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Capítulo 20

Debo de confesar que apenas pude dormir, mi corazón está totalmente desenfrenado. Dorian me beso y vaya beso. Incluso ahora, caminando en busca de Drac para saber que ha averiguado, no puedo parar de pensar en ello. Debo decir que si, me encuentro asustada porque si antes mis sentimientos por él eran controlados y ocultos; después de lo que sucedió ayer no hay nada que esconder.

Tanto mamá como papá, me han estado llamando estos últimos días. No es que no quiera hablar con ellos, simplemente necesito un poco de espacio. Todo está cayendo demasiado rápido sobre mis hombros y ya empiezo a sentir el peso.

Hunter también llamo para hacerme saber que esta con una resaca infernal. También me dijo que la sudadera esta lista para mi.

Drac me envió un mensaje de que estaría en el laboratorio, así que es justo ahí donde voy. Abro la puerta, el frio de la habitación recibiéndome.

-OH Noah, estas tan jodida. -mierda. -Pero creo que he encontrado la solución.

Eso me alienta.

-Así que estuve buscando la profecía. No está tan bien asegurada, teniendo en cuenta que es algo "importante". El punto es; olvide una parte de la profecía. El apocalipsis comenzará el día en que tú bebas de la sangre de un ángel. Entonces todo estará unido finalmente. El demonio, el pecado, el humano y el ángel.

Muy bien…esto supera cualquier cosa que se me ha pasado por la cabeza.

¿Beber la sangre de un ángel? Que me jodan primero.

-Pero eso no es algo que haría, sabiendo los riegos que conlleva. -le afirmo a Drac.

-Exacto tú serás cuidadosa, pero ¿y los demás?. Mira vendrán muchos a buscarte para matarte porque quieren evitar el fin. -trago porque eso ya ha empezado. -y también habrá demonios , soldados e incluso ángeles que querrán el fin del mundo tal y como lo conocemos. Por eso Noah, no puedes confiar en nadie.

-¿Ángeles? ¿Por qué querrían ellos el fin de mundo? -pregunto porque suena estúpido.

-Por venganza, consuelo. Quién sabe, un sin fin de razones. Pero te repito, Noah. No confíes en nadie. Excepto Caleb, él ya sabía lo que eras desde el inicio así que supongo que en él podemos confiar.

Reflexionó en eso por un momento y sinceramente no encuentro la forma de confiar en él.

-Pero el me hizo esto. ¿Por qué a mí de todas las personas posibles siendo descendientes de demonios? Es decir, ellos estuvieron un tiempo aquí. Tiene que haber más.

-Pero no es así, los demonios que estuvieron rondando por la tierra no eran más que simple secuaces que en muy escasas ocasiones lograron reproducirse y sus hijos nacían con deformaciones y enfermedades que los mataban rápidamente. Por otro lado están, demonios de alto rango, demonios con nombres. Del tipo que pueden poseer a un persona. Estos no suben normalmente, al menos que, exista una buena razón y en este caso era crear algo que pueda arrasar con todo.

>> y tú ya lo tienes casi todo. La sangre de humana, el demonio, el pecado que fue cuando Caleb te mordió, no estaba tratando de comerte, no. Nunca fue así. Ahora el ángel, es lo único que te retiene.>>

-Pe…pero, ¿Qué es lo que sucederá? ¿Qué es lo que haré si esto llega a suceder?

-Reducirás todo a cenizas.

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Que la charla con Drac dejó asustada, es poco. Estaba jodidamente aterrada; esto no era lo que yo quería, jamás te imaginé que mi vida te llegaría convertir en esto. Tenía planes en el futuro, planes de una vida normal. Desde luego, no convertirme en el verdugo del mundo. De tanta gente.

Tenía que hablar con Dorian, el había visto esa cosa. Tal vez él ya sabía lo que yo era. ¿Podría confiar en él? ¿Quería el también el fin del mundo?

Lo busque en su habitación, pero está estaba vacía. Lo busque en la oficina de Agar. Nadie respondió. Decidí buscar en el Gran Salón. A medida que me acercaba, escuche la voz de Dorian. Mis pies se tropezaron un poco. Abrí la puerta y ahí estaban todos. Gala, Iris, Agar y otras personas que conocía de vista. Soldados todos. Pero no fue eso lo que hundió mi corazón. Lea estaba sentada al lado de Dorian, con los brazos entrelazados. Ella apoyaba la cabeza en su hombre. Apenas me vio, sus labios se fruncieron con disgusto. Mire a Dorian y el simplemente me miraba con su habitual expresión de indiferencia, lo que hizo que mi corazón se agrietara un poco. Gala observo entre mi y él. No hizo falta que diga nada más. Se acerco a mí y pasa su brazo sobre mis hombros.

-Noah, ¿Qué te trae por aquí?

-Viene a arruinar el momento como siempre. -murmura Lea entre dientes.

-Lea. -Agar la reprende. Entonces me sonríe -Siéntate, querida. Únete a nosotros.

-En realidad, yo solo quería hablar con… -me quedo callada porque eso ahora no me parece una buena idea.

Lea soltó un bufido.

-Con Dorian. Niña, no le interesas. -sus palabras golpearon en mi cara como agua fría. Agar le exigió que se callara. Ella lo ignoro.

-Pero ella debe saber. Que no es más que un problema, una responsabilidad que no queríamos. Eso es lo que significas para nosotros. Para él. -hizo énfasis al final. Dorian no dijo nada, su mandíbula estaba apretada. Seguía sin mirarme. No trato te defenderme ¿Por qué lo haría? ¿Por qué pensé que lo haría?

-Lea cierra la maldita boca o te juro que la cerraré yo. -Gala le advirtió con los dientes apretados. -Eres una perra.

Sentí las lágrimas acumularse en mis ojos. Pero no deje que ninguna cayera.

-¿Por qué la defiendes? Ni Dorian ni… -la calle en ese momento.

-Me importa una mierda lo que Dorian piense o diga. Solo te recuerdo que de la misma forma que yo los necesito, ustedes me necesitan porque soy la única que se puede comunicar con Caleb. El maldito problema lo causaron ustedes al no poder controlar a uno de los suyos. Para mi mala suerte, fui yo la afectada. Si esto es un problema para ti. Para mi es un puto caos. -mi boca escupía puro odio, pero ya no me importaba. Nadie dijo nada, reino el completo silencio. Todos me miraban con sorpresa, incluso Dorian que al final había tenido la valentía de mirarme a los ojos.

-Que tengan una buena noche. -murmure finalmente y salí rápidamente de aquella sala. Un pilo de lágrimas por fin fueron liberadas.

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Acabo de salir de la ducha cuando llaman a la puerta. No respondo. Espero que quien sea que es piense que estoy dormida. Vuelven a tocar, cruzó los dedos esperando que se marche. Entonces escucho el clic de la puerta al ser desbloqueada. Ese solo puede ser…

Dorian entra en mi habitación, la expresión en su cara es una que jamás había visto. Cuando me ve se para de golpe, sus ojos recorren mi cuerpo envuelto en una toalla de arriba abajo.

-¿Qué diablos estas haciendo tú aquí? -pregunto furiosa. ¿Cómo se atreve?

-Noah, necesito hablar contigo. -da un paso más cerca de mi, pero yo retrocedo.

-No quiero hablar contigo. Puedes irte a la mierda. -le señalo la puerta, pero sigue ahí parado sin moverse.

-Escúchame por favor. -da otro paso y está vez no retrocedo, encarándolo. Son pocos los centímetros que nos separan.

-Márchate. Eres un maldito hipócrita. -demando, la ira y la traición se apoderan de mi. -cuando estas con ellos te importo una mierda, ni siquiera puedes mirarme a los ojos. Y ahora ¿quieres hablar conmigo?

Dorian se frota la cara con frustración.

-Perdóname. -susurra. Callando mi diarrea verbal. -He sido un imbécil, no debí dejar que Lea te hable de esa manera. No debí reprimir lo que siento. -me deja sin palabras. -sé que no he sido tú mejor aliado desde el principio. Lea tenía razón para mi representabas un problema, un problema que mi hermano causó. Luego llegaste con esa mirada inocente y tu espíritu fuerte. Entendí porque Agar no quería deshacerte de ti como los otros, como yo.

Toma mi rostro entre sus manos. Trato de apartarme, pero no me deja.

>>Nunca he sido del tipo que dice lo que siente, siempre guardando las cosas para mi. Mis sentimientos, mis miedos y mis deseos. Pero te has metido debajo de mi piel y mi frialdad. Siento no ser más receptivo o cariñoso, en mi vida solo he conocido la guerra y las reglas. Pero tu… has sido capaz de cambiar eso lentamente. Quiero más que eso, no sé qué. Pero quiero más. Contigo. >>

-Lo que quiero decir… Es que realmente me gustas y que me perdones por ser un completo idiota.

Esta es la primera vez que veo a Dorian tan vulnerable. Es… no sé que decir, sus ojos grises me miran como nunca antes. Abro la boca, pero las palabras no salen. Él sigue sosteniendo mi rostro, con su dedo pulgar acaricia mi mejilla.

Pongo mis manos sobre las suyas y las aparto lentamente. La decepción colándose en sus ojos.

-Dorian, no te voy a mentir. Me gustas. Se que lo que acabas de decir te ha costado mucho. Pero, ¿cómo se que cuando estemos otra vez delante de todos no vas a actuar de la misma forma de siempre?

Él toma mis manos, queriendo mantener el contacto.

-Noah, te entiendo. Sé que es mucho lo que te voy a pedir ahora mismo, pero por favor confía en mi.

-¿Y que hay de Lea? -susurro.

-¿Lea? Entre Lea y yo no existe nada. Ella está aferrada a mi, pero siempre le he dicho que no hay nada más que el contacto físico y eso ha terminado por eso estaba atacándote porque sabe que es por ti. Además que la necesitaba para sacarte de mi cabeza porque me rehusaba a admitir que no he podido dejar de pensar en ti desde aquel momento en el entrenamiento que estuve apunto de ceder y besarte.

La verdad es clara en sus preciosos ojos. Siento que dice la verdad. Lo sé.

-Esta bien, lo intentaremos. Pero vamos a ir con calma. -la sonrisa más grande se dibuja en su rostro y me seca la boca. Es hermoso, su sonrisa es hermosa. Es la primera vez que lo veo sonriendo de esa manera. El corazón se me derrite.

-Tengo muchas ganas de besarte ahora mismo, no he sido capaz de pensar en otra cosa desde esa noche en el auto. Tu beso me devolvió la vida. -murmura y acerca su rostro al mío. Abro mi boca para darle permiso.

Entonces el timbre de mi teléfono nos interrumpe.

Es papá. Contestó, diciéndole a Dorian que me espere un segundo.

-¿Papá?

-Noah. Tu hermana está aquí y quiere hablar contigo.

Mi corazón se detiene.

Noelia.

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