La Madre Dao Mano de Diablo estaba de pie sobre las paredes del castillo, con el Diosrey a su lado. Permanecieron hombro con hombro, contemplando el lejano desierto. El ejército de Puerta Perfecta estaba allí, preparado para la batalla.
—¿Estás seguro de que no se han enterado de que has traído un Enviado de Todas las Cosas? —preguntó Mano de Diablo.
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