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Destino mortal.

En una sala dentro de la gran iglesia de Zerzura, Cithrel bebió una taza de té con una sonrisa.

"Es delicioso." Comentó con un tono simple mirando a la mujer que estaba al frente de ella.

La Cardenal Brousseau dio una suave sonrisa diplomática y también bebió con calma.

"¿Cómo están ellas?" Preguntó Cithrel con elegancia.

Estaba reuniéndose con la Cardenal Brousseau por un tema diferente a Aurora, pero estaba curiosa por su estado.

Confiaba en la fuerza de la otra parte, pero ella no podía negar que era un poco protectora.

No era como si tuviera muchos amigos… No, para decirlo fácilmente, Aurora era la única persona que podía llamarse 'amiga' sin mantener ninguna cautela.

"Una tormenta sorpresiva de algún tipo los afecto y no pueden actuar. La Empresa Cosmos ha obtenido algunas imágenes bastante sorprendentes." Respondió la Cardenal Brousseau y utilizando su reloj holográfico, señaló. "No saben cuánto durará la tormenta. Y aunque han pasado unos pocos días desde que han entrado. La dificultad parece alta."

Su mirada demostraba algo de preocupación y Cithrel pudo entenderla.

A pesar de que habían pasado algunos días ya se habían encontrado con sus oponentes, quienes tenían armas avanzadas y resultarían ser un posible enemigo tecnológico.

Ella recibía los informes del Imperio Falion y entendía que la dificultad de ese portal era alta.

El conflicto también parecía inevitable y como si fuera poco desconocían en donde estaba el portal abismal en el otro lado y hasta era posible que la otra parte lo tuviera en su poder.

Y eso significaba que si la otra parte trataba de desestabilizarlo podría ser muy peligroso para este lado.

"Dudo que ella se sienta oprimida por tales desafíos." Dijo Cithrel de forma honesta.

Aurora era alguien que daba la sensación de que nunca se detendría una vez puesto un objetivo… Y eso podía ser aterrador si eran sus enemigos, pero extremadamente confiable si era su aliada.

Ahora daba la sensación de que continuaría avanzando y dando todo de sí.

"Yo también lo creo." Respondió la Cardenal Brousseau y dejando su taza de té en la mesa, añadió. "También es alguien que ayuda a sus conocidos."

Cithrel dio una media sonrisa mientras se volvía seria preparada para negociar con la otra parte.

"La hija de Frederick Crawford ha cambiado su nombre y se ha vuelto bastante famosa, así que pensamos que iba a rechazarte. Sin embargo, cuando hemos contactado con ella y le hemos avisado de que la Princesa Heredera del Imperio Falion la busca. Ella ha aceptado reunirse contigo." Avisó la Cardenal Brousseau y dando una media sonrisa, declaró. "Por supuesto, que te dé la información que buscas no es algo que nosotros podamos decidir."

Cithrel entendió a lo que se estaba refiriendo.

"¿Desea negociar? Está bien para mí. Puedo darle dinero, riqueza, joyas e incluso fuerza." Murmuró con un tono decidido, pero se detuvo al ver que la anciana le daba cierta mirada.

"Dudo de que desee algo de eso. Según lo que sabemos ella también busca a alguien." Informó la Cardenal Brousseau y luego mantuvo su sonrisa.

Estaba ocultando parte de la información de la otra parte y Cithrel solo asintió con calma.

Si la otra parte necesitaba su ayuda y no riqueza iba a ser complicado, pero no imposible de realizar.

Aunque estaba un poco cansada de las búsquedas, mientras tuviera la capacidad y la oportunidad trataría de ayudarla.

"Le agradezco su ayuda. Si usted o la iglesia necesitan algo, el Imperio Falion le deberá un favor." Anunció Cithrel con una solemnidad digna de la futura emperatriz.

No estaba bromeando, ella devolvería el favor que le estaba siendo concedido ahora.

"Te equivocas. No te hacemos un favor a ti, solo ayudamos a Aurora." Corrigió la Cardenal Brousseau y dando una sonrisa al verla sorprendida, detalló. "He pasado mucho tiempo con ella y no es de pedir ayuda, al menos cuando se trata de temas personales. Es obvio que la ayudaría."

Cithrel solo dio un largo suspiro al escuchar esas palabras.

Devolverle un favor a la iglesia era más fácil que a su amiga que prácticamente no tenía necesidad de nada.

Bebiendo otra taza de té, Cithrel pudo ver que la Cardenal Brousseau ponía una mirada seria.

"Sé a quién buscas, pero lamentablemente no tengo autoridad para liberar información sobre ese individuo… O incluso revisar los informes." Reveló la Cardenal Brousseau y manteniendo esa mirada seria, precisó. "Sin embargo, ten cuidado el 'Destino' puede ser más intricado de lo que parece."

No se refería a ese hombre, sino que se estaba refiriendo a la hija de Frederick Crawford y como no podía revelarle tal información, ocultó el hecho tras una advertencia.

Era sorpresivo que ella que estaba en una posición tan alta no pudiera buscar información o revisar los informes de ese hombre, pero su advertencia fue agradable.

"Lo tendré en cuenta. Aunque creo que solo sea un destino mortal, dicen que el destino 'divino' no funciona." Comentó Cithrel logrando que la Cardenal Brousseau diera una sonrisa algo problemática.

Como la otra parte también habló en acertijos, ella hizo lo mismo.

Un 'destino mortal' se podía definir como un destino creado por las propias acciones humanas a diferencia de un 'destino divino' en donde la voluntad de una existencia superior estaba presente.

"¿Ha llegado tan lejos?" Preguntó la Cardenal Brousseau.

Que no funcionara el 'destino divino' apuntaba a los rumores sobre la poderosa deidad que ella adoraba y que decían que tal deidad no era capaz de ver el futuro.

"Sí, ha llegado a Terra nova, pero debido a que la presencia de esa deidad es insignificante. El efecto fue mínimo." Respondió Cithrel con calma.

El impacto de que el Dios del Tiempo y el Espacio no pudiera ver el futuro era aterrador y era posible que la Cardenal Brousseau estuviera actuando en este momento para disminuir el efecto.

En Terra nova tal deidad era adorada por minorías y eso significaba que a muchos no le importaba que viera o no el futuro, cuando sus intervenciones eran mínimas.

No obstante, en la tierra era diferente.

Millones de creyentes lo adoraban, tenían decenas de miles de paladines cuya 'fe' estaba puesto en él y a la vez muchos lo respetaban por tal capacidad.

Que un paladín 'cayera' y perdiera su poder al escuchar los rumores de que su dios no era capaz de ver el futuro, sin duda era posible que pasara.

"Dudo de que el efecto en la iglesia sea grande, pero nadie sabe lo que sucederá en el mundo. El Imperio Falion estará apoyando, manteniendo el designio que nos fue dado." Avisó Cithrel con seriedad.

El efecto a la iglesia, específicamente a los paladines sería bajo, después de todo la iglesia siempre permitió criticar a su deidad y eso significaba incluso si lo peor sucedía, ellos podrían ser capaces de usar su poder si tal deidad lo permitía.

Otro asunto seria en una iglesia más ortodoxa en donde la 'fe' era más importante y la imagen de tal deidad era controlada estrictamente.

Sin importar el caso, para el Imperio Falion daba lo mismo.

Ellos estaban por designio de un dios y no importaba si su llegada fue un plan mayor, el capricho de una entidad poderosa o simplemente acciones al azar.

El Imperio Falion estaba obteniendo bastante conocimiento de estar en la tierra y ese conocimiento estaba siendo aplicado en su mundo, revolucionando antiguos ramas tanto de magias como en ciencia.

"Esperemos que tal asunto solo permanezca como rumores." Respondió la Cardenal Brousseau y utilizando su reloj holográfico, declaró. "Te he enviado el horario de la reunión. Espero que tengas suerte."

Cithrel asintió al ver que la fecha y el horario era en unas horas… No podía negar que estaba emocionada.

******

En un enorme lago que parecía ilimitado, Clémentine meditó con calma en ese lugar.

Su poder mental se extendía creando pequeñas ondulaciones en el enorme lago que representaba la energía psiónica en su forma más pura.

Los recuerdos vinieron de repente y algunos de esos recuerdos fue cuando descubrió que estaba siendo dominada por uno de los psiónicos más poderosos del mundo.

De poder inconmensurable, desconocido en muchas maneras y capaz de controlarla sin que ella se diera cuenta.

Clémentine pudo sentir su miedo primigenio surgir ante la sensación de que todo estaba en control de algo más y eso le causó rechazo.

Estaba queriendo fortalecerse para cambiar las cosas a su favor, para torcer las posibilidades a su favor… ¡No podía permitir que algo como ser controlada le volviera a suceder!

Ante su miedo y su rechazo apareció su ira y su cuerpo liberó una enorme onda que causó olas en el lago.

Al mismo tiempo que abría sus ojos pudo ver que la onda psiónica se extendió por toda la sala de meditación, agrietando las paredes en el proceso.

Respirando hondo para traer calma a su mente, Clémentine realizó un ejercicio de respiración.

"Has estado trabajando duro."

Una voz sonó desde la entrada y en ese lugar estaba Jacob Delacroix… Su padre.

"El Cardenal Auguste dijo que solo estabas un poco inestable mentalmente, pero ahora veo que se ha equivocado." Dijo su padre con una sonrisa.

Por lo general en público era un hombre con una expresión estoica y que no sonreía, pero ante ella era de sonreír de forma más habitual.

"Lo estaba, pero tuve que superarlo. Tener miedo de que alguien controle todas mis decisiones y acciones no es agradable, aun así, en vez de temer debo esforzarme para evitar que suceda." Respondió Clémentine con una expresión solemne.

La otra parte no la controló directamente lo hizo de la forma más aterradora y de la manera en la que ella nunca se dio cuenta.

El terror y miedo ante tales acciones seguían presentes, pero no debía quedarse encerrada en ese miedo.

Tampoco tenía que dejarse llevar por las posibilidades y escenarios.

Era cierto que el Cardenal Auguste la reviso, pero la otra parte era un psiónico de rango SSS y era normal pensar que la otra parte la estaba provocando para que tratara de fortalecerse.

Si continuaba por ese camino al final dudaría de cada una de sus acciones, emociones y sentimientos creyendo que otro fue quien lo generó.

Su padre dio una ligera sonrisa orgullosa, pero su expresión duro muy poco al ver expresión de ella.

"Iras." Murmuró entendiendo lo que su expresión mostraba y al verla, declaró. "Eso es bueno. No hay otro psiónico de rango SSS conocido en este mundo y si bien es desconocido en gran medida, puede enseñarte mucho."

Clémentine se quedó un poco aturdida.

Su expresión había sido lo suficiente seria como para que su padre se diera cuenta de lo que estaba por hacer.

Ella iría a trabajar para el Fénix y la razón era que la enseñanza de la otra parte era valiosa.

Aun así, no esperaba que su padre aceptara tan fácilmente.

"El otro lado del 'Velo' es muy peligroso. Me encantaría que nunca fueras capaz de ir como tu hermano, pero si el Fénix está en lo correcto. Es inevitable para ti." Dijo su padre y acercándose a donde ella estaba sentada meditando, se arrodilló y mirándola directamente, declaró. "Solo prométeme que iras solo en el rango SS… Si es que no tienes otra opción."

Clémentine estaba por bromear que era incierto si llegaba a ese rango, pero la expresión de su padre fue una de las expresiones más serias de la que había visto.

"Lo prometo…" Murmuró sin poder evitarlo.

"Bien." Respondió su padre y levantándose le dio la espalda para retirarse.

Clémentine entre la duda y la extrañeza trató de controlar su curiosidad, pero al final se dejó llevar.

"¿Has ido?" Preguntó con una voz algo temblorosa.

Su padre era un poderoso psiónico de rango SS y su familia se enorgullecía de decir que era un linaje de psiónicos.

Si uno miraba a su hermano, a ella y a su padre, entonces se daría cuenta de que tal afirmación era cierta.

"Prepárate para la cena. Invitaré a tu hermano a cenar para que pasemos tiempo en familia." Dijo su padre retirándose ignorando su pregunta.

Clémentine dudo un momento.

Si su hermano no era capaz de cruzar el velo y su padre era un rango SS, era posible que él supiera sobre esos asuntos.

Sin embargo, había otra posibilidad… Su madre.

Ella se detuvo en ese punto al sentir que sería pensar demasiado.

Su madre era miembro de la Iglesia del Orden y murió cuando era joven en una misión oficial de la iglesia.

Fue hace mucho tiempo y ella no deseaba pensar en el tema.

Dando un largo suspiro, Clémentine encendió su reloj holográfico y envió un mensaje a Akira para avisarle que iba a participar en la misión.

Necesitaba fortalecerse y en caso de que el fénix estuviera en lo cierto y ella tenía talento natural para ir al otro lado eventualmente, deseaba prepararse lo mejor posible.

******

Dentro del taxi que viajaba por la capital de Rumania, Bucarest, Andrés miró a su reloj holográfico.

"¿Todavía sigues con tu entrenamiento?" Preguntó Andrés con curiosidad a Leslie que estaba del otro lado.

"Sí, estoy entrenando en batallas militares con algunos soldados de alto rango. Según el capitán, es posible que pronto tenga mi primera misión." Respondió Leslie con una sonrisa animada.

Andrés dio una mirada y no pudo ocultar cierta preocupación.

"¿Estarás bien?" Preguntó Andrés sin poder evitarlo.

Leslie estaba trabajando para la Empresa Cosmos, específicamente un equipo especial y Andrés como alguien que trabajaba con el Sabios Lucius tenía autoridad para saber lo que hacían.

Entre todas las misiones que estaban presentes, había algunas en la que terminaban asesinando a sus oponentes.

Y Leslie como una francotiradora no podría contenerse y era inevitable que terminara cruzando esa línea.

"No lo sé. Pero es inevitable para mí." Declaró Leslie y dando una media sonrisa, comentó. "He estado entrenando en realidad virtual militar y en ese lugar todo se siente realista… Los disparos también."

Andrés como alguien que también estaba metido en la realidad virtual, la pudo comprender.

A su jefe le encantaba jugar juegos espaciales con alto realismo y si bien Andrés disminuía el realismo, también había visto como algunos npcs morían por ataques de naves espaciales.

Era posible que la realidad virtual militar estuviera en otro nivel con respecto al realismo y se viera todo lo que en un juego estaba censurado.

"Supongo que eso es bueno." Respondió Andrés y al ver que se acercaba al lugar de su trabajo, se despidió.

Pagando al taxista, se bajó del taxi y observando los alrededores un poco perdidos, se dirigió a un edificio que claramente estaba siendo rediseñado.

En la entrada pudo ver a los trabajadores levantando el cartel de lo que se estaba por construir y en el interior todo estaba siendo remodelado como una sala de bienvenida.

Dudando un momento sin saber que hacer pudo ver que su compañero aparecía desde otra sala al fondo.

"¡Andrés! Me alegro de que vinieras." Saludó Fausto con una sonrisa y dando un abrazo, preguntó. "¿Qué tal? ¿Cómo va mi 'red de seguridad'?"

Su tono fue divertido y entretenido, pero también no pudo ocultar su emoción.

Andrés fue enviado por Serena para que ayudara a la creación de una red de información y quien iba a ser el que lideraría esta nueva red iba a ser su compañero, Fausto Di Matteo, quien se estaba por independizar.

Al igual que en la Ciudad Atlántida la red de información iba a estar oculta tras la fachada de una 'Red de Seguridad Informática', aunque ambas podían funcionar al mismo tiempo.

"La remodelación es bastante grande, seguramente has gastado bastante dinero." Comentó Andrés sin saber qué decir.

Este lugar estaba siendo remodelado así que no podía definir si era agradable y lo único que podía ver era que la remodelación era grande.

Fausto se rio sin sentirse molestó por las faltas de palabras y dándole una señal, lo invitó a subir en el ascensor.

"El edificio fue comprado por mí. He ganado suficiente dinero como para independizarme y aunque la jefa me apoya, gran parte de todo salió de mi bolsillo." Dijo Fausto y con una gran sonrisa, comentó. "Gane bastante de ese último trabajo de tu conocida."

Él fue el encargado en la misión de Cithrel y esa princesa por el buen trabajo que hicieron dio un bono extremadamente gordo.

Era hasta el punto de que Andrés había recibido también un extra a pesar de que su trabajo no fue tan pesado como el de Fausto.

Fausto tuvo que seguir las pistas hasta que chocó con la misma iglesia… Era sin duda alguien bastante bueno en su trabajo.

Cuando el ascensor se abrió, Andrés no pudo ocultar su sorpresa logrando que Fausto se riera.

Habían llegado a un pasillo al estilo departamental, pero en cada habitación se encontraba una sala de computación de la más alta tecnología.

También estaba equipado con sillas cómodas para estar durante bastante tiempo, mini heladeras y como era grande, había espacio para que cada trabajador remodelara su propio lugar de trabajo.

Entonces al seguir caminando llegaron a una gran sala que claramente estaba diseñada para descansar y relajarse.

En ese lugar estaba Giselle que también tenía la misma tarea que él.

Tras saludarse Andrés no pudo ocultar su sonrisa al ver a Fausto.

"Bastante impresionante. Estoy deseando cambiar de trabajo." Bromeó Andrés con cierta sonrisa.

"Es mejor que no te escuche la jefa. Ella es muy celosa con sus trabajadores." Respondió Fausto con la misma sonrisa bromista y dándole una señal al sofá, ordenó. "Siéntense, vamos a ponernos a trabajar."

Andrés se sentó cerca de Giselle y observó a su jefe temporal con cierta emoción.

Había tenido trabajo para encargarse de varias tareas por su cuenta, pero este era su primer gran trabajo en el que parecía que iban a probar sus capacidades al límite.

Tanto de su capacidad en lo informático como en otra área.

"La jefa… Oh, sería mejor decir mi antigua jefa Serena los envió para que me ayudaran. Su capacidad es alta y a diferencia de los trabajadores de la red de seguridad, ustedes están capacitados para otros trabajos. Sin embargo, este no es solo un trabajo, es para que ustedes aprendan y si un día se independizan, sepan que deben hacer para formar su red de información." Reveló Fausto y con curiosidad solemne, preguntó. "¿Qué es lo primero que creen que debemos hacer?"

Una red de información no podía acaparar todo el mundo y era por eso que se dividían territorios entre ellas, muchas veces cooperando entre sí.

Serena era un ejemplo claro de alguien con gran autoridad entre las redes de información y, por otra parte, Liam en África era otro peso pesado.

No obstante, Andrés dudó sobre la pregunta que le hicieron.

"¿Más trabajadores? No podemos ser los únicos dedicados a trabajar." Supuso Giselle con su total tono serio.

"En la red de seguridad contrataremos estudiantes de la Academia de Mecánicos y para la red de información tengo algunos amigos que quieren cambiar de área." Respondió Fausto con calma.

La red de seguridad podía ser una fachada, pero era una 'fachada' que era útil y servía no solo para ganar un ingreso extra, sino que para contratar jóvenes y si son talentosos, reclutarlo a la red de información.

Por tal razón se compró un edificio y se dividió los pisos para la empresa de seguridad y para la red de información.

"Diría que empezar a extender nuestra influencia, pero sería mejor hablar con el gobierno. La red de información está en una línea muy gris, pero tener reconocimiento del gobierno rumano evitará que nos categoricen como ilegales." Señaló Andrés tras pensarlo.

La red de información de Serena estaba claramente reconocida por la Ciudad Atlántida, que Lucius conociera a Serena era la prueba de que estaban conectados.

Por otra parte, Liam con su red de información en Zerzura, también era reconocido y a la vez apoyado por la Empresa Apicius.

Durante el torneo internacional y su trabajo, fue igual para la red de información local del Imperio Sudamericano que estaba trabajando para el gobierno.

No era ilegal mantener una red de información, lo que era ilegal eran las acciones que realizaban los trabajadores para conseguir la información.

"¿Recuerdan lo que sucedió durante el primer portal abismal? Nuestra intervención para delatar algunos políticos le gano algunos favores a Serena y ahora ella lo ha usado para mí." Respondió Fausto con calma.

La forma que revelaron información ese tiempo impulsó a los políticos que deseaban golpear a los gremios y era imposible que la otra parte no le devolviera el favor.

Después de todo, si enojaban a una red de información era posible que sus secretos salieran a la luz sin saber cómo.

Ambos empezaron a dar sus ideas.

Desde interactuar con otras redes de información local para evitar conflictos hasta acercarse a negociar con individuos que podían obtener bastante información.

Un bar reconocido, un club prestigioso y así sucesivamente… Todo fue rechazado.

"Nuestra seguridad también es importante. Tener la capacidad de recolectar información sin duda es vital, no luchar contra otras redes de información es normal, al menos que creamos que ganaremos, pero hay algo más importante." Dijo Fausto y mirando a ambos que estaban en silencio, declaró. "¡Necesitamos clientes!"

¿No es obvio?... Eso estaba por responder Andrés, pero se quedó en silencio al darse cuenta de que ninguno de los dos lo menciono.

Buscaron prepararse, evitar conflictos, aumentar la seguridad y aumentar la influencia a la hora de recopilar información local, pero ninguno pensó en los clientes.

Los clientes era la base para una red de información, ellos daban las misiones y desde ese punto era el momento en el que ellos actuaban verificando como cumplir su misión.

También no necesitaban cualquier cliente, cada red de información tenía ciertos valores y sus clientes debían respetar esos valores.

Eso significaba que no podían trabajar para cualquiera y si bien tal resultado reducía los ingresos, también reducía el peligro de meterse en asuntos demasiado turbios.

"Esa es su primera tarea. Tienen que buscar la manera de encontrar clientes en un 'mercado' ya controlado." Declaró Fausto con una risa entretenida.

Estaba claro que le estaba dejando una misión difícil y Andrés solo asintió con una expresión difícil.

******

Nicole dio una expresión extraña al ver la asesina que antiguamente era miembro de la mafia americana.

La había conocido cuando fue enviada por Víctor a África y en ese lugar trabajaron junto a Aurora, pero ahora la había vuelto a conocer.

"Ella es otro de los nuevos miembros de la Guardia de las Sombras de Su majestad Víctor." Dijo el individuo que se presentó a sí mismo como 'Jefe de Seguridad'.

¿De qué era jefe de seguridad? Tal cosa no fue dicha, pero estaba claro que no era nada simple.

Víctor como siempre la envió a un lugar sin decirle nada y a pesar de que era sumamente incómodo, Nicole ya se estaba acostumbrando a tales eventos.

"La 'Guardia de las Sombras' son miembros leales que han decidido trabajar para el Emperador Víctor… No diré que voluntariamente, pero, en fin, trabajo es trabajo." Declaró Oscar con un tono simple logrando que la asesina diera una expresión extraña.

Nicole también hizo lo mismo.

¿Estaba bien que hablara tan claramente?

Era cierto que ahora estaba en un lugar que se consideraría como un área restringida a nivel militar, pero no era como si la otra parte pudiera revelar todo lo que deseara.

Eso era lo que pensaba Nicole, y claramente la otra parte no compartía sus pensamientos.

Siguiéndola pasaron una entrada y llegaron a una gran sala de entrenamiento en donde había algunos individuos.

La expresión de Nicole tembló al ver que algunos tenían la apariencia de maleantes peligrosos.

No solo era la apariencia, la mirada y la presencia que daban estaba claro que esos individuos no eran normales y algunos de ellos eran de rango S.

"Eso son los otros novatos de la 'Guardia de la Sombra'. Pueden ir a conocerse." Dijo el hombre que lideraba y dando una sonrisa, declaró. "Háganlo de la forma más simple posible… Peleando."

Las expresiones de los presentes se volvieron cautelosas y se alejaron entre ellos.

Esa sensación de que cualquiera podía ser un enemigo pudo ser sentida por Nicole y en vez de sentirse una presa, sus puños se cerraron.

No solo sentía la atmosfera llena de cautela y peligro, sino que estaba sintiendo la emoción de la batalla.

Y a pesar de que los otros estaban dando expresiones frías y maliciosas, Nicole sonrió al sentir que la batalla iba a ser difícil.

"Una vez que acaben de golpearse entre sí, nos encargaremos de lo demás." Declaró el hombre que dirigía y dando una sonrisa, cuestionó. "¿Qué esperan?"

Los presentes se empezaron atacar de inmediato y Nicole se rio mientras se dirigió a la batalla… Sin importarle si podía o no perder ante los rangos S.

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