Lin Che dijo:
—Lo siento, tío Lu, aún no puedo aceptarlo, tampoco tienes que decir que me compensarás. Ni siquiera sabes quién soy, dónde estaba y mi vida pasada no tenía nada que ver contigo. No pensaré que tú eres el causante de mis problemas. Esta es mi propia vida, para empezar. No tiene nada que ver contigo, así que no tienes que sentir que tienes que compensarme.
Lu Qinyu contestó:
—Eh, qué buena chica eres. Pero cuanto más dices eso, más vergüenza siento de que tengas un padre como yo. Lo digo en serio, no merezco una hija tan buena como tú. Afortunadamente, no creciste bajo mi cuidado. Ya has visto cómo se comporta mi hija también. No resultaste ser como ella, no porque seas mi hija sino porque eres la hija de Su Cen, ella te enseñó muy bien.
Se sintió muy culpable y suspiró mientras bajaba la cabeza.
—Tío Lu, no digas eso.
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