—Sí, nuestros bebés vendrán al mundo en algunos meses —cuando Qin Chu dijo eso, su mirada se volvió gentil.
—Entonces, ¿cuando piensas volver? —Qin Ning miró preocupada a su primo.
Qin Chu volteó con una sonrisa amarga.
—¿Cómo podría volver a verla en mi estado actual?
—No creo que vaya a importarle. Si se enterara que aún estás vivo, estaría muy feliz.
—Pero a mí me importa. Soy un hombre, un esposo y voy a ser el padre de gemelos. ¿Cómo se supone que voy a cuidar de ellos así? Además, nadie se encargó de Huo Siqian aún, lo que significa que todavía es una amenaza. Mian nunca vivirá en paz mientras él esté vivo.
—Pero contigo así, también es cruel con ella. Sé que te ha estado esperando.
Qin Chu no dijo nada, pero sus sentimientos confusos se notaban en sus ojos.
—Hermano, ¿es porque está viviendo en la casa de Su Yu?, ¿Es por eso que tú...?
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