Al escuchar la pregunta de La Luna, el resto de los miembros del Club del Tarot notaron que el principal instigador del castigo había acabado sin nada qué hacer.
Según el plan establecido, todo lo que tenía que hacer era proporcionar el nombre, la dirección y la apariencia del objetivo y luego esperar el resultado. La Srta. Juicio se encargaría del seguimiento y de las investigaciones para descubrir los patrones de comportamiento del Sanguine. La Srta. Justicia y el Sr. Estrella elegirían una ubicación adecuada en función a lo recabado, para que el segundo induzca al objetivo a un estado inconsciente sin llamar la atención. Finalmente, la Srta. Justicia aprovecharía esa oportunidad para llevar a cabo un acto de hipnotismo, con lo cual haría que el Sanguine se traslade a la ubicación predeterminada.
En todo este proceso, La Luna no tenía nada qué hacer.
«Uh...»
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