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6

Llegué al trabajo e intenté no pensar en mis problemas ni preocupaciones, necesitaba concentrarme en el trabajo, así que eso hice.

—¿Te sientes a gusto?— me preguntó Laura. Una de mis compañeras, solo me acuerdo de su nombre porque lo escucho mencionar a cada rato.

—Si, me gusta el trabajo— continúe limpiando las mesas, quería mantenerme lo más lejos posible de todos.

—El viernes en la noche harán un pequeño compartir para las dos nuevas empleadas. ¿Te gustaría asistir? Será aquí mismo en el café luego del trabajo.

—¿Hay alguien más?

—Si, se unió en el día de hoy. Lo más seguro la presenten a la hora de salida, ya que habido mucho trabajo.

—Está bien, trataré de asistir. Gracias por avisarme— no quisiera hacer un desplante. Seguí en mi trabajo, aún así espero no haberla hecho sentir mal.

A la hora del descanso me sonó el teléfono y era el chófer. ¿Ahora que puede querer?

—¿Bueno?— respondí.

—Buenas tardes, Sra. Lisa, Akira le manda a decir que no podrá recoger a los niños, me dio la orden de recogerlos.

—Ya veo, no te preocupes yo puedo ir a recogerlos.

—No se preocupe, mi señora.

—¿Akira está muy ocupado que no puede llamarme a mi?

—Está cerrando unos negocios.

—Gracias por avisarme— colgué la llamada. Es la primera vez en tanto tiempo que me evita de esta forma. Ni siquiera me llamó él, debe estar muy molesto todavía. Odio cuando se pone así. Me sentía molesta, pero es algo que trataré de arreglar cuando llegue a la casa, esperando que esté cuando yo salga.

La tarde en el trabajo se hizo eterna, estaba ansiosa por salir. Tenía mucho por reclamar, pero no poder hacerlo me hacía sentir frustrada.

—Ella es Vanessa, será nuestra nueva compañera. Sean buenos con ella— todos se acercaron a ella a saludarla, pero me mantuve distante. La saludé de lejos y sonreí amablemente. Quería que terminaran ya para irme. Me despedí de todos y me fui.

Llegué a la casa dispuesta para poder hablar con Akira, pero estaba en su estudio y no quise interrumpirlo. Cuando entra ahí es porque está muy ocupado con cosas del trabajo. Intenté esperarlo hasta que saliera, pero al salir se adelantó.

—Tengo que salir al trabajo, regresaré pronto— me quedé con las palabras en la boca.

—Ya veo. ¿Podemos hablar cuando regreses?

—Si, corderito— me dio un beso y se fue. ¿En qué momento cambió todo? Antes se alegraba al verme, ¿En tan solo días en esto se convirtió?

—¡Mamá!— escuché la voz de Kaori y Lin,  vi cuando corrieron hacia mí y me arrodillé para abrazarlos a los dos.

—¿Cómo les fue mis niños?

—Bien, mamá— ambos respondieron a la vez.

—¿Cómo te fue en el examen, Lin?

—Muy bien, mamá— Lin se veía muy feliz hoy—. ¿A dónde fue papá?

—Se fue a trabajar, mi amor.

—Ah— lucía desanimado.

—No se preocupen, luego va a regresar.

—Mira el dibujo que hice, mamá. Somos nosotros— Kaori mostró un dibujo muy bonito. Estabamos los cinco, hasta Aoi estaba incluida. Es muy talentosa, todo lo que sea arte de dibujo y manualidades es muy buena en ello.

—Esta muy hermoso, linda. ¿Por qué no lo ponemos en un cuadro?

—¡Si!— me quedé con Kaori y Lin compartiendo toda la tarde. Los ayudé a algunas tareas y cenamos juntos, pero aún Akira no había llegado.

Akira

—¿Esa ruta es la que siempre usas?— pregunté.

—Si, hasta ahora me ha resultado siempre— respondió Karlett.

—Muy bien, ¿Cuánto te pagan en dólares por cabeza?

—Aproximadamente 50.000 USD

—¿Y si el envío es fuera del país?

— El doble. Es mucho más trabajo y la documentación también tiene un precio.

—Muy bien. Saca cuenta de todo y me lo traes. Luego que hagamos varios negocios será el momento de entrar a la organización, ¿Entendido?

—Si.

—Ya te puedes ir, vieja.

—Sr. Akira tengo lo que me pidió— me dijo el Chófer.

—Muy bien, lo guardaré aquí. Ahora vamos a la casa.

—Si, señor.

Al salir escuché unos gritos. Al parecer una pareja estaban peleando.

—No sabía que estarías aquí metido. ¡Eres un mentiroso, Steven!

—No me importa lo que pienses. Lárgate de aquí.

—Eres de lo peor. ¡Te odio!

—¡Vete de aquí, estúpida!— intervine al ver que alzó su mano a pegarle a la chica.

—¿Cómo te atreves a montar una escena en mi establecimiento?— pregunté, dedicándole una mirada molesta.

—¿Y tú quién mierda eres?

—Llévenselo de aquí— ordené a los guardias y se lo llevaron—. ¿Estás bien?— le pregunté a la chica.

—Si, gracias por ayudarme— estaba temblando y llorando.

—Señor, ¿Qué hacemos con la chica?

—Yo me encargo. Ve al auto, ya te alcanzo.

—Ven, te daré algo para que te calmes— la ayudé a caminar a mi despacho y le di algo de tomar para los nervios—. Esto te ayudará. No deberías salir con alguien tan imbécil como ese.

—Éramos novios, señor. No creí que sería capaz de engañarme así.

—Ese hombre se la pasa en mi negocio metido, no es la primera cagada que se manda.

—Siento mucho que sea así, señor. Gracias por ayudarme, ya me iré— se levantó, pero aún se veía muy nerviosa.

—¿Eres americana?

—Si, señor.

—Lo supuse. Tu acento es extrañamente bonito. Deberías tener cuidado ahora cuando salgas, ese hombre debe estar cerca.

—Perdona por causarle molestias — no se porque siento que esta chica tiene un parecido con lisa. A la lisa que conocí, esa que me tenía miedo y buscaba la forma de alejarme de ella. Que irónico, siento algo de nostalgia—Gracias por ayudarme.

—Yo la llevo a su casa, es lo menos que puedo hacer.

Lisa

No sé ni para que me arreglé a esta hora. No parece que fuera a venir. ¿Y si lo olvidó? Tampoco me atrevo a llamarlo, no quiero interrumpirlo si está muy ocupado en el negocio. No me ha llamado ni siquiera para decirme que tarda. Antes si le decía que tenía que hablar con él, era capaz de cancelarlo todo y quedarse conmigo, pero ahora las cosas son algo distintas; quizás con el pasar de los años se han ido perdiendo esos pequeños detalles.

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