Cuando terminaron de desayunar, Yu Yuehan se levantó de su asiento, el mayordomo le entregó una chaqueta cortaviento y él la agarró sin apuro.
La chaqueta de color oscuro definía aún más su larga y esbelta figura,y lo hacía verse excepcionalmente encantador.
Aparte de ese aire de nobleza, él también parecía muy distante e inaccesible.
Cuando Nian Xiaomu se sentó en su silla con la mano sobre la barbilla, ella inclinó la cabeza y miró la imagen que tenía al frente. En su corazón, ella maldijo en silencio, ¡qué malvado!
Era una suerte que ella lo hubiese reclamado como suyo. De lo contrario, nadie sabría cuántas chicas jóvenes él estaría destruyendo.
Ella lo acompañó después de que él se pusiera la chaqueta.
Justo cuando Yu Yuehan estaba a punto de entrar al automóvil, se detuvo en sus pasos y la miró de refilón.
Un aura diabólica se filtraba a través de sus bonitos y coquetos ojos mientras él la miraba en silencio.
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