El gigante oso panda llamaba la atención entre la multitud con su cara redonda y esponjosa y su adorable mirada tonta. ¡Desde lejos, el juguete parecía haber cobrado vida y estar esperando su turno para entrar en la casa embrujada!
Ella miró más de cerca y vio que en realidad un niño llevaba ese peluche, sólo que el enorme juguete lo hacía desaparecer.
¡El peluche medía 1,5 metros de alto prácticamente escondía al niño de la vista!
Ella le dijo a su hijo:
―¡Me pregunto quién es tan bueno como para vencer ese juego!
―Me pregunto acerca de…
El chico antes de terminar lo que estaba diciendo, exclamó de repente felizmente:
―¡Mami, mami, es nuestro turno!
La empleada de la casa embrujada comenzó a verificar las entradas de los visitantes. Desde Yun Shishi hasta el Pequeño Yichen, fue pan comido, después de todo sólo había quince personas haciendo fila.
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