Sin duda alguna, Gillian, la asistente del juego era muy útil. Aunque no podía demostrar sus poderes, al menos era capaz de ayudar de otra forma. Podía observar los alrededores de Rhode y aliviarle la carga.
Claro, esto se limitaba al entorno inmediato. No había forma de que pudiera ver o escuchar a mil kilómetros.
Para Gillian, esto era más que suficiente. No era humana, pero sus sentidos eran mucho mejores que los de uno. En este angosto y oscuro túnel, podía detectar con facilidad la distancia, dirección, velocidad y cantidad del enemigo gracias a su habilidad.
Rhode no podía hacer esto por sí mismo, por supuesto. Pero su habilidad para concentrarse era de primera calidad. Aunque sus acciones eran rápidas, cada movimiento que hacía contaba con una exhaustiva planificación y preparación.
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