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—Tenemos que salir de aquí, lisa. No sabemos si sean los hombres de mis hermanos. De ser así, tenemos problemas. Lin está herido, James está hecho polvo, y tú estás lastimada todavía. Llamaré a mis hombres, ve por Lin y Kaori.

—De acuerdo, ten mucho cuidado.

Entré a la habitación de Lin y les avisé.

—¡Maldita sea! ¡Esto es mi culpa! — dijo Lin.

—No es tiempo de culpar a nadie, tenemos que salir de aquí. Dejaremos a James, no creo que lo conozcan. Si son esa gente, es por nosotros que vienen.

Lin y Kaori se levantaron y caminamos a donde Akira.

—Vienen en camino, lo conveniente será esperarlos en otro lugar. No he visto movimiento de nada, pero tal parece que quieren nuestras cabezas, si o si. ¿Ahora te das cuenta, Lin?

—No debí hacerlo— Lin bajó la cabeza.

—¿Hacer qué? — pregunté confundida.

—Nada, no es momento de hablar.

Caminamos sigilosamente por el pasillo, hasta doblar en la esquina del segundo piso, pero nos sorprendieron antes.

—No sé muevan, o no dudaré en volarlos a todos— había un hombre con una enfermera apuntándole en la cabeza, y no dudó en apuntarnos a nosotros.

Akira se detuvo y me hizo seña para que diéramos nosotros la vuelta, pero al retroceder, sentí unos brazos que me envolvieron y un arma en mi cabeza.

—Te atrapé, chiquita— su voz sonaba muy varonil, y no me atreví a mover ni un músculo—. Será mejor que no pongas resistencia, o tu hermosa mujer pagará las consecuencias, Akira—quise mirar de reojo, y vi varios hombres a nuestras espaldas, Kaori y Lin se quedaron quietos—. No pensé que serías fácil de atrapar, supongo que después de todo, tienes muchas debilidades, hermano— ¿Este hombre es su hermano? Estamos acabados.

—Que puto dolor en el trasero eres. Tanto maldito alboroto solo por atraparme — comentó Akira.

—Sí, y no sabes todo lo que te tenemos preparado. Bueno, para todos. ¡Caminen!  

El hombre que tenía a la enfermera, le disparó en la cabeza y traté de tapar a Kaori, pero el hombre que me estaba apuntando, me sujetó más fuerte.

—Eso no es lo único desagradable que verá, guapa— me dijo en el oído.

Akira se veía preocupado, pero más bien por nuestros hijos, al igual que yo. Esto no está bien. Tenemos que hacer algo antes de que nos lleven.

—Vamos — caminó sujetándome el brazo y con el arma en mi cabeza, hasta llegar a la puerta de las escaleras. Estaba temblorosa por sentir esa arma en mi cabeza—. Serán buenos y bajarán con calma. No traten una tontería, afuera están mis hombres y tienen la orden de dispararle a todo lo que se mueva. Traten algo y verán—no se veía rastro de ningún personal del hospital, parece que se encargaron de todos.

Llegamos a la puerta de la sala de emergencia, para bajar la rampa que había, y Lin se detuvo. Habían varios hombres al lado de 3 camionetas esperándonos.

—Oye, no tienes que mezclar a nuestras mujeres. Tu problema es con Akira y conmigo, ¿Por qué no las dejan ir? — agregó Lin.

—Ellas nos servirán de mucho, hermanito— me agarró el trasero y lo empujé.

—¡A mi no me toques, cerdo asqueroso!

—A ella no la toques, o te cortaré las manos— añadió Akira, mirándolo fijamente.  

—No creo que estén en posición de pedir, ni de amenazar. Luego te callo la boquita, perrita— acercó el arma a mi boca y sonrió. ¿Por qué tiene que pasar esto?

Akira debe tener un arma encima, o eso espero. Yo no tengo ninguna, y Lin dejó el rifle en el auto. Si tratamos de hacer algo ahora, nos harán polvo y aquí está Kaori. No tuvimos de otra, que subir a las camionetas; Akira y Lin se subieron a otra. El hermano de Akira subió con nosotras y nos apuntó según subimos. Miré por última vez a la camioneta donde estaban ellos, y no pude ni siquiera cruzar miradas. Solo espero que no les pase nada. Sentía un nudo en mi garganta, pero no era momento de llorar; debo ser fuerte para poder calmar a Kaori. No quiero que vaya a presenciar más cosas horribles.

—¿A dónde los llevan?— le pregunté al hermano de Akira.

—Vamos al mismo lugar, bonita. Te aseguro que no les va a desagradar. Voy a divertirme un rato con ustedes dos, mientras mi hermano se encarga de sus hombres.

—No les hagas nada, por favor — rogó Kaori, y él se fijó en ella.

—Se ve que eres una niña buen, esa rostro angelical me enciende.

—¡Que no te encienda, infeliz!— le grité molesta.

—¿Celosa? — arqueó una ceja y acercó el arma a mi pecho—. No te preocupes, aquí hay para las dos— rozó el arma en mi seno derecho y le empujé la mano. Ahora no puedo tratar de quitársela, si lo hago, el hombre que está alfrente nos matará. Tengo que encontrar otra oportunidad—. Me gusta tu actitud, eres muy ruda. Me pregunto si en la cama eres igual. Bueno, ¿Qué más da? Cuando lleguemos lo averiguaré—que hombre tan despreciable.

                  Akira

—Tenemos que hacer un plan entre los dos. Sé que estás herido, pero tenemos que ayudar a nuestras mujeres. Ellas son las más que están en peligro. Esos infelices van a tratar de violarlas, Lin. Estoy segura que ese es el plan, y Kaori está embarazada. No podemos rendirnos. Tan pronto tengamos una oportunidad, hay que actuar.

—Esperaré tus indicaciones, no voy a permitir que les pase nada.  

—De acuerdo. Actúa como si nada estuviera pasando, esperaremos a llegar a nuestro destino.

—Perfecto, Akira.

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