Cybel miró a Leylin.
—Puedo tomar tres. No será un problema cuidar del único que sobra, ¿verdad? Después de todo, conseguiste matar al Cazador de Demonios Cyril. ¡No puedo esperar a presenciar cómo abres la batalla con tus grandes habilidades, con la esperanza de que termines rápido y ayudes a otros!
—¡No hay problema! —Leylin se frotó suavemente la nariz.
Cybel parecía estar en la cima del Reino Lucero del Alba e incluso podía enfrentar a tres Magos Luceros del Alba al mismo tiempo. No era de extrañar que los otros Hechiceros lo respetaran tanto.
Después de que el despliegue se hubiera establecido, Cybel dejó escapar un profundo suspiro, con un tono teñido de pesar.
—En realidad, Leylin, si tus mentores estuvieran presentes, estaríamos en una gran ventaja. Lástima... ¡Pero ya es demasiado tarde! Además, tú y sólo tú puedes encargarte de este asunto, sólo podemos proveerte de asistencia logística.
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