Li Sicheng vio cómo su carita enrojecía. Le pareció divertido y sus labios se alzaron instintivamente en una sonrisa. Dio un paso adelante. Levantándolo él solo, le dio unas palmaditas en el trasero al niño y comentó: "Hablaremos de eso otra vez cuando seas mayor".
Li Jianqian comenzó a luchar descontento y gritó: "¡Papá! ¡Ya no soy un niño pequeño!".
Li Sicheng ignoró por completo su arrebato y lo llevó adentro.
Li Mosen miró a Li Jianqian con envidia pero aun así los siguió adentro.
Su expresión había sido presenciada por Luo Zhan, quien procedió a hacer sonar un silbato y caminar hacia él. Haciendo exactamente lo mismo que había hecho Li Sicheng, levantó al niño y declaró: "¡Vamos!".
Li Mosen se sorprendió al principio, pero recuperó los sentidos poco después y comenzó a revolotear de emoción mientras gritaba: "¡Déjalos, tío Luo Zhan!".
"¡Está bien!" Luo Zhan entró con pasos amplios y gritó: "¡Hola! ¡Nos vamos a jugar!".
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