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Conquista de las Torres de la Ciudad. Parte 4

—En cualquier caso, los preparativos para la batalla estaban listos.

_Subaru: Esperaremos un poco más. Cuando ese tiempo pase, comenzaremos la Operación de la Conquista de las Torres de la Ciudad.

Ante las palabras de Subaru, todos los presentes asintieron con la cabeza.

Sin embargo, viendo sus expresiones calladas y tensas, Subaru sintió que el ambiente no estaba muy bien.

_Subaru: Poniendo caras tan disgustadas… ¿no les da la impresión de que algo malo podría pasar?

_Otto: Ha llegado otra señal que indica que Natsuki-san dirá algo raro.

_Subaru: No es nada raro. Es importante. Si un ejército tiene la moral baja, por muy grande que sea, en lugar de ejército, no es más que una simple multitud. No estoy diciendo que tengamos la moral baja, pero creo que no estoy mal encaminado. Así que, vamos a alzar la voz.

Dando una palmada con las manos, Subaru se puso de pie.

Y cuando levantó su puño como para que todos los presentes le mirasen, 

_Subaru: ¡Limpiemos este desastre, damas y caballeros! ¡Destruyamos a esos bastardos alborotadores en esta batalla! ¡El Culto de la Bruja perderá y obtendremos nuestro  Happy End!

_Los demás: …

Frente a los ánimos de Subaru, todos se miraron. Y entonces, asintiendo los unos a los otros,

_Los demás: ¡¡Sííííííí~!!

Y así se manifestó una respuesta de gran moral.

Si podían dar una respuesta tan poderosa, entonces seguro que les iría bien.

Ésta sería la única vez que estos miembros estarían así de preparados y con este espíritu de lucha.

—La batalla para reconquistar la ciudad, comenzó con toda seriedad.

_Subaru: ¡—En esta batalla, la victoria será nuestra!

Con Subaru diciendo lo que le daba la gana, la reunión en la mesa redonda había llegado a su fin.

Sus adormiladas sensaciones se recuperaban, su consciencia lentamente volvía a la realidad.

Mientras la realidad se filtraba lentamente a través de sus somnolientos sentidos, las sensaciones en sus manos y piernas volvían con naturalidad. Entonces, mientras sus sentidos se recuperaban por todo su cuerpo, su primera sensación era que algo la envolvía.

Era cálido, como si el pelaje de un animal de gran tamaño la estuviera cubriendo.

Ya había sentido algo parecido hace mucho tiempo. Hace mucho, mucho tiempo, durante su niñez, en una época en la que su cuerpo no era capaz de seguir a las hadas, cuando temía dormir sola.

Había pasado mucho tiempo desde la última vez que había sentido esa clase de textura.

_Emilia: —Ah.

Lentamente, surgieron lágrimas en sus ojos debido a la nostálgica sensación.

Dejando de lado su infantil deseo por querer seguir sintiendo esa calidez, abrió los ojos poco a poco.

Sus largas pestañas se sacudieron, y sus ojos amatistas comenzaron a percibir lo que la rodeaba.

Se encontraba en una habitación con un techo alto, y decoraciones que nunca había visto antes. Recostada en una cama, se dio cuenta de que estaba cubierta por una delgada manta creada con pelaje de alta calidad.

Una persona desconocida sentada a su lado había estado limpiando su rostro con una toalla húmeda.

_Emilia: ¿Quién eres?

_???: …

Una hermosa mujer con un rostro blanco como la porcelana la había estado observando desde antes de que abriera los ojos.

Aunque parecía que era de un tono pálido enfermizo, su rostro era hermoso e inexpresivo, como el de una muñeca. Su hermosura era tal, que el ambiente de cualquier habitación cambiaría si sonriera, pero su expresión era tan rígida como el de una máscara.

Levantándose y agitando su propio cabello largo detrás de ella, la mujer con un vestido negro salió de la habitación de inmediato.

Rápidamente, Emilia trató de hablarle; pero mientras pensaba en cómo debía llamarla, la puerta ya se había cerrado. Y así, se había quedado sola. 

_Emilia: ¿Dónde… estoy?

Con algunas dudas, enderezó su cuerpo.

Aunque se sentía algo cansada, no sentía ninguna clase de dolor o malestar físico. La sensación de pesadez debía ser por haber utilizado una cantidad de magia que aún no estaba acostumbrada a usar; por lo tanto, era una señal de que su cuerpo todavía no podía tolerarla.

Al pensar eso, inmediatamente recordó el resto de la situación en la que se encontraba.

_Emilia: Cierto. Estaba, en la plaza, luchando contra una persona extraña y…

Uno tras otro, los sucesos justo antes de perder la consciencia le venían a la mente.

Una psicópata cubierta hasta el rostro de vendajes, a quien Subaru llamaba Ira, se había enfrentado a ella con un temible poder de combate y una espeluznante cantidad de enojo. Durante un momento, había tenido la ventaja en batalla, pero acabó perdiendo ante las feroces llamas, había sido mandada a volar y—

_Emilia: Entonces, debo haberme desmayado. Pero, sigo con vida.

Viéndose superada, debió tratarse sin duda de una situación desesperada.

Seguramente alguien llegó en mi ayuda. Subaru y Beatrice estaban ahí, puede que haya sido rescatada por ellos dos.

Aun así, su corazón estaba devastado ante tan penosa derrota.

Emilia se había confiado frente a Subaru; pero no sólo había perdido, sino que también necesitó que la ayudaran.

_Emilia: No, no hay tiempo para ponerme así. Debe ser tarde, no tengo tiempo para detenerme a lamentarme. Me lamentaré en el camino.

Dándose unas cuantas palmadas en sus blanquísimas mejillas, se subió los ánimos. Tiempo usado para deprimirse era tiempo desperdiciado.

Habiendo sido provista no sólo de una cama y cobijo, sino también de una cuidadora, ese lugar debía ser el hogar de alguien bondadoso. Dado que había sido llevada a un lugar que no parecía un hospedaje, su situación debió haber sido muy severa.

_Emilia: Pero no siento nada de dolor, así que tal vez un gran sanador… ¿Eh?

Mientras se movía para ponerse de pie, Emilia se dio cuenta de un detalle relevante sobre sí misma.

_Emilia: Estoy… desnuda.

Cuando sus pies tocaron el suelo, cayó en la cuenta de que no la cubría ni una sola prenda de ropa. Ladeando la cabeza, Emilia envolvió su cuerpo con la manta y se levantó de la cama. Dio un vistazo por la habitación, esperando encontrar algo que pudiera ponerse, lamentablemente no pudo encontrar nada.

_Emilia: Emm, ¿qué debería hacer? Si salgo de la habitación así, podrían pensar que soy una maleducada… 』

Antes de salir del bosque, Puck le enseñó muchas reglas, asuntos y situaciones que debía entender sobre la sociedad fuera del bosque; y ese fue uno de los puntos que con más énfasis fueron grabados en su mente. Posteriormente, habiendo ya aprendido, fue Annerose quien le enseñó sobre el pudor y la vergüenza.

No debía exponer demasiada piel en público. Siguiendo esa regla, su apariencia actual era un verdadero problema,

_Emilia: Pero me preocupan los demás… Como se trata de una emergencia, tendré que pasarlo por alto esta vez.

Tenía que averiguar lo más pronto posible cómo había terminado la batalla contra los Arzobispos del Pecado. Con ese objetivo como justificación, Emilia salió de la habitación cubierta sólo por una manta.

Saliendo hacia un pasillo, no cabía duda de que se trataba de un edifico que no conocía. 

Sin embargo, comparado con cómo se lo imaginaba, el frío pasillo daba la extraña impresión de ser un lugar un tanto rústico. 

_Emilia: Pensé que se trataba de una especie de mansión, pero no es eso en absoluto. No, ¿será que lo raro era en realidad esa habitación?

Dándose vuelta, vio la habitación en la que había descansado.

Una gran cama y un pequeño armario. No obstante, visto con más atención, no podía dejar de sentir que algo no encajaba. Daba la impresión de que la cama y el otro mueble habían sido colocados sin ninguna clase de cuidado en una habitación vacía.

Y probablemente eso no era incorrecto.

Con tan sólo percibir la atmósfera del pasillo, estaba claro que ese no era un lugar donde viviera gente, sino donde gente trabajaba. Si escuchaba con atención, podía oír el sonido de agua y también de algo más.

Mientras Emilia contemplaba todo eso, justo ahí—

_???: Ah, parece que al fin has despertado, qué alivio, un gran alivio. Me alivia que estés a salvo.

Al oír eso, Emilia se dio la vuelta.

En ese momento, en uno de los extremos del pasillo, un joven hombre de pelo blanco apareció. 

Habiendo notado a Emilia, el joven hombre le sonrió y comenzó a caminar hacia ella.

_???: Sin embargo, no estoy cómodo con la idea de que te pongas a pasear nada más haber despertado. Tuviste un largo día y mucho te ha sucedido, así que por lo menos debe dolerte la cabeza. Teniendo eso en mente, te pido que te cuides mucho, Especialmente porque tu cuerpo ya no es sólo tuyo.

_Emilia: Emm, ¿tú eres…?

En un parpadeo, Emilia dirigió su mirada hacia el joven hombre que hablaba con ella.

Esa actitud de aumentar la cercanía con otros en un instante era parecida a la de Subaru. No obstante, había una diferencia crucial entre Subaru y él, y era que la actitud de este hombre no mostraba respeto alguno por los demás.

Esa era una virtud discreta de Subaru, y el joven hombre frente a ella no mostraba ni el más mínimo atisbo de eso. Era como si no sintiera ninguna clase de remordimiento o culpa por otros.

—A mismo tiempo, Emilia estaba recordando un sentimiento que no alcanzaba a vislumbrar con claridad respecto al hombre frente a ella.

_???: Cierto, perdón, perdón. Yo te he visto hasta dormida, pero diría que ésta es la primera vez que tú me ves a mí. Todavía no te he dicho ni mi nombre. No importa qué tan cercanos seamos, esa falta de modales es inaceptable. Ha sido culpa mía por apresurarme. Me disculpo con toda honestidad. Porque soy un ser humano capaz de tales cosas.

_Emilia: Cl-Claro…

La respuesta de Emilia para el joven charlatán fue un tanto grave.

La razón era que su actitud la abrumaba, pero había algo más, algo más significativo. Se trataba del subconsciente de Emilia dándole señales.

—A este hombre lo he visto, en algún lugar.

_???: A pesar de ser un momento tan esperado, este lugar para nada romántico lo echa a perder. Pero, también pienso que, de todas formas, recordaremos este momento como uno especial. Visto así, ya no se siente como algo malo. Un poco de felicidad al día es más que suficiente para iluminar este camino que recorremos llamado vida. Si es contigo, eso se vuelve especialmente cierto. Ser capaz de vivir malos momentos pudiendo ver todo lo bueno de ellos, esa es la clase de vida que quiero vivir. ¿Compartes este sentimiento conmigo, Emilia?

_Emilia: Yo… no recuerdo haberte dicho mi nombre. Entonces, ¿quién eres?

_???: Ups, lo siento. Tengo el mal hábito de dejar de poner atención a mi entorno cuando me emociono mucho. Es por eso que en ocasiones me disgusta mi afectiva personalidad. Puede que sea por ti que mis sentimientos arden tan fuerte. Cierto, mi nombre.

Luego de un rodeo increíblemente largo, el hombre finalmente tocó el tema que importaba.

Sintiendo un hormigueo de advertencia que le quemaba toda la piel, Emilia observaba las acciones del hombre en todo momento. Había entendido de manera instintiva que estaba en peligro.

La causa de este instinto era, evidentemente, el joven hombre frente a ella.

_???: Me llamo Regulus Corneas. Tengo un puesto de alto nivel en cierta organización, pero no creo que eso sea de tu interés. Lo que sí debería interesarte es lo siguiente: yo soy tu esposo, y tú eres mi esposa número 79.

_Emilia: …¿Eh?

El joven hombre finalmente se presentó —Pero, el significado de lo que Regulus había dicho con tanta gracia, eso fue lo que no entendió. Emilia empezó a inquietarse y juntó sus adorables cejas en confusión. Sin embargo, Regulus no le puso ni pizca de atención a la reacción de Emilia, pues estaba observando con detalle su cuerpo, cubierto únicamente por una manta.

_Regulus: Esa indumentaria es como veneno para la vista. Pediré que una muda de ropa te sea traída a la mayor brevedad. Puedes estar tranquila. Mis otras esposas están en tu misma situación. Ya se han acostumbrado a usar vestidos de novia.

_Emilia: ¿A qué te refieres con vestido de novia? No, no sólo eso. ¿Por qué dices que soy tu esposa?

_Regulus: Es verdad. ¡Me había olvidado de algo tan importante! Para alguien como yo, eso sería un problema.

Emilia había abierto la boca para hacer otra pregunta, pero Regulus no estaba escuchando. Dio una palmada con sus manos, y agarró con delicadeza los hombros de Emilia cuando ella estuvo a punto de hablar. Ella frunció el ceño debido a la extraña cantidad de fuerza proveniente de esos dedos.

Acercándose lo suficiente como para tocar la frente de Emilia, Regulus la miró a los ojos.

_Regulus: Me estaba olvidando de una pregunta muy, muy importante. Ya te contaré sobre la ceremonia después. Emilia, esto es importante, así que necesito que me respondas con sumo cuidado. Es de vital importancia para nuestro futuro.

_Emilia: …

Ante el extraño nivel de presión, Emilia contuvo su aliento en silencio. 

Tomando la actitud de Emilia como de expectación, Regulus sonrió. Y con esa sonrisa, preguntó.

_Regulus: Emilia, ¿eres virgen? Es muy importante, y es todo lo que necesito saber.

Dijo, mientras sonreía.

ja ja ja ja! Emilia eres virgen!! se pasó con semejante pregunta!!

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