El cielo azul estaba cubierto de nubes blancas, un espectáculo maravilloso que parecía no tener fin.
Junto a una calle recta, una corriente sinuosa y clara fluía. En el lecho del riachuelo se podían ver claramente guijarros blancos y peces verdes.
—Mientras pasemos por este callejón, llegaremos a nuestro destino. Es una entrada al plano secreto, ubicada en el Cañón de Marat. Sólo nos tomará un día llegar hasta allí, así que podemos darnos el lujo de pasear por allí. ¿Deberíamos encontrar un lugar para descansar?
George miró el mapa amarillo dibujado en papel de pergamino y sacó una brújula. Comprobó su orientación y habló con Leylin y los demás mientras miraba hacia atrás.
—¿Detenernos? Si está tan cerca, ¿no sería mejor si fuésemos a descansar allí? —Sheila miró a George.
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