—Mi Señor... Ya he hecho lo que usted me ordenó y completé el intercambio con el Grupo Comercial de Neón... —Gara rezó frente a la estatua de Malar después de echar al Grupo Comercial de Neón.
—Grr... ¡GRR!
Una luz dorada descendió sobre él y la estatua soltó un rugido bestial. El consciente de Malar había descendido para dar un decreto sagrado. El chamán tendría que interpretar ese conjunto de sonidos correctamente, pero eso era algo natural para él. Gara asentía de tanto en tanto...
Al mismo tiempo, varios dioses se habían reunido dentro del reino divino de Malar.
—La Iglesia de la Serpiente Gigante es demasiado arrogante —dijo con desdén un dios orco. Su cuerpo estaba envuelto en una oscuridad extrañamente tranquila. Era Shargaas, el Dios Orco del Sigilo.
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