—Llegas justo a tiempo. Le he dado a Karen una poción tranquilizante, y debería estar comenzando el camino hacia la recuperación. ¡Lleva a todos de regreso a La Caleta de los Piratas! —Leylin metió un tubo de ensayo en una caja donde las cosas estaban cuidadosamente separadas.
—¿Vamos a volver? Entonces, ¿qué hay de ti? —preguntó Isabel sorprendida.
—Este lugar es muy interesante, me estoy alistando para una investigación extensa. Tiene que haber alguien que supervise las cosas en La Caleta de los Piratas... —había una expresión fanática en los ojos de Leylin. A la mayoría de los brujos les gustaba investigar todo tipo de cosas extrañas, por lo que Isabel no sospecharía en lo más mínimo.
Aun así, el peligro que había experimentado antes la había puesto bastante ansiosa. —Pero las cosas son muy peligrosas aquí...
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