Encontró varios arañazos de diferentes tamaños por todo su cuerpo; todas eran marcas sangrientas dejadas por las uñas de esas dos mujeres.
La piel estaba intacta en algunos lugares, mientras que en otros lugares la sangre rezumaba en donde esas dos habían usado mucha fuerza.
En particular, su codo, tenía un corte profundo. Cuando el joven le dio unos golpecitos suavemente con un algodón y un ungüento, sus lágrimas fluyeron incontrolablemente hacia el brazo de ella.
Cuán desconsolado estaba...
¡¿Por qué habían tratado a su mami así?!
Su corazón le dolía hasta el punto de sentirse asfixiado.
Prefiere sentir el dolor él mismo que ver a su madre sufriendo.
El Pequeño Yichen arregló cuidadosamente su desordenado cabello, pero cuando le quitó la cinta que lo sujetaba y lo peinó, se le cayó un montón de pelo.
—Ah...
Asustado por ese suceso, sus ojos se enrojecieron aún más.
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