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Lisa

—Le traje algo de comer, señorita. No puede estar tanto tiempo sin comer nada, le hace daño al bebé.

—¿Realmente aprecias a Akira?

—Sí, señorita.

—¿Y nuestra amistad?

—Sí, aunque no entiendo el porqué de la pregunta.

—Entonces, llévame con él— lo miré.

—¿Aún sigue pensando en eso, señorita?

—Keita, si realmente valoras o te importa un poco mi bienestar, quiero que me lleves a la casa.

—Señorita…—interrumpiendo cualquier palabra que pudiera decir, añadí algo más:

—De la manera que estás actuando es muy sospechosa, Keita. No quiero pensar que tuviste algo que ver con lo que sucedió.

—¿Qué está tratando de decir?—me miró fijamente.

—Si no quieres que piense que tuviste algo que ver, entonces llévame con Akira —Keita se quedó en silencio por unos instantes y respondió:

—Esta bien. Si eso le hará sentir bien, lo haré —sentí un alivio al escuchar su respuesta. Quise persuadirlo de alguna manera—, pero debe comer antes de irse. Lleva muchas horas sin comer.

—¿No le pusiste nada?— pregunté incrédula.

—No, señorita.

Luego de comer me cambié de ropa y salimos a la casa. Al llegar no podía controlar mis nervios, los recuerdos de Akira invadían mi cabeza. Me bajé rápidamente y me dirigí dentro de la casa, pero no había nadie. No estaban los empleados, ni siquiera estaban los autos. Es como si no hubiera pasado nada aquí. Fui cuarto por cuarto, pero no había rastros de nada. Me dirigí al jardín y aún estaban las sillas y las decoraciones de la boda, era el único lugar que estaba aún intacto. Las mesas y las sillas estaban en el suelo, aún quedaban rastros de sangre en las sillas. ¿Por qué pasó esto? Caminé a donde Akira estaba esperándome y mis piernas estaban temblando. Me senté en el suelo donde pude visualizar las manchas de sangre que parecía ser las de él. Puse mis manos en el suelo y es como si pudiera volver a revivir ese momento. ¿Por qué, Akira? ¿Por qué tuvo que pasar esto? Yo te amo, ¿Por qué te tuvieron que arrebatar de mi de esta manera? Íbamos a ser una familia. Nuestro bebé te necesita y yo también. Mi corazón estaba hecho pedazos, sentía un nudo en mi garganta, mis lágrimas no se detenían. Ni siquiera pude responder tus últimas palabras. Cuanto muero por decirte que te amo y que te necesito. ¿Por qué ahora? Miré el anillo que él puso en mi dedo y lo besé. No puedo aceptar tu muerte y no lo haré. Necesito verte por una última vez. Mientras cerraba mis ojos, escuché una voz débil y conocida; al abrirlos vi a Yuji desplomarse en el suelo.

—¡Yuji!—me levanté y me dirigí hacia ella. Estaba toda sucia y había sangre en su ropa, pero no pude ver ninguna herida visible, asumí que la sangre no era de ella. Le grité a Keita y vino corriendo a donde mí.

—Su pulso está muy bajo, hay que sacarla de aquí—Keita la subió en sus brazos y la llevó al auto.

Jefferson

—Ya está todo listo para el traslado, señor.

—Vayan por Akira— ordené.

Lisa

Nos dirigimos al hospital más cercano; bajamos a Yuji buscando un doctor que la ayudara. La pusieron en una camilla y dos enfermeras se la llevaron. Entre los nervios y el desespero, estaba temblando mucho, pero necesitaba calmarme.

—Te traeré algo de tomar. Ella estará bien, lisa —Keita fue a buscarme algo y me quedé en la sala de emergencia esperando alguna noticia de Yuji.

Alcancé a ver a alguien parecido a Mr. Jefferson, lo que me alarmó e intenté caminar a donde él, pero Keita me sujetó el brazo.

—Toma, tiene que relajarse — me intentó sentar, pero lo empujé.

—Ya vengo—corrí en dirección a dónde me pareció ver a Mr. Jefferson, pero ya no estaba. No pude haberlo imaginado.

Salí del hospital, pero no vi nada. Sólo habían varias ambulancias saliendo del hospital. Keita me alcanzó preocupado.

—¿Por qué corriste de esa manera? Será mejor que entremos, este lugar no es seguro—me sujetó la mano y entramos al hospital.

Estoy segura que era él. Él puede saber algo de Akira.

—Keita, ¿tú conoces a  Mr. Jefferson?— le pregunté.

—No, ¿Quién es?

—Eres empleado de Akira, debes saber de sus socios y con quién se relaciona, ¿no es así?

—Solo era su chófer —desvió su mirada.

—Necesito que me ayudes —diciendo esto salió el doctor llamando a los familiares de Yuji.

—¿Cómo está, doctor?

—La paciente está estable, unas cuantas heridas superficiales y una deshidratación moderada, pero se va a poner bien. Ya estamos tratando con eso, hoy mismo se puede ir para su casa.

—Gracias, doctor —eso me devuelve el alma al cuerpo.

Tengo que sacar a Yuji de aquí y poder contactar a Mr. Jefferson. Lo más probable él puede ayudarme.

Jefferson

—En este lugar estarán seguros. Vendré a visitar cada vez que pueda. Buscaré a su hija y la traeré de vuelta— le dije a la madre de Lisa.

—Le agradezco todo lo que ha hecho. Me quedaré a cuidar del Sr. Akira.

—Aprecio mucho su ayuda. Permiso— salí de la habitación.

Yukine

—Mírate cómo estás. Esta es la vida que le toca a alguien que va por el mal camino. Solo espero que no arrastres a mi hija y a mi nieto a esto. No podría soportar perderla.

                    

—Li-sa— murmuró Akira.

—Akira, ¿Me escuchas?— toqué su frente, pero estaba muy caliente.

Sangre salió de su boca y el sonido de las máquinas a las que estaba conectado, comenzaron a sonar.

—Tengo que llamar a un médico urgente.

Busqué al médico y no tardó en venir.

—Debe salir de aquí, señora. Nosotros nos encargamos— traía consigo un cardiodisfibrilador.

—¿Qué está pasando, doctor?

—Debe salir de aquí—las enfermeras me sacaron de la habitación.

Akira tienes que salir de esta. No puedes dejar a mi hija y a mi nieto solas.

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