quiso detener, pero Tytos les dijo quién era y titubearon. No era tan importante que fuera el bastardo de un noble. El problema fue que era el bastardo de Tywin Lannister.

Una voz fuerte se escucho en toda la calle y calmo los ánimos -veo que sigues dando problemas-

Tytos sonrió y negó con la cabeza -te dije que si me querían dañar o robar, me defendería-

El hombre con el que converso la vez anterior vino a ver que problema había. Lo acompañaban dos muchachos, no eran muy grandes ni tampoco tan jóvenes. Uno parecía que tenía un rostro triste y el otro un rostro beligerante. Los guardias se pararon firmes una vez que vieron al hombre y lo saludaron. El tipo que fue el primero en ser golpeado, apunto a Tytos y dijo.

-Lord Stark, este joven me golpeo sin que lo provocara y maltrato a mis hombres-

Tytos le dio una sonrisa y le dijo -marica-

Los guardias y lord Stark contuvieron la risa, pero los muchachos se rieron a carcajadas y el joven agacho la mirada. Lord Stark lo miro y le dijo -tu y tus hombres no son mis caballeros, tu padre lo es. Esta ya es la segunda vez en esta semana que te veo haciendo un espectáculo. Una vez mas y te mandare a vestir el negro. ¿Entendido?-

-Sí señor-

Lord Stark le dio una mirada a Tytos y le advirtió -no des problemas, si vienes de visita, compórtate como una visita-

Tytos le dio una sonrisa y levanto los hombros. Tomo la mano de Carmen y siguió su camino. Los jóvenes lobos de la familia Stark quedaron mirando a Carmen y su padre les dio una advertencia.

-Esa mujer es de otro, no la miren así. Además ese joven hace medio año gano el torneo del rey, esta muy lejos de su liga-

-o-

Los idiotas no escuchan. Al otro día los jóvenes lobos de la familia Stark, acompañados de varios muchachos, siguieron a Tytos y Carmen por todo el mercado. Tytos miro a Carmen y ella le dio una sonrisa y negó con su cabeza. Si él se enojaba y golpeaba a estos muchachos, el problema solo se haría mas grande.

Carmen se acerco para lidiar con ellos. Les dijo que conversaría con ellos si la vencían en combate, pero si no podían, no volverían a molestarla. Todos se apuntaron he incluso algunos que iban pasando se unieron. No obstante, ninguno estaba preparado para tal resultado. Carmen los golpeo a todos y los cachorros Stark fueron la vergüenza de todo el castillo. La madre de los muchachos estaba furiosa, pero Lord Stark se rio y recordó a alguien importante para él.

Ahora que estaba solucionado el problema con los muchachos, apareció otro. Una niña seguía a Carmen por todo el mercado he incluso la siguió hasta el lugar adonde ella vivía. Tytos se canso y le pregunto -niña ¿Qué quieres?-

La niña agacho la cara con sus mejillas ruborizadas, miro a Carmen y le dijo -enséñame a utilizar la espada-

Carmen la miro rara, era la primera vez que alguien le pedía esto. No supo qué decir, así que miro a Tytos para preguntarle por un consejo, pero él se tapaba la boca para no reírse. Le dio un pellizcó y le dijo -maestro, deja de reírte y dime ¿Qué hago?-

Tytos tosió un poco y le respondió -no creo que sea buena idea Carmen, esta niña debe ser de la camada de los Stark. Dudo que su madre la autorice, deben estar educándola para que sea una princesa-

La niña agacho la cabeza y Carmen se acerco y le pregunto -¿Como te llamas?-

-Aria-

-Bien, Aria. Vamos a ir las dos y preguntaremos. Si te dan permiso te enseñare, si no tendrás que dejarlo. ¿Tú sabes cómo son las cosas de los nobles?-. Aria asintió y le dio un abrazo. Tytos suspiro pensando que esto solo serían más problemas.

Cuando llegaron al castillo muchas personas quedaron mirando a Carmen. Era hermosa y sobre todo se había convertido en una celebridad. Había golpeado a todos los muchachos del castillo hasta que admitieran su derrota. Lord Stark se acerco con varios niños pequeños.

Carmen hizo una pequeña reverencia y le dijo -Buenas tardes Lord Stark, su hija me fue a buscar para que le enseñara a utilizar la espada ¿le puedo enseñar?-

Lord Stark dejo salir un gran suspiro y le dijo -dame tiempo para pensarlo. Ven mañana y te daré una respuesta-

Carmen asintió y le guiño el ojo a Aria, esta le dio un ultimo abrazo y se separaron. Tytos mantuvo la distancia, pero vio a una mujer que los miraba desde el segundo piso. Tenía un rostro firme y los miraba con desagrado. Tytos le dio una leve reverencia cosa que molesto a la mujer. Una vez que Tytos y Carmen se fueron, Lord Stark miro a Aria y le pregunto.

-¿Por qué la fuiste a buscar?-

-Porque ella es fuerte y puede golpear a mis hermanos. Además, Robb no para de hablar de ella y dice que es una diosa guerrera-

Lord Stark soltó una carcajada y tomo a la niña en sus brazos -esto va a ser difícil, no tengas demasiadas esperanzas, tu sabes como es tu madre-. Aria asintió un poco cabizbaja y abrazo a su padre.

-o-

Dos meses después, una niña con los ojos vendados estaba siendo observada en un patio. Carmen se preparo y lanzo su primer golpe. La niña bloqueo con una espada de madera y esquivo el siguiente golpe. Nunca retrocedió, cada golpe que le lanzaban era esquivado o desviado. Sus hermanos la miraban con asombro y hasta su padre le dio algunas miradas serías. La niña se movía y lo único que escuchaba era la oscilación de la espada y el palpitar de su corazón. Todo era oscuro, pero sus otros sentidos estaban vivos y alertas.

Después de el treintavo golpe, Carmen se detuvo y le dijo -suficiente, lo haz hecho bien-

Aria se saco la venda y le regalo una inocente sonrisa.

Aria lleva alrededor de dos meses practicando con Carmen y ahora sus movimientos son mas ágiles y sutiles. Todos los días entrenaba dos horas con la promesa de que aprendiera modales y etiqueta. Cosa que fue impartida por Carmen una vez que fue testeada y aprobada por la madre. Aria pasó largas y aburridas horas mejorando su postura, su habla, su conversación, su lectura y sus matemáticas. Las manualidades todavía eran un impedimento el cual le significaría la muerte si su vida dependiera de eso. Pero como no lo era, la madre lo dejo pasar en pos de que su hija fuera una señorita y no una salvaje.

Tytos las miraba desde una pila troncos, asintió y dentro de todo pensó que la niña no tenía talento para el combate. Su fuerza era pésima y al final, ella solo se quería divertir. Pero como solo es una niña asintió sin pensarlo mucho, todos cambian y el trabajo duro puede hacer un milagro y convertir a esta pequeña revoltosa en una gran guerrera.

Aria le dio una mirada y Tytos sonrió, camino hasta Carmen y le paso un paño para que se limpiara el sudor. Aria bajo la cabeza y Carmen le dio un codazo a Tytos para que le dijera algo. Tytos tomo una gran respiración y le dijo -lo haz hecho bien, pero debes continuar. Esto es como construir una casa. Si lo cimientos son débiles, la casa caerá, pero si son fuertes, podrán venir tormentas y lluvias, pero nada le pasara-

Aria asintió con gran seriedad y se fue a ver a su padre. Tytos y Carmen la miraron mientras era recibida por el gran abrazo de su padre. Era un poco envidiable tener a alguien que te cuide y se enorgullezca de lo que haces. Tytos y Carmen no tenían nada similar, solo se tenían el uno al otro.

Tytos camino y Carmen lo siguió, pero fueron detenidos por Lord Stark.

-Esperen, vamos al comedor-

Tytos se negó y le dijo -mañana nos vamos, tenemos cosas que preparar-

Lord Stark asintió y Carmen se acerco para despedirse. Abrazo a Aria que derramaba pequeñas lagrimas -es como dice el maestro- dijo- estudia y trabaja mucho. Recuerda que la fuerza viene de la mente en conjunto con el cuerpo-. La niña asintió mientras derramaba una gran cantidad de lagrimas.

Carmen se fue y Aria lloro mucho ese día. Su padre la tomo en sus brazos y la llevo a su habitación. Para la hora de la cena, la madre ordeno que le hicieran su comida favorita, pero la niña no comió y apenas probo bocado. La madre dejo escapar un suspiro y le pregunto a su marido.

-Esos niños ¿ya se fueron?-

-No, mañana lo harán- respondió Lord Stark, miro a su hija mientras se iba su habitación. Tomó un trago de vino y miro a su mujer -ellos van al muro- dijo -no sé porque, pero tengo la sensación de que no los volveremos a ver-

La mujer lo miro con reproche y le advirtió -no se te ocurra decir eso delante de Aria, lo mismo va para ustedes- añadió dirigiéndole la mirada a sus hijos. Ellos por supuesto asintieron, salvo uno. Robb, el hijo mayor, estaba en la mesa probando un poco de pan mientras estaba perdido en sus pensamientos -él no se la merece- dijo -no sé porque le gusta-. Su hermano a su lado se rio disimuladamente y Robb le dio un codazo.

La madre estrecho los ojos y le dijo -ella no es para ti, te casaras con una joven de una destacada familia-. Pero Robb no escucho a su madre y miro por la ventana soñando con los brillantes y lindos rizos de Carmen. El día de ayer le prometió Invernalia, le prometió que sería su esposa y no tomaría a otra mujer. Le prometió los mejores vestidos y las más finas ropas. Pero ella se negó y con una sonrisa le dijo.

-Lo siento, en esta vida yo encontré a la persona que amo. Hay cosas que los objetos materiales no pueden comprar, espero que lo entiendas-

Su madre lo dejo ser, el primer amor es difícil de olvidar. Ella lo sabe bien, ya que no ha podido olvidar a su primer amor. A veces se ha arrepentido de las cosas que le ha dicho a su marido, comparándolo con su hermano mayor, pero lo hecho, hecho esta.

-o-

A un día del castillo de Invernalia, Tytos observaba los caminos cubiertos de arboles y un poco de nieve. El día de ayer, cuando recién salieron de Invernalia, los ataco una jauría de lobos. Tytos los mato a la mayoría y Carmen lo ayudo, pero ella recibió algunas heridas en el proceso, nada serio pero fue algo molesto. Casi se retracta y vuelve, pero Carmen lo regaño por ser demasiado sobre protector. Al final él soltó una carcajada, ella se sonrojo y siguieron su camino a caballo.

-Maestro ¿no eres un poco paranoico?- pregunto Carmen

Tytos negó y le respondió -si hubieras leído el mapa que te pase, te acordarías de que estamos muy cerca de El Bosque de los Lobos. No hay perdida en ser precavido-

Carmen asintió y avanzo con su caballo para ganarse a su lado.

Después de eso, anduvieron en sus caballos durante una semana y por fin vieron un gran lago. Tytos se acerco y acamparon una noche ahí. Trataron de pescar algo, pero no hubo suerte. Así que al final tuvo que sacar de su anillo un poco de carne. Cuando empezó a emanar el agradable aroma ya era de noche. Carmen fue atraída a la hoguera como abeja a la miel. No obstante, el aroma de la carne atrajo algo mas. Desde un pequeño bosque a unos cinco metros de ellos, se escucharon uno suaves movimientos y un cachorro apareció.

-Maestro, mira, es lindo- dijo Carmen super emocionada -es un lobo pero es tan peludo como un oso-. Carmen lo amo desde el momento en que lo vio, pero a Tytos no le sentó nada bien y empezó a mirar hacia todos lados. De repente apareció una gran sombra desde detrás de los arboles. La luna iluminaba su blanco pelaje y detrás de ella la seguían varios cachorros igual al que Carmen recogió en sus brazos.

-Carmen, baja esa cosa- dijo Tytos sin apartar la vista de la vestía y colocando sus manos sobre su espada.

-Pero maestro- se quejo Carmen

-Que la bajes, mira hacia tu derecha-

Carmen se congelo al ver al enorme lobo blanco y sin apartarle la mirada, bajo al cachorro y retrocedió hasta alcanzar a su maestro. No tuvo mucho efecto, el cachorro que había tomado, la siguió y empezó a morderle las botas.

-¿Qué hacemos maestro?- pregunto Carmen

-Déjame intentar algo, por mientras, mantente atenta a sus movimientos- respondió Tytos

Tytos saco un enorme trozo de carne y se lo tiro a los pies del gran lobo blanco. La bestia nunca les dio una mirada feroz, pero sus orejas estaban paradas, atentas, esperando algo. Cuando cayo la carne al suelo, la bestia la olio, la agarro con su hocico y se fue junto con los cachorros. Solo el peludo amigo seguía mordiendo las botas de Carmen.

-¿Qué hace una cosa así aquí maestro?- pregunto Carmen

-Lo mismo que todas las criaturas, buscando agua y comida. Ten cuidado con ese cachorro y si puedes, échalo para que siga a su madre-

Carmen lo tomo en sus brazos y el cachorro le dio una mirada y estiro su lengua para lamerla. Carmen con el dolor de su corazón, se acerco un poco a los arboles y lo dejo en el suelo, trato de echarlo, pero el pequeño al parecer no quería. Tytos se sentó en la hoguera, siempre atento y cuando se acerco la bestia, desenfundo su espada. La bestia aulló un par de veces, pero al ver que el cachorro no la seguía, camino y se fue. El cachorro se quedo mirando al bosque como sopesando que hacer, dudo un par de veces, movía su cola alocadamente. Miraba a Carmen y miraba al bosque, hasta que al final, corrió hasta Carmen y de un gran salto se subió a los brazos.

-Maestro, mira, me quiere- dijo Carmen con una gran sonrisa.

Tytos soltó un suspiro y le advirtió -si la loba vuelve por el cachorro, devuélvelo. Créeme, no te gustaría pelear con semejante animal-. Sin embargo la loba jamás volvió. Tytos al otro día siguió su rastro, subió hasta el comienzo del Lago Largo y en un pequeño bosque desaparecieron las huellas.

Carmen miro a Tytos igual que un cachorro y al final este se ablando y le dijo -el cachorro es tu responsabilidad. Ten en cuenta que crecerá igual que la madre y tienes que educarlo para que te haga caso. Si algún día se vuelve loco y ataca a las personas, tendrás que sacrificarlo con tus propias manos-

Carmen camino todo el día feliz y Tytos pensó que lo más probable es que no lo había escuchado. Tytos negó con su cabeza y pensó en que este comportamiento se debía a la corta edad de Carmen.

Otra noche paso y un nuevo amanecer llego. Por otro lado, una vez más se encontraron listos para partir. Oso, el lobo huargo (así lo nombro Carmen) daba pequeños saltos y ladraba sin parar a su alrededor. Carmen sonreía como una flor y si su alma fuera mas fuerte, Tytos creía que podría derretir el hielo.

-Carmen, ven- dijo Tytos al lado de la hoguera

-¿Qué necesitas maestro?- pregunto Carmen con una sonrisa

-Primero, ten este anillo y trata de concentrarte pensando en carne-. Carmen lo pensó y un trozo de carne apareció en el aire y cayo al suelo. El único feliz con esto fue Oso, que alcanzo el trozo de carne y se lo llevo a un rincón, detrás de una piedra.

Carmen se sonrojo y quiso recuperarlo, pero el pequeño huargo mostró los dientes gruñendo como un gran lobo. Carmen se enojo y le pego dos varillazos. El "poderoso huargo" salió arrancando con la cola entre las patas y se escondió detrás de Tytos. Este ultimo soltó una risita -Carmen- dijo -ten mas cuidado para la próxima y cuando el animal coma, pon tu mano cerca de su comida o dale de comer de tu mano. De esa manera entenderá quien manda y que tu eres la que lo alimenta. Seguramente piensa que le quieres robar la comida-

Tytos dio una exhalación y tomando a la pequeña bestia en sus brazos lo llevo adonde estaba la carne. El lobo movió su cola y Tytos continuo -te paso este anillo, por si acaso pasa algo. Si llega a pasar lo peor, te escondes y sobrevives con lo que hay almacenado adentro, entendido-

Carme lo miro raro -¿Por qué me dice esto?

-Sencillo, ese muro se hizo por algo. Hay salvajes, pero ellos aparecieron después de la creación del muro. Así que debe haber algo mas, algo que asusto a los humanos de esa época-

Carmen asintió con un poco de miedo. Tytos le dio un beso y emprendieron de nuevo el viaje hasta el gran muro de hielo.

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