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Capítulo 4. El príncipe enmascarado misteriosamente hermoso

Éditeur: Nyoi-Bo Studio

—Estamos aquí señorita— le habló el conductor al voltearse hacia ella. Luego alguien abrió la puerta para ella. Salió del auto vestida como una joven y pura princesa de blanco.

Miró alrededor y estaba sorprendida cuán hermoso estaba el lugar. Básicamente lucía como una mini mansión gris en un gran jardín. Aunque una cosa era rara, no vio plantas de floración alrededor. Todo estaba muy verde y fresco, pero aun así era raro.

Davi volteó su cabeza y se desplazó por todo el lugar una vez más y frunció el ceño en el momento en que se dio cuenta lo que estaba mal.

Sus cejas se arrugaron con el hecho de que habían solo dos colores en el lugar, verde oscuro y gris oscuro. Davi estaba desconcertada hasta que vio al guarda espaldas, Sr. Chen acercándose a ella junto con un honorable hombre de edad ya en sus setentas, así ella enfocó su atención en ellos.

—Señorita, por favor permítame presentarle al mayordomo de esta casa. Este es el Sr. Gou. Le puede pedir cualquier cosa que necesite.

Eh, ¿entonces él es un mayordomo? Davi no estaba segura de cómo reaccionar, así es que le hizo una reverencia como señal de respeto al anciano y los ojos de ambos hombres se deslumbraron.

—No, no. Por favor, no haga eso señorita. La preciada esposa de nuestro joven amo no debería reverenciar a un simple mayordomo como yo. El viejo hombre pareció muy compungido mientras que Davi no sabía si se suponía debía reír o llorar.

—Por cierto, señorita, el joven amo, quiero decir, su esposo estará aquí pronto— le mencionó el Sr. Chen y luego le pidió al mayordomo darle un tour por la casa mientras esperaba al jefe.

Davi aún parecía calmada, pero por alguna razón, ella se sintió muy nerviosa al momento de escuchar que su esposo venía en camino. El mayordomo le mostraba el alrededor pero su mente estaba vagabundeando. Ella pensaba en un montón de cosas, pensaba sobre su esposo, el hecho de porquéél no quería que le viera su rostro; porqué su gente no le decía nada acerca de él, ni siquiera su nombre.

Su mente estaba llena de preguntas cuando de repente se dio cuenta que habían regresado al extenso, lujoso y apagado salón donde habían empezado hace un rato.

—Muy bien, señorita, mi trabajo está hecho aquí. Ahora me regreso.

—¿Ah? ¿Dónde? ¿Me va a dejar aquí sola?

—Jaja, no se preocupe, joven señorita. Los mayordomos y sirvientas en la casa están solo a unos metros de aquí. Siempre puede llamarnos si necesita algo. Además, el joven amo ya está por llegar, así es que necesito irme ahora.

El mayordomo le dio una cálida sonrisa y se retiró de inmediato. Davi quedó sola en el extenso, silencioso y apagado salón. Ella miró alrededor y no veía nada. Ninguna foto colgaba de los grandes muros, tampoco había flores encima de las mesas. Después de un vistazo, Davi no sintió nada más que un vacío en esta lujosa y gris casa. El sentimiento de vacío era tan fuerte que Davi inconscientemente se abrazó a sí misma a medida que miraba la lámpara colgante color plateada.

—¿Está frío?

Una ligera y profunda voz de repente sonó en eco dentro de la casa y de inmediato hizo que los nervios de Davi se paralizaran por un momento. Ella no sabía por qué pero de repente sintió un escalofrío al escuchar su voz.

Después de un momento, ella podía escuchar sus ligeros pasos acercándose a ella, así es que se forzó a darse vuelta y mirarlo de frente.

—No, yo solo…— Davi no pudo continuar hablando. Ella repentinamente estaba atada de lengua cuando vio al hombre en frente.

En…¿enmascarado?

Sus ojos casi se salieron. Un hombre alto en un traje de sastre que mostraba perfectamente la forma impecable de su cuerpo, estaba parado en frente de ella…usando una máscara negra cubriendo su cara. La boca de Davi ligeramente se abrió inconscientemente mientras lo miraba. Ella no podía creer que este hombre, quien su cara ni siquiera podía ver, aún lucía muy hermoso. Incluso aunque ella pudiera ver tan solo sus labios sexys, ella no podía evitar sentirse seducida por su aparente belleza etérea escondida. Literalmente lucía como un hermoso príncipe enmascarado misteriosamente en una fiesta de máscaras pensada solo para semidioses.

—¿Quién eres tú? — Davi se forzó hablar atónita.

—Tu esposo.

El hombre respondió con la misma ligera, profunda y sexy voz. Sin embrago, su corta respuesta "tu esposo", fue suficiente para causar un caos dentro de ella. Las emociones de Davi literalmente se volvieron salvajes, contradiciéndose una a otra, que ella no sabía qué estaba sintiendo en este momento.

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