En este momento, Lin Fan tenía ganas de llorar. De todas las cosas, ¿por qué tuvo que robar a otros? Si no hubiera robado a nadie, no estaría en posesión de este mapa del tesoro, ¿verdad?
Y ahora que estaba en serio peligro. ¿Qué iba a hacer?
El aura que rodea el altar se fue haciendo cada vez más fuerte a medida que el aura sagrada que la rodeaba disminuía poco a poco. Desde dentro del altar, una neblina negra comenzó a flotar también.
—¡Fuera... Su Majestad está saliendo...! —La niebla negra comenzó a tomar la forma de una silueta humana, pero allí no había un ser corpóreo, como si todo fuera humo. Desde el interior de la silueta, un par de ojos nítidos miraron ferozmente a Lin Fan, haciendo que su corazón latiera furiosamente.
Lin Fan se retiró unos pasos hacia atrás, mirando nerviosamente a la negra silueta.
—¡Qué quieres!
—¡Che... che...! —La voz de la niebla era fría y sombría, destrozando aún más los nervios de Lin Fan.
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