Todo lo que Lin Fan acababa de decir estaba aporreando con fuerza dentro de la cabeza del Ser Supremo, Cruel.
Justo como Lin Fan había dicho, aunque muriera, habría un nuevo Ser Supremo de la Raza Antigua que lo reemplazaría. Todo lo que poseía sería regalado a otros. Al mismo tiempo, sería la burla de los otros Seres Supremos.
Aquello no era algo que Cruel pudiera soportar. No había esperado tener que pagar con su vida al venir ahí para matar a ese tipo en aquella ocasión.
Y, dentro de ese tesoro místico, ni siquiera la Voluntad del Cielo pudo transmitirse. ¿Qué más podría hacer?
¿Admitir la derrota?
El pensamiento cruzó por su mente. No obstante, como Ser Supremo de la Raza Ancestral, ¿cómo iba a admitir la derrota? Por consiguiente, el Ser Supremo, Cruel, siguió esperando.
Dado que ese era el caso, solo podía seguir esperando hasta el final.
Esperar hasta que alguien reconociera la derrota primero.
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