Kesha se sintió mareada y su cabeza daba vueltas, pero pronto cayó en unos fuertes brazos.
—Ley... ¡Leylin! —se sorprendió y gritó su nombre.
—Hermana, ¡parece que estás en una situación difícil! —Leylin se frotó la nariz y gentilmente bajó a Kesha. Luego le arrojó una poción.
—Esta es una poción purificadora, ¡puede eliminar la energía de la maldición de tu cuerpo! ¡Úsala lo antes posible!
—¡Gracias!
El rostro de Kesha brillaba con una sonrisa encantadora. Se sentía especialmente conmovida por haber escapado de la muerte
—¡Espera un momento! Eso... ¿También puedes darme una...? —el Mago Barbárico de piel verde rodó como un balón y estaba ansioso por complacer a Laylin.
—¿Eh? —Leylin miró a Kesha.
—¡Dáselo! Después de todo, ¡luchamos juntos! —Kesha asintió con la cabeza.
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