Akira voló al lado de la caravana de camiones que estaba en marcha.
Los alrededores eran un poco desiertos y había algunas casas, edificios y una calle media destruida que estaba siendo reparada por un tanque ligero que llevaba instalado un artefacto de magia espacial.
No obstante, todos esos edificios y casas estaban en ruinas, dañadas y destruidas no por el paso del tiempo, sino que destrucción de una batalla… De una guerra.
Estaba viajando hacia las ruinas de Alepo en Siria, viendo los rastros de destrucción de la guerra y sus compañeros no solo eran Aurora o Alice, sino que decenas de terranovense.
Elfos, enanos o humanos volaban y se movían por el área con una seriedad digna de los mejores guerreros, manteniendo poderosas barreras a lo largo de los cincuenta camiones que venían por la calle.
Aurora le permitió trabajar y le consiguió trabajo, solo que como siempre su amiga era para nada normal y le consiguió un trabajo en las tierras sin ley, escoltando refugiados.
"¡Alto!" Ordenó Aurora que estaba al mando.
Los camiones se detuvieron y los terranovense se dividieron algunos bajando al suelo y otros observando desde el cielo mientras las barreras se fortalecían.
Akira que no sabía lo que sucedía, prestó atención a sus alrededores.
Estaban por entrar a las ruinas de Alepo, incluso si estaban a las afueras de la ciudad, seguía habiendo casas y edificios de dos o tres pisos destruidos a lo largo del camino.
Aurora que estaba en la cabeza de la caravana, empezó a intercambiar algunas palabras con su segundo al mando que era un 'humano de las tierras del fuego' o al menos así fue como se presentó y Akira no pensó demasiado en su piel roja y sus cuernos.
"Prepárense. Hay enemigos apuntándonos." Ordenó Aurora con seriedad por medio de la red de comunicación.
La tensión aumentó y Akira preparó su defensa mientras sobrevolaba cerca de un camión, captando que a unos cincuenta metros detrás de unas casas destruidas estaba una casa de dos pisos.
Vio presencias desde ese lugar, al igual que de un edificio de cinco pisos delante de su grupo.
Sin embargo, no atacó, ya que podrían ser algunos refugiados y no enemigos.
Esta no era la primera misión que realizaba en estas tierras y estuvo toda la primera semana de junio trabajando en este lugar.
Cuando la tensión estuvo aumentando, Akira pudo ver que el hombre que estaba en la casa en su lado, se reveló llevando un lanzacohetes algo antiguo.
"¡Ataque enemigo!"
A su grito ella vio como ese individuo disparaba su lanzacohetes y si bien el arma parecía vieja, ella no subestimó el poderío ni la astucia de aquellos que actuaban en estas tierras.
*BOOM*
Congelando alrededor del cohete, deteniendo su movimiento y haciéndolo explotar, la explosión le demostró que el cohete no era simple.
¿Estaba encantado? Ese pensamiento pasó por su mente y ella en vez de distraerse creó una lluvia de grandes rocas de hielo y la lanzó a la casa, golpeando con todo.
Las rocas golpearon y causaron que los que estaban por salir a disparar con sus armas, saltaran y corrieran, tan solo para…
*BOOM*
La casa explotó cuando una criatura horripilante de un hombre mezclado con cadáveres y partes de animales apareció.
Una abominación y eso significaba que los que estaban aquí eran sectarios… Ese pensamiento vino a su mente, pero vio como los terranovense se movieron al unísono.
No era su deber atacar de forma directa y su objetivo era solo la protección, por eso se quedó atrás viendo como los terranovense utilizaban su magia para atacar.
"Gran Señora de los Espíritus, Madre de la Noche, Gran Luna que ilumina nuestros caminos, guía estas almas desdichadas a tu reino." Cantó un elfo de cabello ligeramente celeste.
Su cabello se hizo más celeste y una luz cayó del cielo que se oscureció de forma superficial, llevando a que la criatura gritara de dolor antes de que la corrupción fuera purificada.
"Est… ¡Haaa!"
Antes de alguien pudiera asumir que la batalla había terminado, un grito de dolor provino del elfo que había cantado y Akira pudo ver el brazo del elfo volar por los aires y posteriormente vino el dolor.
¡Francotirador!
Tal pensamiento llevó a que ella expulsara una gran cantidad de energía psiónica y extendiera una ventisca que pronto se transformó en una tormenta.
Había estado jugando con sus capacidades y viendo que era capaz como un rango S y encontró una forma de crear una tormenta de nieve, que era capaz de cegar a los enemigos y no a los aliados.
Le faltaba mejorar la capacidad de ataque y pensaba crear un tipo de 'dominio' como los magos, pero psiónico.
No obstante, ahora fue suficiente cuando cubrió no solo su alrededor, sino que gran parte de la caravana mientras la energía psiónica se gastaba en grandes cantidades, impidiendo la visión a cualquier francotirador.
Mirando a lo lejos a un edificio que estaba a un kilómetro de distancia, pudo ver que los magos se teletransportaban y lo derrumbaban tan solo para buscar a su objetivo sin encontrarlo.
¿Escapo? Un disparo repentino y un escape inesperado.
El elfo que fue golpeado, estaba siendo curado por los magos y los terranovense no mostraron cambios de expresión al curarse.
"Francotiradores de mierda. Hasta un arquero tiene más honor que esa basura."
Escuchando el gruñido, la expresión de Akira tembló sabiendo que estaba bien y ella solo mantuvo su puesto, hasta que le dieron la orden de deshacer la tormenta psiónica.
Descendiendo al suelo cansada, ella trató de controlar su respiración fatigada, sintiendo que necesitaba mejorar el consumo de su habilidad.
Mirando hacia adelante, pudo ver que decenas de tentáculos negros estaban arrasando un edificio desde la base y del otro lado…
"Que loco…"
Un edificio fue cortado casi a la mitad por un corte de espada y Akira a pesar de que sabía que era capaz de congelar un edificio de un par de pisos, todavía encontraba que los rangos S eran aterradores.
Aunque ella era una, solo que todavía no se acostumbraba a su poder.
Mientras las fuerzas que estaban buscando enemigos en vano se retiraban y uno de los edificios se derrumbaba, Akira meditó mientras su guardia era remplazada.
El ataque no fue raro.
La guerra europea-demoniaca había terminado con una paz blanca y si bien en las noticias algunos hablaban de que el mundo estaba en paz, la verdad resultaba ser más complicada.
Algunas sectas, demonios e incluso jugadores seguían queriendo conflicto y no había mejor forma de lograrlo que atacar a las fuerzas del Imperio Falion.
"Malditos bastardos. Cada vez son más locos." Murmuró un enano, que acababa de llegar por medio de magia espacial.
A Akira se lo presento como Urfin Jadegrog el Jefe de Seguridad Nacional de Grecia y quien dirigía, organizaba y se encargaba de estas misiones para mover refugiados a los lugares más estables.
Grecia y algunos países dentro de la Unión Europea mantenían ciertas políticas de inmigración y otra era la Ciudad Atlántida.
Aunque no al nivel de la Ciudad Zerzura, seguía siendo bastante grande y más cuando en estas tierras muchas personas quedaron sin hogar.
Akira en vez de responder, esperó a Aurora que apareció sin Alice, llevando a que sintiera la extrañeza.
"Buen trabajo con la defensa. Estos malditos solo buscan desencadenar otra guerra." Dijo Urfin al saludar a Aurora y mirando al elfo cuyo brazo estaba siendo curado por distintos magos, agregó. "Escuche del francotirador. Ha estado activo últimamente cumpliendo contratos sobre la cabeza de las fuerzas del imperio. Algunos profesionales dicen que es medio novato, pero su capacidad de aparecer y desaparecer es bastante única."
La razón por la cual realizaban ataques a las fuerzas que llevaban a cabo este tipo de misiones, para sacar a las personas de las áreas más problemáticas, era porque deseaban una guerra.
Si necesitaran material para algún ritual o sus propias locuras, podrían lograrlo yendo a por otros individuos más débiles, pero ellos venían por la caravana.
Específicamente no por la gente, por los terranovense buscando que el Imperio Falion se moviera por venganza y la guerra volviera a comenzar.
"¿Así que básicamente estás diciendo que no puedes hacer nada?" Dudó Aurora enfundando su espada con una mirada seria.
Desde que comenzaba a trabajar hasta que terminaba las misiones, la expresión de esa jovencita cambiaba como si no se pareciera en nada a aquella que bromeaba y se divertía a su lado.
Akira dejo de distraerse y prestó atención a la expresión de Urfin.
Su gente estaba asentada en la Ciudad de Alepo y ahora estaban llegando para escoltar la caravana, dejando ver que estaban muy cerca.
Y el ataque fue realizado aquí, mostrando una clara provocación al Imperio Falion.
"Es como dices. Defendernos está bien, sin embargo, si decidimos atacar, puede causarnos problemas." Reveló Urfin y con una media sonrisa, añadió. "Somos invitados. Necesitamos comportarnos con cuidado y más en un mundo mediático como este."
Los terranovense se habían adaptado a este mundo, esa era la única forma que Akira podía describirlo tras escuchar lo que mencionaba.
Eran capaces de defenderse, pero si atacaban y causaban represalias en este mundo, incluso si no desencadenaban otra vez una guerra a causa de quienes eliminaban, sin duda sería objeto de movimientos políticos y mediáticos por parte de aquellos que no deseaban al Imperio Falion en este mundo.
Grecia y ese Imperio estaban buscando conectarse de forma profunda, llevando a que los medios se volvieran bastante tendenciosos en las noticias referidas a ambas naciones.
Sin embargo, una barrera se levantó cubriéndolo no solo a Aurora, sino que también a Akira y ese enano dio una mirada seria.
"Ese es el discurso oficial. En lo personal, no me gusta que mi gente salga herida y si tengo que encargarme extraoficialmente de algo de trabajo, lo haré." Respondió Urfin y con cierta seriedad, dudó. "Alice está siguiendo a los que escaparon de su edificio, cierto?"
"Sí. Nuestro compañero nos está apoyando con algunas ventajas tecnológicas. Si tenemos suerte localizaremos su base." Respondió Aurora con calma.
Akira se quedó perpleja.
Sabía que habían sucedido otros ataques antes y lograba entender la respuesta que dio Urfin, desde la perspectiva política y el panorama general, fue por eso que estaba un poco sorprendida.
Daba la impresión de que el discurso de antes fue para el 'público' y no algo que creyera de verdad…
"Bien. Bien." Murmuró Urfin y acariciándose la barba le dio una mirada a ella y preguntó. "¿Participarás, nueva?"
La forma que preguntaba daba la sensación de hablarle a un novato, pero eso fue todo.
No le importó que fuera una adolescente y que ni siquiera fuera una persona mayor de edad, simplemente la trato como una novata y alguien fuerte de rango S.
"¿Puedo?" Dudó Akira antes de que Aurora pudiera rechazar por ella.
Fue esa duda, lo que causó que Urfin soltara un ligero asentimiento como si se diera cuenta de la razón de su duda.
"Sí. Aunque esta será una misión extraoficial y no podremos registrarla en tu historial. Incluso si podemos contratar menores de edad de forma oficial gracias a la autonomía del gremio de Grecia, esta misión es diferente." Respondió Urfin y al ver que ella seguía mirándolo raro, añadió. "Y en cuanto a que seas menor de edad. No me interesa. He visto tu capacidad y he logrado captar esa tormenta que impidió la vista del francotirador. Eres un rango S y eso es todo."
No la estaba viendo como una 'niña' con mayor fuerza y tampoco se ataba a las reglas y moral de este mundo en donde hacer trabajar a los 'jóvenes' se veía como algo malo y más en asuntos como estos.
"Vengo de un mundo en donde si los jóvenes desean ser fuertes tienen que matar. Es algo raro encontrar a los de su tipo en este mundo tan pacífico. Respeto eso." Añadió Urfin y dándole una señal a Aurora para que se preparara, salió de la barrera.
Venían de un lugar en donde matar a otro ser vivo daba 'experiencia'… Tal idea sonaba descabellada para Akira igual que la primera vez que la escuchó, pero lo aceptó como una posibilidad.
En un mundo en donde las personas se fortalecían matando, era normal que hubiera jóvenes que desearan ser fuerte y por ende que hubieran asesinado… Las estaba tratando a ellas como esa clase de persona, uno de los 'suyos'.
"Ahora entiendo por qué actúa tan simple con nosotras." Murmuró Aurora y dándole una mirada a ella, dudó. "¿De verdad deseas venir? No necesitas participar. Esto es diferente a llenar tu historial."
Akira estaba aquí para llenar su historial y era muy diferente a Aurora y Alice, quienes ni siquiera estaban registradas con algún rango de forma oficial.
Su amiga le permitió ser contratada y que registraran la misión en su historial, utilizando algunas lagunas en las reglas del gremio de aventureros griego, que en vez de hablar de edad como limitador para algunas misiones hablaba del rango, algo que ella ya tenía.
No obstante, esta misión iba a ser diferente y no entraba dentro de las misiones que debería hacer.
"¿Por qué lo haces tú?" Preguntó Akira con curiosidad.
¿Por qué deseaba ir a enfrentarse a esos individuos que los había atacado? Era cierto que atacaron antes y también atacaban otras caravanas, pero quienes eran los objetivos siempre resultaban ser los terranovense y no los refugiados.
Akira fue curiosa y fue esa curiosidad lo que causó que Aurora suspirara.
"Porque no deseo dejarlos sueltos y luego enterarme que, por haberlos dejado libres, causaron problemas a inocentes." Respondió Aurora de forma honesta.
Fue una respuesta que no había esperado.
No quería arrepentirse y si necesitaba ensuciarse las manos de sangre, para evitar un arrepentimiento mayor, lo haría.
"Iré." Declaró Akira con seriedad y respirando hondo, murmuró. "Creo que hay algunas veces que hay que hacer lo necesario por nuestras creencias… Y ahora creo que esa gente puede ser peligrosa."
La batalla con Alice le abrió sus ojos con pura crueldad y miedo, llevándola a que se diera cuenta de que a veces debía actuar.
Ahora era lo mismo.
Creía que tenía que hacer lo necesario por sus creencias, solo que estas creencias en este momento estaban en su deseo de proteger a su amiga y apoyarla... Y de cierta forma, los maleantes con los que iba a luchar eran un peligro para su amiga.
Un peligro que, si ella necesitaba eliminar, lo haría.
Aurora al sentir su determinación, solo dio un asentimiento sin decir demasiado.
******
Un hacha voló por el aire y se clavó en el estómago de un demonio corrupto.
Antes de que pudiera murmurar rezando algún dios maligno, Urfin le cortó el cuello con su otra hacha y lo dejo caer al suelo.
Mirando la sala a sus alrededores, lleno de cadáveres de sectarios terrícolas, volvió a tomar sus dos hachas y observó con calma.
"No se detectan más amenazas. La infiltración está en curso."
Una voz vino a su oído, proveniente del sistema de comunicación y esa voz pertenecía al compañero de las jovencitas con la cual trabajaba.
Había aprendido a utilizar tecnología terrícola que era similar a los artefactos terranovense durante la guerra europea-demoniaca, pero le costaba adaptarse algunos temas y conceptos.
Las 'redes', 'internet' y prácticamente lo que hacían los mecánicos con sus talentos, eran uno de los tantos asuntos que le resultaban complicado.
"Cuando encuentren la ubicación. Envíala. Me encargaré de enviárselo a mi superiora o a la Iglesia del Orden." Respondió Urfin con calma, limpiando la sangre de sus hachas.
Ahora mismo estaban dentro de una cueva cerca de la ciudad Alepo, que estaba amueblada como si fuera el interior de una casa y aquí se encontraban bastante de los atacantes de los alrededores.
Eliminar a esos bastardos molestos era una prioridad y la única lástima, fue que el francotirador no había estado aquí o si lo estuvo escapó a tiempo sin que nadie pudiera darse cuenta.
"Entiendo." Respondió el joven con claridad.
Urfin al ver los cadáveres, pensó en informarle a su superiora Melorrill, pero tras pensar en ese ser, prefirió dejárselo a la Iglesia del Orden que seguía enfrentando demonios.
Tras limpiar sus hachas, redirigió su mirada a la pared en donde un engranaje sonaba y vio como una puerta secreta se abría, solo que sin dejar salir maleantes.
"¿Trabajo terminado?" Preguntó Urfin con curiosidad.
Alice que estaba saliendo con una bolsa de aperitivos terrícolas, caminó por el suelo y sin importarle los cadáveres asintió con suavidad.
"Apenas se enteraron de nuestra llegada, quisieron activar un ritual para eliminarnos." Respondió Alice con calma.
Era una calma que no debería haber estado cuando alguien hablaba de rituales y más si era uno de los objetivos, pero su calma fue notable.
Incluso él no había notado la puerta secreta y eso dejaba ver que estaba bien fabricada, pero esa jovencita no solo la detectó, sino que fue al otro lado.
Era cierto que él era mejor en habilidades cuerpo a cuerpo que detección o exploración, no obstante, su experiencia debería haber cubierto sus falencias.
Sin embargo, no estaba celoso, las invitó a ellas porque comprendía que le cubrirían su espalda y eso era lo único que importaba.
"¿Para quién era?" Preguntó Urfin con seriedad.
Las abominaciones que esos sectarios utilizaban últimamente apuntaban a Ketzula, pero esa deidad a los ojos de Urfin era la más fácil de enfrentarse, ya que solo se necesitaba fuerza.
Identificar los sellos de los rituales y eliminarlo sin consecuencia no era algo que cualquiera supiera hacer y se necesitaba cierta educación teológica profunda, pero supo que esa joven la tenía.
Fue por eso que no preguntó si había destruido el ritual y solo tuvo curiosidad sobre quien se trataba.
"Larzura. Primitivo, pero eficaz." Explicó Alice con calma y dándole una mirada, dudó. "¿A dónde estarás este fin de semana?"
Larzura era una de las deidades más problemáticas y la mayor razón era que ella afectaba los instintos y deseos humanos, llevando que fuera problemático incluso para los más expertos.
Muy pocos eran capaces de decir que estaban libres de deseos mundanos o eran capaces de controlarlo y estuvo claro que ambos, no eran esa clase de persona.
"Voy a un restaurante en Italia. Aprenderé por unas semanas la cocina italiana antes de ir a otro lugar." Respondió Urfin y acariciándose su barba sin contener su sonrisa, dudó. "¿Aparecerás por allá? Será mi debut."
Era un gourmet de corazón y la jovencita también lo era, solo que, a diferencia de él, su prioridad era comer.
Si un ritual de Larzura hubiera sido lanzado, el concepto 'Libertad' podría haberlo afectado y podría haberlos convertido en bestias hambrientas, que eran 'libres' de su moralidad, llevando a que se comieran entre ellos o los cadáveres.
Sin embargo, al final era si los rituales se activaban y si los afectados no tenían defensa y Urfin estaba preparado para proteger a sus compañeras de equipo como a sí mismo.
Su amigo Antón se enojaría si algo les sucedía a sus hijas, así que prefirió estar bien preparado siempre.
En cuanto a la comida… ¿Cómo no podría invitar a una colega que probara su comida?
Con su trabajo tenía muy pocos días libres para hacer lo que le gustaba, por lo tanto, lo aprovechaba cada vez que era posible y que hubiera alguien que se atreviera a aprobar sus nuevos platos era bueno.
"Si tengo tiempo iré." Respondió Alice mientras caminaba a la salida y viendo que él la seguía, añadió. "O si no enviare a alguien para que me guarde los platos."
Su mirada no solo buscaba informarle, sino que llevaba cierta seriedad y entendimiento mutuo.
"Mientras tu hermana no pregunte no le diré nada." Respondió Urfin y viendo que tenía la atención de su colega, añadió. "No me pidas mentir. Soy malo en ello."
No era malo, solo que no le veía necesidad de mentirle a Aurora al igual que no trataría de mentir a Alice.
Más allá de su cercanía con su padre, ellas eran buenas personas y colegas con la cual había luchado codo a codo, era innecesario mentir.
"Es suficiente para mí…" Murmuró Alice acelerando su paso.
No se trataba de que estuviera a dieta o algo de ese estilo, sino que se trataba de que Aurora se sentía incómoda de que su hermana lo 'utilizara' a él para comida.
Una forma curiosa de ver, pero estuvo claro que, a diferencia de él, que las veía a ellas como sus iguales, Aurora lo seguía tratando como alguien mayor y de gran autoridad y el respeto que tal autoridad conllevaba.
Viendo personas muertas congeladas como estatuas por el pasillo mientras se dirigían a la salida de la cueva, al ver una luz a lo lejos, también escucharon un ruido extraño que se hizo notable cuanto más se acercaron.
"UGaaahh…"
Era de alguien haciendo arcadas y vomitando, al escucharlo Urfin se detuvo y guardó sus hachas en su anillo espacial, para luego limpiar la sangre en su cuerpo.
Alice que estaba totalmente limpia, le dirigió una mirada algo rara, pero él se encogió de hombros.
"Hay que ser bueno con la novata." Respondió Urfin sin avergonzarse por sus acciones.
Era viejo para un enano y había visto bastante novatos durante su larga vida, no solo como un guerrero, sino que en su tiempo de comerciante e incluso en su juventud.
Para él ese ruido de vomitar era reconocible y fue por eso que limpió la sangre, para evitar poner aún más mal a la novata.
Siguiendo con su caminata, ambos salieron de la cueva y vieron a Akira afirmada en la pared vomitando y mientras que Aurora le sostenía el cabello.
Yoshihisa Akira era una estudiante de la Academia Aetherium que recientemente se registró como rango S a los diecisiete años, una edad bastante notable en este mundo tan pacífico.
El rango S era considerado en algunos países como signos de mayoría de edad y con tales leyes se buscaba juzgar a los jóvenes en caso de que cometieran crímenes con sus poderes.
Aurora la recomendó y le pidió que la contratara bajo su mando, para que pudiera llenar su registro y le había comentado que era una novata de rango S, que buscaba experiencia y llenar su historial.
Ahora al ver que vomitaba, como si estuviera asumiendo la idea de que acababa de matar, Urfin se dio cuenta de que de verdad era una novata, muy diferente a Aurora y Alice.
"Lo siento…" Murmuró Akira al ver que habían salido.
Le estaba dirigiendo la mirada a él, disculpándose tal vez porque mostrará tal imagen y falta de experiencia a pesar de que había aceptado venir a este lugar.
"Está bien. Lanza todo." Calmó Urfin y acariciándose su barba al ver que la joven lo miraba, contó. "Mi primera vez fue también difícil para mí. Era bastante joven, llore y vomite todo."
"¿De verdad?" Preguntó Akira sin haber esperado esa revelación.
"Oh, sí. Llegué a casa hecho un desastre y luego seguía teniendo arcadas cada vez que tuve que hacerlo. Tenía que ser duro o se burlarían de mí, así que lo mantuve oculto durante bastante tiempo." Dijo Urfin y guiñándole el ojo con una sonrisa, añadió. "Incluso ahora me muestro duro."
La joven sonrió ligeramente mientras su palidez disminuía un poco, lo suficiente como para que ella no siguiera vomitando.
Su historia era verdadera, solo obvio el hecho de que nació en los barrios bajos de un Reino Enano que en ese momento estaba en una muy mala situación y tuvo que matar para sobrevivir… E incluso para comer.
Sin embargo, no mintió que le costó, después de todo creía que era normal que un niño enano en sus doce años le costara matar a otros para protegerse.
Ese era su pasado, uno bastante lejano de su actual presente y al ver a la joven que lo seguía mirando raro, como si creyera que la estaba consolando, él dio una suave sonrisa.
"Luego cuando fui a la guerra fue igual… O cuando estuve dentro de la boca de un gigantesco gusano. Aunque esa vez creo que fue el lugar en el que me encontraba lo que me dio náuseas." Comentó Urfin con una sonrisa.
Akira mantuvo su mirada prestando atención y por los ojos brillantes de la joven estaba curiosa.
Sabía que la estaba tratando de consolar, pero a la vez le dio curiosidad su historia y Urfin solo soltó una risa.
Si ella creía que por vomitar a causa de que había asesinado, él las vería de otra forma o se decepcionaría, entonces estaba muy mal.
Aurora y Alice a sus ojos eran similares algunos jóvenes terranovense que luchaban, mataban y se fortalecían desde una edad muy joven y de cierta forma Akira también entraba en ese estándar general.
"Volvamos. Luego con una buena cena, contaré un par de historias más." Comentó Urfin riéndose al ver que había atrapado la curiosidad no solo de Akira, sino que de Aurora y de Alice.
Tal vez a causa de razones diferentes y más para esta última, pero fue lo suficiente como para que Akira se calmara.
La mejor forma de sobrellevar estas situaciones primerizas de haber quitado una vida era por medio de algunas distracciones y una buena comida.
******
Un joven con una cicatriz en la mejilla entró a una habitación, cuya ubicación era desconocida.
En medio de la habitación solo estaba una bola de cristal que brillaba.
"He fallado. Los terranovense son muy buenos para protegerse y si bien el arma es potente. Solo puedo derribar rangos A." Dijo el joven con una voz algo molesta.
A quien había tratado de eliminar no era alguien muy fuerte, solo un terranovense de rango A, que, si bien era capaz de utilizar magia y a la vez capaz de rezar a su diosa, no resultaba ser tan fuerte como uno esperaría.
Sin embargo, apenas le pudo sacar el brazo, destrozando parte del cuerpo sin eliminarlo.
Esa herida podía ser grave, pero no lo suficiente para matarlo.
Hubiera logrado asesinarlo si esa tormenta no hubiera aparecido… No, creer que hubiera tenido una oportunidad cuando esos terranovense se movieron tan rápido solo era un chiste.
"¿Y eso te vuelve impaciente? Sin mi educación. No hubieras podido controlar tu capacidad ni convertirte en un viajero." Dijo la voz con calma.
"¡¿Y de qué sirve convertirse en un viajero cuando ni siquiera puedo matar a un rango S?!" Gritó el joven y sintiendo la furia surgir desde su interior, cuestionó. "¿Cómo podre asesinar a un rango S? ¡A esa lunática asesina!"
¿Cómo podría vengar a sus padres solo con esto?
Necesitaba ser más fuerte, más rápido y convertirse en un asesino mortal, solo con eso podría estar listo para enfrentarse a esa persona que asesinó a sus padres.
"Te sirve para escapar. Para practicar y volver a hacerlo." Respondió la voz que vino de la esfera y con severidad, añadió. "No olvides que, si no fueras por mí, no estarías en este punto."
Era un viajero… Alguien capaz de moverse por el plano astral de la tierra, apareciendo y desapareciendo a solo su voluntad.
Tal capacidad era lo que le permitía aparecer en un terreno ideal y disparar a su objetivo, tan solo para desaparecer momentos después.
Jake mantuvo silencio al escuchar la severidad en la voz.
"Sé paciente. De igual manera no podrás encontrarla. No al menos, que quieras enfrentarte a la Iglesia del Tiempo y el Espacio para robarle información." Dijo la voz y con cierta calma, añadió. "Y si trabajas duro. Tal vez en un futuro pueda ayudarte, lo suficiente como para darte la oportunidad de acabar con tu objetivo."
Esa ayuda no era gratuita… Jake lo entendía.
Lo iba a utilizar para que eliminara a sus objetivos, convirtiéndose en la espada de ese individuo, pero al final no importó.
Mientras pudiera asesinar a la Primera Heroína, mientras pudiera matar a la asesina de sus padres, para él no importaría si se convertía en un arma.
No, era su objetivo convertirse en un arma.
Un arma que llevaría a la muerte a la Primera Heroína.