Cuando Heidi bajó de su carruaje, notó que el carruaje que Nicholas había usado por la mañana estaba ahora debajo del cobertizo, lo que indicaba que estaba de vuelta en la mansión. Heidi debería haberse ido a su habitación, pero en vez de eso, sus pies la habían llevado hacia la habitación del Señor para hablarle sobre las cosas que ella aún no le había dicho. Sabía que era tarde, pero tendría que decirle en algún momento u otro porque eventualmente se enteraría. Él había creado una unión de almas, y sabiendo bien cómo la gente de allí trataba a los esclavos, ella tenía miedo de cómo se lo tomaría.
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