Cuando Ya Fei levantó su cabeza, ella accidentalmente vio que el rostro de Xiao Yan parecía algo rojo. En ese momento, el asombro y la sorpresa destellaron por su hermoso y exquisito rostro. Ella luego se cubrió la boca de inmediato y rio con voz cariñosa:
—Xiao Yan-didi, luego de no verte por tres años, no solo has madurado, también se has vuelto mucho más tímido.
—Siempre he sido muy tímido —Xiao Yan asintió y dijo con seriedad.
—Hace tres años no eras así. ¿Acaso Xiao Yan-didi lo ha olvidado? Cuando descubrí tu identidad esa vez fuiste muy grosero —una sonrisa destelló en los hermosos ojos de flores de melocotón mientras decía.
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