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Un gran paso.

La noche empezó a extenderse por una llanura y en medio de ese lugar, una figura empezaba a correr por el lugar en dirección de una zona montañosa.

Su velocidad era rápida y pudo recorrer más de un kilómetro, hasta que alcanzó el pie de la montaña.

Esa montaña en partes parecía arrancada de repente y dejada en este lugar, lo que hizo que todo pareciera extraño, pero lo interesante era que la parte superior al menos tenía la forma de una montaña.

No era alta o grande, pero era lo suficiente para descansar en un lugar cómodo y Aurora que estaba mirando ese lugar, saltó hacia arriba.

Cuando llegó a mitad de la montaña, unos drones dejaron de cubrir la entrada de una cueva con sus proyecciones de alta calidad y ella pudo entrar al interior.

Varios drones mecánicos estaban trabajando fortificado la cueva y aumentando su tamaño mientras que permitía que dos máquinas con la forma de cuadrados fuera dejado en la esquina.

Todo ese lugar fue creado por Minerva que estaba conectada con ella y Aurora no pudo evitar pensar, cuantos drones habían traído.

Sabía que en el suministro oficial había bastantes drones, pero también entendía que su nuevo reloj holográfico era un nuevo almacenamiento de drones y equipo tecnológico que ella desconocía.

"He instalado varios drones al este de nuestra posición. ¿Han captado algo?" Preguntó Aurora al entrar, ignorando que desde su sombra saltaba una pequeña tigresa que fue a sentarse a uno de los sofás.

El gran árbol estaba al norte de su posición y ella tras encontrar un lugar en el cual descansar al menos por la noche y ocultarse, decidió seguir la guía de Minerva.

Esa entidad le había aconsejado dejar drones de señal por el área, para crear una red en todo el territorio por el cual pasaba y de esa forma, si algún miembro de la expedición se acercaba, pudiera comunicarse con ella.

"Todavía no. Según nuestra comunicación con la tierra, es posible que algunos miembros de la expedición estén cerca." Informó Minerva desde un dron y acercándose, añadió. "Me he tomado el atrevimiento de enviar drones de exploración a larga distancia."

Ese dron estaba señalando a un dron nodriza que estaba flotando y que Aurora pensó que era la base para los drones constructores.

Asintiendo con calma, pudo ver que el dron la seguía observando y Aurora se dio cuenta tarde de lo que pasaba.

"Gracias. Te dejaré todo lo tecnológico a ti." Respondió Aurora y mirando al dron, dudó. "¿Eres capaz?"

"Sí. Me atendré a tus valores y avisaré cualquier toma de decisión de alto riesgo y prioritaria." Respondió Minerva con su voz mecánica femenina de siempre.

¿Mis valores? Aurora se tragó esa duda en su mente y simplemente asintió.

Era posible que Kairos, como un acosador experto supiera sobre sus valores y se lo hubiera enseñado a Minerva, que en este punto claramente no era una 'simple' inteligencia artificial.

Pero estaba bien, confiaba en Kairos y de cierta forma tenía confianza en Minerva.

No porque tuviera reglas que seguir, sino que le gustaba pensar que esa inteligencia artificial era capaz de discernir más allá de la lógica y el pragmatismo de una máquina.

Tal vez no se hubiera relacionado con Atenea que era la 'hermana' de Minerva, pero había aprendido a confiar en el sistema de seguridad de Zerzura y ahora aquí haría lo mismo.

Por eso estaba bien que se moviera por su cuenta, ayudándola en lo que era incapaz.

"Avísame si ocurre algo." Murmuró Aurora, al ver que los drones que parecían pequeñas naves exploradoras salían del dron nodriza y volaban al exterior.

Eran pequeñas literalmente median cerca de veinte centímetros con formas de naves espaciales cazadoras y por su velocidad junto al movimiento, para Aurora estuvo claro que era de tecnología avanzada.

"Liam me mataría para saquear de mi cadáver esos drones." Murmuró Aurora con una expresión extraña y tras terminar sus palabras, pudo sentir una mirada de la tigresa.

Esa tigresa era pequeña no más que un pequeño gato y su pelaje negro peludo, era sin duda agradable a la vista y lo hizo ver linda.

Que ahora estuviera inclinando su cabeza por su intensa mirada, solo hizo que Aurora deseara abrazarla y dormir con ella.

Estaba segura de que no solo dormiría cómodamente con esa pequeña tigresa a su lado, sino que claramente dormiría de forma segura.

—No puedes ignorar la realidad…

El texto de su sistema logró que Aurora diera un suspiro mientras se sentaba en el sofá, que claramente había sacado Minerva de algún lugar.

Su sistema estaba en lo correcto, era imposible ignorar la realidad que estaba al frente de ella y ya no era posible, tratarla como una pequeña gatita perdida con la cual se encontró repentinamente.

Quien estaba al frente de ella, no era para nada simple.

"Gracias a la máquina de comunicación hemos logrado entablar contacto con la tierra. Y le ha avisado de tu presencia." Informó Aurora tratando de utilizar un tono serio.

Que esa tigresa se sentara con sus orejas levantadas como si estuviera toda su atención, no ayudaba a que sus pensamientos se desviaran a su lindura.

Una de las dos máquinas cuadradas que estaban presente estaban diseñadas para la comunicación con la tierra.

No a través del espacio como en el séptimo portal abismal y el satélite, sino que de un modo más directo.

Diseñado para la comunicación a larga distancia evitando cualquier sellado o situación y ahora estaba funcionando bien para intercambiar información.

Una de las razones por lo que las naves exploradoras fueron enviadas era porque algunos miembros estaban cerca de este lugar, al menos la Sumo Sacerdotisa Xaali que se comunicaba con la tierra a través de su dios, estaba cerca.

Sin embargo, también le informaron la falta de un miembro y el añadido de otro.

Ahora como la líder de la expedición no podía dejar que su deseo de abrazar a una linda gatita influyera en sus decisiones y por más difícil que fuera, necesitaba ser profesional.

"Creo que es momento de enfrentar la realidad." Dijo Aurora con su tono más solemne.

Tener un rango SSS sin duda era increíble y Aurora no podía negar que le daba confianza, pero el problema era que la Cardenal Najjar también era fuerte y fue seleccionada por sus ventajas.

Era capaz de controlar el tiempo, así que mientras nada importante sucediera, esa mujer era capaz de retroceder el tiempo para revivir a las personas e incluso para detener peligrosos ataques.

Su control del espacio era aún más increíble y si ella hubiera venido a este lugar, era posible que en este momento todos los miembros la expedición estuvieran juntos.

No había duda que la Sumo Sacerdotisa Xaali era fuerte, pero su control de su poder era un rango menor y si bien era posible que pudiera realizar hazañas comparables a la Cardenal Najjar, era probable que su cuerpo no soportara todo el poder de un Primordial… O una pequeña porción de él.

Sin embargo, Aurora no solo estaba refiriéndose a ese hecho al enfrentar la realidad, sino que a algo más.

"¿Desde cuándo nos conocemos?" Preguntó Aurora y sin esperar respuesta, añadió. "Casi nunca hemos hablado abiertamente."

Ignoraba el rango y la posición de la tigresa que ahora la estaba escuchando, pero no significa que no se diera cuenta.

Se conocieron hace un par de años y ambas se juntaban de vez en cuando en las guarderías cuando ella visitaba el bosque mágico.

Esa tigresa no hablaba y Aurora disfrutaba contarle su historia, dejándose llevar por la calma y mayormente por una pequeña y adorable tigresa que era encantadora.

De cierta forma era increíble que no hubieran hablado, pero en esos cortos momentos en el que se reunían, no importaba el estatus, la posición o los problemas externos y ambas se relajaban con la presencia del otro.

No obstante, ahora era necesario enfrentar la situación.

"Entiendo. Es maduro de tu parte de dar un paso adelante. Estoy orgullosa." Respondió la tigresa con una voz madura y solemne, pero a la vez femenina y agradable, entonces mirándola con sus ojos púrpuras mientras asentía, añadió. "Dejar de lado tu timidez es un gran paso y me alegro de que lo hayas hecho, aunque la situación no parece la mejor."

Su voz no solo era agradable y madura, sino que llevaba una pizca de calidez que ni siquiera intentó ocultar.

No era como un adulto mirando a una joven, sino que como alguien un poco mayor, viendo a una compañera tratando de avanzar.

Sin embargo, Aurora parpadeó y…

"¿Timidez?" Preguntó algo incrédula por todo lo que acababa de escuchar.

Le parecía algo divertido que la tigresa que se dejaba hacer cariño y que varias veces froto en contra de su mejilla, prácticamente dejándose tratar como un peluche, estuviera 'orgullosa' de tal forma.

Aun así, lo que mayormente la sorprendió era la forma en la cual estaba segura de que ella era alguien tímida.

"Sí. Tu madre, Agatha me habló de ello. Lo acepté al ver que te agradaba estar con alguien de un tamaño menor, pero luego también me di cuenta de que no parecías cómoda hablar conmigo en mi verdadera forma." Respondió la tigresa, asintiendo varias veces y volviéndola a mirar, añadió. "Hay algunas bestias mágicas tímidas en el bosque. Es normal para mí."

¿Su madre le habló de ella? ¿Cuándo? ¿Hace cuánto tiempo?

Aurora parpadeó viendo que esa tigresa la observaba desde su sofá mientras trataba de poner un semblante solemne… O lo más solemne, que una gatita cuya cola se agitaba nerviosa podía.

Nervios, emoción y claramente algo de disfrute al poder hablar.

¿Todo ese tiempo que pasaron juntas sin que ella hablara fue porque su madre le dijo que era tímida?

"Yo siempre pensé que no querías hablar por… Lo que hacíamos." Murmuró Aurora en voz baja y viendo que esa tigresa la observaba con sus orejas en alto, añadió. "Ya sabes, te avergonzabas de hablar."

Ahora al escuchar que su madre estuvo involucrada era muy posible que hubiera dicho que su hija era tímida y por eso necesitaba disfrazarse de una linda tigresa adorable.

Funcionaba, ella tenía una debilidad por los pequeños y por todo lo adorable, que ocultaba muy bien, pero también lograba comprender que su madre la conocía.

Hace años ella se hubiera mantenido alejada de aquellos que intentaban acercarse y era probable que no hubiera intentado entablar una conversación con alguien como la poderosa gobernante del bosque mágico.

No obstante, sus palabras tampoco eran una mentira.

Había pensado que era esa tigresa que se avergonzaba de lo que hacían cuando estaba en solitario y si fuera sincera, ver a esa poderosa tigresa arriba de una gran roca y compararla con la pequeña que se dejaba abrazar como un peluche, era… Inconcebible.

"Por eso, no te hable… Eso y estaba incómoda por las cosas que te hice." Murmuró Aurora lentamente avergonzándose con cada palabra que decía.

—Eso suena ambiguo.

Su poco confiable sistema, le señaló lo evidente y Aurora solo empezó a ponerse roja avergonzada más que 'tímida'.

¿Cómo no iba a hacerlo? La Reina del Bosque que todos respetaban se transformaba en una gatita que fue tratada como una adorable mascota y un perfecto peluche.

Tan linda y tan agradable, Aurora no iba a negar que le daba vergüenza mirar la verdadera forma de esa tigresa, cuando en su forma pequeña la había abrazado tanto.

Algunas veces se había quedado dormida con la pequeña en su brazo y ni hablar de las veces, que la peinó en su regazo mientras la cuidaba y la abrazaba.

¿Si alguien se enteraba de lo que hizo no destruiría la reputación de ese gran gobernante?

La respuesta fue…

"Oh… Eso tiene sentido." Murmuró la tigresa, asintiendo y observando con calma, saltó a su regazo y explicó. "Pero yo dejé que me trataras de esa forma."

Aurora algunas veces la trató como una adorable mascota y otras veces la trató como un agradable peluche… Era imposible negarlo y no sabía cuál era peor.

En este momento, esa tigresa que saltó a su regazo trataba de mostrar que no le importaba y a la vez, dejar ver que su relación no cambiaba.

¿Sus encuentros habituales durante estos años era considerado amistad? Para Aurora lo era, ya que a veces esa tigresa escuchaba historias que ella no le había contado a su hermana.

Era imposible que no congeniaran, debido a que incluso cuando la otra parte no hablaba, siempre dejo ver inteligencia y le prestó atención, consolándola cuando lo necesito.

Y ahora estuvo claro la razón por la cual entró a este lugar.

"Lo sé… Me alegro de escucharte, tienes una linda voz." Dijo Aurora acariciando las orejas de esa tigresa que simplemente se acomodó en su mano y conteniendo su deseo de abrazarla, añadió. "Aunque luego tenemos que hablar de la razón por la cual viniste… Primero, me gustaría que nos volviéramos a presentar de forma más oficial."

La tigresa dejó que acariciara sus orejas y se detuvo en la última parte antes de mirarla atentamente.

"Lapis mencionó tus preparativos y si bien Alba me comentó que se encargaría, preferí acompañarte." Respondió la tigresa y levantando su cabeza en alto para mirarla, añadió. "Un gusto hablar contigo abiertamente y me disculpo si mis acciones al venir te han causado problemas."

Un tono respetuoso y formal que daba cierta solemnidad a sus palabras y a la vez hizo que ella se sintiera mayor.

Si su cola no se estuviera agitando desde que empezó a hablar como si estuviera muy contenta de por fin hablar, Aurora se hubiera sentido algo impresionada.

Aunque entendió a lo que apuntaba cuando mencionó sobre los preparativos, ya que había escuchado que Makeba le había parecido sus palabras, 'apocalípticas'.

"Soy Amnestria. La Gobernante del Bosque… Y me gustaría creer que una buena compañía." Reveló la tigresa mientras observaba sus acciones.

"Un gusto conocerte. Soy Aurora Campbell." Respondió Aurora mirando a esa tigresa y dudando un momento, acarició suavemente la espalda de esa tigresa y murmuró. "Me gusta abrazar bestias adorables…"

Le gustaba abrazar las bestias adorables, pero en la tierra si trataba a una bestia mágica como algún tipo de peluche, seguramente sería un insulto o sería tomado de forma negativa.

Aunque en su mente, solo pensaba que le agradaba el pelaje.

"El gusto es mío." Dijo Amnestria y al recibir su mirada, añadió. "Y sí, puedes abrazarme."

¿Fue su mirada algo intensa? ¿O qué ella ya la estaba levantando queriendo darle un abrazo?

Aurora sin importarle la razón, la acercó a su pecho y la abrazó de forma agradable, sintiendo que la otra parte se relajaba.

¿Estaba nerviosa? Amnestria estaba tomando un papel solemne y maduro, tratando de no mostrar que estaba nerviosa.

Tal vez temiendo, que su relación cambiaria cuando hablaran o que ella la trataría de forma distante como la mayoría de las personas y bestias la debían tratar.

Aun así, Aurora solo le dio un lindo abrazo… ¿Cómo podría resistirse?

Lentamente abrazando a la pequeña, Aurora pudo sentir que un dron la estaba observando en silencio mientras se acercaba y ella recién en ese momento se dio cuenta de que de cierta forma no estaban solas.

"Hemos encontrado algunos rastros de miembros de la expedición." Dijo Minerva, con su voz mecánica y tras un momento, añadió. "También hemos encontrado rastros primitivos de posibles nativos."

¿Rastros primitivos de nativos? Aurora prestó atención de inmediato.

Queriendo averiguar lo que deparaba este mundo.

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